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lunes, 31 de diciembre de 2018

Protección del agua en cabecera de cuenca : caso peruano

La bomba de tiempo de PPK

El artículo setenta y cinco de la Ley N° 29338- Ley de Recursos Hídricos en Perú, sobre protección del agua mencionaba que "El Estado reconoce como zonas ambientalmente vulnerables las cabeceras de cuenca donde se originan las aguas. La Autoridad Nacional, con opinión del Ministerio del Ambiente, puede declarar zonas intangibles en las que no se otorga ningún derecho para uso, disposición o vertimiento de agua".
La Ley N° 30640modifica el precitado artículo en los términos siguientes :  "El Estado reconoce como zonas ambientalmente vulnerables las cabeceras de cuenca donde se originan los cursos de agua de una red hidrográfica. La Autoridad Nacional, con opinión del Ministerio del Ambiente, puede declarar zonas intangibles en las que no se otorga ningún derecho para uso, disposición o vertimiento de agua. Esta Ley fue promulgada por el presidente renunciante PPK  y publicada en el diario oficial el Peruano el dieciséis de agosto del 2017. Desde esta fecha, la norma le dio un plazo ya vencido de un año a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) para que elabore el marco metodológico definiendo que se debe entender en el país de los Incas por "cabecera de cuenca".
La protección del agua en cabecera de cuenca un dilema generado en Perú

Un poco de historia

En las décadas de mi experiencia profesional sobre la dimensión de los sistemas de gestión ambiental y particularmente en agua, me llevaron a transitar por la aplicación de la Ley General de Aguas -  DL N° 17752  (1969) y el proceso de discusión para cambiar a la Ley de Recursos Hídricos (2009); esta última que fue modificada ocho años después, a mi juicio en forma apresurada e irresponsable por parte de la breve pero nefasta administración PPK. 
La errónea decisión del entonces mandatario renunciante soslayó los graves problemas de limitación territorial en las divisiones territoriales políticas existentes en el país, de igual forma no mensuró en el tiempo y espacio los avances en la aplicación de los instrumentos técnicos sustentatorios para el ordenamiento territorial (ZEE,EE,DIT,POT); con ello puso al país de espaldas a una Ley necesaria pero esquiva ad portas del Bicentenario de la Independencia del Perú,la misma que coadyuve en regular la organización político-administrativa del territorio, estableciendo el régimen jurídico e institucional del proceso de ordenamiento territorial y gestión del territorio para contribuir al desarrollo sostenible peruano.

Protección del agua en cuencas y competitividad

La administración Vizcarra, que se encuentra asumiendo el pasivo de PPK en Perú, enfrenta directamente las fallas y lagunas legales dejadas por su antecesor y en tal sentido emitió sendos decretos supremos :  El DS. N° 056-2018-PCM que aprueba la Política General de Gobierno al 2021, incluyendo los ejes y lineamientos prioritarios de Gobierno al 2021, considerando entre sus ejes, el “Crecimiento económico equitativo, competitivo y sostenible”;  y  el DS. N° 029-2018-PCM que aprueba el reglamento que regula las Políticas Nacionales, estableciendo que las Políticas Nacionales constituyen decisiones de política a través de las cuales se prioriza un conjunto de objetivos y acciones para resolver un determinado problema público de alcance nacional y sectorial o multisectorial en un periodo de tiempo. En este contexto emitió el DS. Nº 345-2018-EF (publicado hoy 31 DIC. 2018) que establece la Política Nacional de Competitividad y Productividad, considerando en el componente de Medio Ambiente el  promover la sostenibilidad ambiental en la operación de actividades económicas incorporando la sostenibilidad y competitividad, prácticas de sostenibilidad empresariales y generación de valor a partir de sus atributos, economía circular y ecoeficiencia, soluciones sostenibles y más limpias , y lineamientos de política ; los mismos que necesariamente deberán reflejarse en la metodología que elabore y presente la  ANA para referenciar la competitividad con la protección del agua en cabecera de cuencas del país.

