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lunes, 24 de agosto de 2020

Construyendo un nuevo modelo para el crecimiento post COVID-19

En Perú es necesario adecuar un nuevo modelo sistémico para impulsar su crecimiento y desarrollo. La información recabada del proceso epidémico en curso sobre COVID-19, viene confirmando nuestra hipótesis inicial planteada luego de levantar y procesar datos de la epidemia de El cólera -casi tres décadas atrás_ asociados a la salud pública y teniendo como unidad de gestión a la cuenca hidrográfica, de la cual extraemos el nexo agua-alimento y energía como relaciones entre sus elementos que lo conforman.

Factores que influyen en la diferencia de mortalidad por COVID-19

Tanto las epidemias de las enfermedades infecciosas producidas por bacterias (El cólera) o virales (COVID-19) acontecidas en diferentes espacios de cuencas hidrográficas en territorio peruano - con impacto en la salud pública- nos permiten indicar la existencia de factores que marcan la diferencia de mortalidad causadas por estas epidemias, los cuales van estrechamente asociadas con la deficiencia -medidas en términos de acceso y disponibilidad- del agua para consumo humano, alimentación que reduce la capacidad de respuesta del sistema inmunológico,  y energía para la conservación de alimentos.  

Mortalidad como indicador

El cólera dejó en su paso por el Perú 2,909 fallecidos, sin embargo logramos tasas bajas de letalidad , pues menos del uno por ciento de los enfermos, murió; pero la media subía en las zonas rurales y dispersas como en caso de la Selva y Cajamarca, donde subió a 6% y 10%, respectivamente.
Sin embargo, con el actual proceso seguido por la enfermedad infecciosa COVID-19 en Perú, se cuenta con la cifra oficial de 27.453 fallecimientos, desde su aparición en la primera semana de marzo hasta el 22  de agosto del 2020, teniendo el 45% de fallecimientos localizados en la cuenca baja del río Rímac: Lima Metropolitana y El Callao. El otro detalle a tener presente es que de la cifra total de fallecidos, el 98.7 % fueron adultos y adultos mayores, concentrados en esta zona caliente.
La concurrencia de factores ambientales impactados genera una mayor morbimortalidad en la zona cero.
A los efectos de medir la magnitud del impacto en Lima metropolitana y Callao,me apoyaré en el cuadro elaborado por la Universidad Johns Hopkins donde se presenta la mayor cantidad de muertes proporcionalmente a sus casos o población de COVID-19, no necesariamente la mayoría de las muertes en general. En este, el Perú figura en el primer lugar del cuadro entre los veinte países actualmente más afectados por COVID-19 en todo el mundo, las barras en el cuadro muestran el número de muertes por cada 100 casos confirmados (tasa de letalidad observada) o por cada 100.000 habitantes (esto representa la población general de un país, con ambos casos confirmados y personas sanas). 
Perú destaca por el número de muertes debido a COVID-19 por cada 100 mil habitantes en el mundo

Triada ecológica : Agua-alimento-energía

Considerando que en una enfermedad infecciosa viral intervienen tres factores que interactúan entre sí sistémicamente: Virus, Hospedero y Medio Ambiente; identificamos a la falta de recurso agua para uso y consumo humano como un factor decisivo que hace la diferencia en la mortalidad por COVID-19, además de la seguridad y calidad alimentaria, seguido por la carencia de energía en hogares que no hacen posible contar con equipos para mantener refrigerados alimentos perecibles por varios dias, con lo cual las medidas de confinamiento obligatorio o cuarentenas establecidas no resultan eficientes, principalmente en los cordones y bolsones de pobreza extrema, donde se localizan las poblaciones altamente vulnerables, principalmente los adultos y adultos mayores.
El Perú, sabiéndose país megadiverso, descuidó elementos sustantivos inherentes al cambio climático, con los desastres naturales y subsecuentes epidemias como el Cólera y tres décadas después con el Covid-19, que constituyen indicadores de unas deficiencias estructurales que transcurrido un tiempo prudencial tenían que haberse encarado con Políticas de Estado definidas, planes ,programas y proyectos estratégicos priorizados.
En consecuencia, el modelo de crecimiento y desarrollo aplicado, se tornó insostenible, lo que científicamente evidenciamos en las cuencas de la costa y Lima, la ciudad que hoy se encuentra entre las capitales de países más impactadas del mundo por la Pandemia. 

Agenda pendiente

Quienes investigamos los procesos históricos en la región de las américas y especialmente en Perú -haciendo una suerte de prospectiva estratégica- visualizamos este escenario post desastre : un Estado que enajena responsabilidades ante la incapacidad de gestión en sus niveles de gobierno. Nos encontramos en un momento extremadamente crítico, no solo en salud, también la crisis es política, ambiental,social y económica que duda cabe.
En ese sentido, se requiere romper paradigmas y establecer modelos disruptivos para suplir el modelo de crecimiento aplicado que nos llevó a un desarrollo mal entendido, donde la corrupción penetra e inficiona tanto a personas naturales como jurídicas , debilitando la gobernanza y poniendo en riesgo la gobernabilidad del país. 
La Nación demanda de sus integrantes, la conjunción de sus mejores mentes en diferentes especialidades para aplicar en la praxis un modelo de desarrollo en diversos sectores que permita reducir la brecha existente, proceso que demandará esfuerzos de largo aliento, pero que estamos convencidos que por las raíces de nuestra cultura milenaria podremos superar los impases subsistentes, sólo depende de esta generación para que haga viable una mejor calidad de vida a las futuras generaciones, tomando el ejemplo de las pasadas generaciones en la región de las américas y el caribe, especialmente de este hermoso país llamado Perú.