Retos y desafíos que representa la cabecera de cuenca 

La Ley N° 30640, al establecer un plazo perentorio para que la ANA pueda elaborar un Marco Metodológico de Criterios Técnicos para la identificación, delimitación y zonificación de las Cabeceras de Cuenca de las vertientes hidrográficas del Pacífico, Atlántico y Lago Titicaca”, estaría abriendo una verdadera "Caja de Pandora" , tal como argumenta un artículo publicada en la documentada revista Energiminas - edición N° 61 de Abril del 2018, la misma que se encuentra alineada a los criterios técnicos que expusiera el suscrito en este espacio : origen de agua & cabecera de cuenca, publicada el 15 de febrero de 2012.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Necesaria recuperación de bosques de protección en Perú

Algunas cifras

Existe la imperiosa necesidad de recuperar los bosques de protección en el país de los incas, considerando que actualmente el 53% del territorio peruano (68 Millones de hectáreas) está compuesto por bosques (húmedo amazónico, seco y andino), presenta esta nueva configuración en razón a que el bosque natural peruano, que hasta hace sesenta (60) años atrás cubría más de 77 millones de hectáreas, al año 2017 cuenta con 68.577.351 hectáreas de bosques, esto equivale a una pérdida del 12% de su extensión original; según cifras oficiales proporcionadas por geobosques del Ministerio del Ambiente del Perú. 
Si sólo localizáramos  la situación del bosque amazónico del lado peruano, identificamos que la extensión original de estos bosques fue de 73.1 millones de hectáreas (antes de la colonización europea alrededor del año 1750) pero ahora solo quedan 67 millones. 
La mayor deforestación ocurrió en las últimas dos décadas. Un total de 2 millones de hectáreas de bosques primarios ya no existen en Perú desde el año 2000, según refiere el informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP por sus siglas en inglés). Las causas principales: minería ilegal, monocultivos, tala ilegal y construcción de carreteras.
Si a esto añadimos que de los más de 8 millones de hectáreas oficialmente deforestadas en la selva, se subutilizan en agricultura más de dos millones de hectáreas donde se elimina el bosque y a los pocos años después se abandona para migrar a otra área. En este contexto se estima que hasta el 60 % de los bosques que no fueron eliminados ha sido seriamente degradado por la extracción forestal selectiva, por caza o extracción abusivos, o por contaminación petrolera y minera. 
A mayor abundamiento, en el periodo 2001-2017 se perdieron 2.130.122 hectáreas y en la última década de este periodo se perdieron 1.5 millones de hectáreas de bosques nativos. Pero lo que resulta anecdótico ante la tendencia de reforestación mundial, es que en los últimos cinco años (periodo 2013-2017) se encuentren las mayores cifras anuales históricas de pérdida de bosques naturales en Perú : 177566 has. (Año 2014) ,164662 (2016) ,156462 (2015), 155914 (2017). 

Vulnerabilidad climática

No debería pues sorprender la calificación que realizan distintas instituciones mundiales respecto a la vulnerabilidad climática en el país de los incas, como es en el caso de Tyndall center de Inglaterra, que coloca al Perú en el tercer lugar de los países más vulnerables del planeta al cambio climático inmediatamente después de Bangladesh y Honduras.
Recordemos que la vulnerabilidad climática califica al grado de susceptibilidad de un territorio, que gradualmente varía según su exposición, sensibilidad, resiliencia y capacidad de adaptación al cambio climático.

Un problema de gestión

Es ampliamente conocido que Perú no cubre su propia demanda de productos forestales, siendo un importador neto pese a contar con millones de hectáreas de bosques. Pero este hecho no constituye el problema mas crítico si comparamos con las externalidades que se generan al haberse descuidado los bosques de protección en un país que presenta diversos pisos altitudinales con fuertes pendientes que son claves para el manejo de sus ciento cincuenta y nueve cuencas hidrográficas.
Ya expliqué en otros reportes anteriores que la mayor parte de los bosques naturales de la Selva Alta y muchos de los que están en Costa y Sierra no debieron, ni deben ser eliminados pues se encuentran en pendientes muy fuertes, altamente erosionables y porque generan fuentes de agua al captar y acumular el recurso hídrico. Preservarlos y recuperarlos no solo permitiría evitar desastres naturales que afectan vidas e infraestructuras sino que garantiza el abastecimiento de agua de calidad para las ciudades y agricultura de los valles, mantiene estable el caudal y el cauces de los ríos, controla la erosión e impactos por abrasión  y, también alberga gran parte de la biodiversidad y del potencial turístico del país. 
Pero los bosques de vocación protectora -el término incluye toda la vegetación natural como el caso de la caña brava y bambú- no se restringen a los que cubren las fuertes pendientes andinas. En suma, la función protectora del bosque y de la vegetación natural se extiende asimismo a las riberas de ríos, lagos, lagunas, vasos comunicantes, cabeceras de cuenca,etc.  Sin la vegetación protectora, la erosión y sedimentación son galopantes, generando ingentes y millonarias pérdidas económicas y de vidas anualmente al país. 
Bosque de protección con caña brava en selva alta peruana 

Escasa prevención en manejo de cuencas

Si tomamos a modo de ejemplo el año 2018; en Enero registramos la información que los gobiernos regionales de Áncash, Piura y Lambayeque, golpeados por El Niño costero del 2017-2018, ejecutaron menos del 70% de su presupuesto contra desastres; siguiendo esta tendencia, cerrando el año 2018 se mantiene la poca ejecución del presupuesto previsto para la reducción de vulnerabilidades y atención de emergencias pues sólo se ejecutó 60.9 % del presupuesto, que dicho en otras palabras, el Estado ha dejado de usar S/. 1.057 millones en prevenir desastres. Según información del diario El Comercio, la ejecución presupuestal en Tumbes (67.8%) , Lambayeque (46.9%) y Piura (38.7%), no lograron cumplir los objetivos previstos para la prevención.
De otro lado se tiene que un total de 317 distritos ubicados en nueve regiones de la sierra del país presentan un riesgo muy alto de afectación por deslizamientos, huaicos u otro tipo de movimientos de masa, tras el inicio de lluvias pronosticadas por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología. Así lo advirtió el Centro Nacional de Estimación, Prevención Reducción del Riesgo de DesastresDe acuerdo al escenario de riesgos emitido por esa institución, el departamento de Áncash comprende 74 distritos en esa situación de riesgo, seguido de Cajamarca (68), La Libertad (50), Huancavelica (40), Huánuco (34), entre otras.
En estricto, las zonas identificadas como altamente vulnerables, coinciden con las áreas deforestadas donde se afectaron los bosques de protección en Perú; demandando su atención con el mejoramiento de la calidad del gasto en los presupuestos públicos. 

Agenda pendiente

Perú ha suscrito la iniciativa global que busca estimular la concientización y el compromiso de la rehabilitación de los ecosistemas boscosos para crear un enlace entre la mitigación, la adaptación basada en el uso de la tierra, y las iniciativas piloto que se desarrollan en siete países, ello implica el compromiso de restaurar 3,2 millones de hectáreas de tierras degradadas hasta el año 2020, a través de plantaciones productivas y recuperación de las funciones ecosistémicas.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Ejes prioritarios del ejecutivo peruano para reforestar

En la reunión de gobierno regional ejecutivo de diciembre 2018 en Perú(noveno país en extensión de bosques a nivel mundial y el segundo,con mayor extensión en la Amazonía), se presentaron acciones conjuntas entre los ministerios del ambiente, energía y minas, y agricultura y riego;los cuales fueron difundidas por INFOREGION.
La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, presentó los ejes prioritarios del poder Ejecutivo para combatir la deforestación en el país,teniendo en cuenta que el 57% del territorio nacional (73 Millones de hectáreas) está compuesto por bosques (húmedo amazónico, seco y andino), que albergan una gran variedad de flora y fauna.

Primer Eje_Institucionalidad y gobernanza 

A través del cual se articulan las políticas sectoriales vinculadas a los recursos naturales, así como implementar planes de lucha contra la deforestación e implementar unidades de gestión forestal y de fauna silvestre en la Amazonía. Dijo que sin institucionalidad y si un Estado fortalecido no se podrá enfrentar con éxito este tema.

Segundo Eje_Gestión integral del territorio

Tiene como meta al 2021 que las 25 regiones del país cuenten con una zonificación ecológica y económica, lo que permitirá conocer los beneficios y limitaciones ambientales del país, entre otros aspectos que benefician o afectan a la población. Eso significa tener un aprovechamiento sostenible con un manejo integral del territorio. “La lucha contra las actividades ilegales es importante y nos vamos a organizar mejor”, añadió.

Tercer Eje_Producción sostenible

Está referido a la . Esto tiene como objetivo, para el Bicentenario, lograr la reforestación de 170 mil hectáreas degradadas mediante la instalación de plantaciones forestales con fines múltiples, así como facilitar y ampliar el acceso a mercados relacionados a la producción sostenible y bionegocios, entre otros. En esta línea, Fabiola Muñoz resaltó el crecimiento que ha registrado el turismo de naturaleza y la contribución social de los bosques en el país. “El capital natural más importante que tienen las familias indígenas son los bosques”, acotó. Durante su exposición, indicó que “si no tenemos bosques nos vamos a quedar sin agua, y si los seguimos cortando, vamos a tener menos glaciales y menos agua. Es imperativo parar la deforestación”. La elaboración y definición de estos ejes se desarrolló de manera conjunta entre los ministerios de Ambiente, de Energía y Minas, y Agricultura y Riego. 

Cuarto Eje_Lucha contra actividades económicas ilegales

Estuvo a cargo del ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, quien se refirió a la conformación de un comité especial para el manejo sostenible de recursos naturales en Madre de Dios para que en un plazo de tres meses haga un diagnóstico integral sobre el tema, y otra comisión especial que en un plazo de seis meses haga una propuesta integral que permita contar con un catastro integrado respecto a la minería informal. A su turno, el ministro de Agricultura, Gustavo Mostajo, dijo que los bosques son una fuente importante de biodiversidad y cumplen un rol importante en el desarrollo del país. “La lucha contra la deforestación es una prioridad del Estado peruano”, acotó".

lunes, 17 de diciembre de 2018

Gestión forestal en país Amazónico : El caso peruano

En Perú se está escribiendo una etapa importante en el proceso histórico referente a la gestión forestal en un país amazónico que realiza marcados esfuerzos para alcanzar su desarrollo sostenible.
Como una condición de trabajo se presenta la lucha frente a la corrupción sistémica en el país, que penetró e inficionó hasta los funcionarios mas altos en los tres niveles de gestión del gobierno, implosionando con el enfrentamiento entre el ejecutivo y el legislativo. Asimismo, cuenta con un poder Legislativo lento de reflejos para identificar los grandes temas nacionales que demandan legislar a efectos de fortalecer políticas de Estado; legitimando un referéndum nacional que convalidó el conocimiento científico sobre los problemas de gobernanza y gobernabilidad existentes de larga data  y que merecen atención por parte del Estado.
No podemos  soslayar el rol desempeñado bajo el radar de las Leyes por el poder judicial, debiéndose anotar como un hito en casi doscientos años de vida republicana, "la primera sentencia condenatoria" dictada por la corte superior de justicia de Lambayeque- Expediente N° 3243-2017-66- al autor del delito contra los recursos naturales en su figura contra bosques o formaciones boscosas en su forma agravada.
Debo precisar que en mi paso por la primera maestría en ciencias ambientales de la Universidad Nacional Agraria La Molina, pude contrastar con los enfoques , sobre el tema gestión forestal, recabados en mi alma mater la Universidad Nacional de Ingeniería, encontrando grandes coincidencias con investigadores sobre la materia, tal es el caso de Marc y Axel Dourojeanni, entre otros  expertos.
Algunas de mis opiniones sobre el particular fueron transmitidas al centro Mundial para el seguimiento de la Conservación de ONU Medio Ambiente ( UNEP-WCMC, por sus siglas en inglés) vinculadas a la ingeniería para aumentar la resiliencia de infraestructuras hacia riesgos de desastres naturales, sin embargo, suscribo en todos los extremos lo expresado por Marc Dourojeanni respecto a los "ocho errores capitales de la gestión forestal en el Perú" publicado en actualidad ambiental :
Es bien conocido que el sector forestal peruano no satisface las expectativas de la sociedad. Esa es una realidad que es evidente cuando se sabe que, pese a ocupar el noveno lugar en el mundo por la extensión de sus bosques, ni siquiera consigue abastecer su propia demanda de productos forestales. Además, los bosques peruanos están siendo destruidos y degradados a un ritmo creciente, con graves impactos ambientales. Una de las principales causas de esta situación es el estilo de gestión forestal que se reitera por décadas, pese a las evidencias de su fracaso.
Bosques amazónicos en Perú son degradados a un ritmo creciente
En esta nota se resume esa situación mencionando sus ocho errores principales.
Que algo anda mal en el sector forestal peruano no es novedad. Esa es una realidad que se prolonga por décadas y que es evidente con: 
(i) la pérdida anual de enormes extensiones de bosques valiosos literalmente transformados en humo, agravando el cambio climático,(ii) la gran superficie deforestada y habilitada para agricultura o pecuaria que no produce nada o casi nada cada año,(iii) la informalidad que domina la extracción de madera así como de otros productos del bosque,(iv) la reiterada vergüenza de tener que admitir que gran parte de la madera exportada es ilegal y,(v) una reforestación mínima si comparada con el potencial y con lo que hacen los países vecinos. 
Pero la mejor prueba de que existe un grave problema es que el sector forestal de un país como el Perú, que ocupa el noveno lugar entre todos los países del mundo por su extensión de bosques, no contribuye ni con el 1% de su PBI y que, para colmo, es un importador neto de productos forestales.
Una de las principales causas directas del mal uso del patrimonio forestal es la persistencia en un estilo de gestión forestal que, después de cinco leyes en 50 años, las que machacaron todas sobre la misma tecla, ha demostrado que no funciona. Ocho importantes errores persisten.

Algunas cifras

El bosque natural peruano, que hasta hace 60 años cubría más de 77 millones de hectáreas, hoy ha perdido entre 12  y  18 % de su extensión original, según los parámetros que se usen para el cálculo. Apenas entre los años 2000 y 2017 se ha derrumbado y quemado 2,1 millones de hectáreas, que fueron sustituidas por una agricultura precaria o por bosques secundarios de bajo valor. En 2016 se eliminó 164.700 hectáreas de bosques nativos.
De los más de 8 millones de hectáreas oficialmente deforestadas en la Selva –en realidad, la deforestación acumulada es mucho mayor- mal se usa para  agricultura unos 2,2 millones de hectáreas que producen, cada una, varias veces menos de lo que podría si se le aprovechara medianamente bien aprovechando la tecnología agrícola disponible. Dicho de otro modo, se elimina el bosque pero pocos años después  se abandona casi sin uso la mayor parte de la tierra ya habilitada.
De otra parte, la explotación forestal actual es agotante y nunca alcanzó a producir siquiera el 1% del PBI, de lo que la mayor parte es leña.  Por no respetar pautas técnicas ni las reglas establecidas, esa explotación degrada algunos millones de hectáreas a cada año. Se estima que  hasta el 60 % de los bosques que no fueron eliminados  ha sido seriamente degradado por la extracción forestal selectiva, por caza o extracción abusivos, o por contaminación petrolera y minera. 
Finalmente, pese a que el Perú posee más de 10 millones de hectáreas aptas para la reforestación, sus plantaciones forestales ocupan una extensión ínfima  y son de baja productividad, en especial si se compara esa situación con la de sus vecinos Chile y Brasil. Por todo eso el Perú no cubre su propia demanda, siendo un importador neto de productos forestales.

¿Por qué ocurre eso?

Esto ocurre, obviamente, porque la pobreza y la ignorancia aún predominan en la sociedad, acarreando informalidad y corrupción y asegurando la permanencia de una clase política que solo piensa en darse bien pero no en construir el país que es deseable.  En ese tipo de sociedades lo urgente siempre pasa delante de lo importante y, por eso, todo va de mal en peor. Pero eso no es novedad. Ese contexto sociopolítico tiene muchas facetas que impactan directamente en la cuestión forestal como, por ejemplo, el atraso considerable de la regularización de la tenencia de la tierra en la Selva y que, los pocos que se proponen cumplir las reglas sufren la presión de la burocracia mientras que los que las violan no enfrentan problemas.
Entonces, para el pobre que no tiene alternativa, así como para el rico que sólo piensa en ser más rico en una sociedad sin control social, la única opción viable, además de fácil y rentable, es deforestar para plantar, criar vacas o sacar oro aluvial, y asimismo, degradar el bosque tirando desordenadamente sus maderas y cualquier producto de valor que contenga.
La gestión forestal, en ese contexto, enfrenta dificultades casi insalvables para racionalizar el uso y asegurar la conservación del recurso a su cargo. Pero parte importante de la causa de este escenario tan desfavorable está en el propio sector forestal peruano que persiste en un estilo de gestión que ya demostró no funcionar dada la realidad socioeconómica.

Primer error. 

No aceptar plenamente que los servicios ambientales del bosque natural son más importantes que su rentabilidad económica convencional.
Cualquier análisis económico integral demuestra que el bosque es mucho más valioso por sus servicios ambientales que como productor de madera y otros bienes. Si bien hay una cierta compatibilidad entre ambas opciones de aprovechar los beneficios del bosque, ésta es difícil de alcanzar ya que implica aplicar el concepto de sostenibilidad que, como se sabe, en gran medida es una utopía. Para el futuro de cualquier nación es mucho más importante tener bosques naturales que explotarlos. La madera puede ser reemplazada por otros materiales, como plástico y metales. Pero  la calidad del aire, la disponibilidad de agua, la regulación del clima  y el mantenimiento de la diversidad biológica, son insustituibles y, lo que es más importante, son esenciales para la vida.
Esta realidad ha tomado mayor vigencia con las evidencias de la importancia del bosque tropical como sumidero de carbono tanto en la biomasa como en el subsuelo y del impacto de su liberación con relación al cambio climático. La confirmación de la teoría de los “ríos voladores” cuya fuente es la transpiración de los bosques amazónicos  ha agregado otra dimensión enorme a esas realidades.  El problema es que esos servicios para los peruanos y para la humanidad, a pesar de las interminables discusiones internas e internacionales, no han culminado en pagar efectivamente a los que cuidan del bosque.
La consecuencia práctica de esa situación es, que a pesar de los esfuerzos de la corriente conocida como economía ecológica, los aportes de los servicios ambientales no han penetrado en las mediciones y cálculos de la economía convencional. Es decir que las promesas de retribución concreta, en dólares contantes y sonantes, por conservar bosques para frenar el cambio climático o para proveer agua limpia y regular a las ciudades, no se han materializado.
Pero ese momento, aunque demore, llegará sin duda. Mientras tanto, hay muchas opciones bien conocidas de hacer más rentable el aprovechamiento sostenible del bosque…. Pero todas esas opciones son posibles si existe respeto a la ley… y siempre y cuando la ley sea sensata, lo que no es el caso.

Segundo error.

La responsabilidad del manejo de los bosques naturales  públicos debe ser del Estado, pero este deja el problema al sector privado.
Es preciso recordar que el manejo forestal es la expresión final y la más  decisiva de la gestión forestal. En términos legales, la gestión forestal es en teoría ejercida por el Estado. Pero eso no ocurre con su última y más importante etapa que es el manejo forestal que es delegado en el sector privado.
Si el bosque natural es antes que todo un proveedor de servicios ambientales fundamentales que, por definición, son para la sociedad en su conjunto, la responsabilidad de su conservación y/o uso prudente  debe corresponder principalmente al Estado y no a los eventuales usuarios. Pero no es así.  Desde la primera ley forestal peruana, en 1963 y hasta la actualidad, la responsabilidad primaria del manejo sostenible de los bosques naturales públicos reposa en el sector privado a través de contratos y ahora de concesiones en los bosques de producción, no siendo ejercida directamente por el Estado. Éste, apenas define las normas generales y pretende supervisar su aplicación.  Dicho de otro modo, el Estado actualmente tiene la pretensión de  hacer la gestión del recurso pero deja el manejo, en el mismo bosque, a intereses económicos particulares. La supervisión del manejo es, lamentablemente, muy deficiente y por eso, en la realidad, los madereros o las empresas forestales prácticamente hacen lo que quieren.
Los planes de manejo forestal que son preparados por las empresas para cada concesión son, en general, basados en inventarios forestales deficientes y aunque eventualmente los planes sean de calidad razonable raramente son aplicados y nunca lo son en forma consistente  a lo largo del tiempo. Apenas son documentos rituales para poder explotar, transportar y comerciar la madera. El resultado es que tanto como el 90% de la madera extraída de los bosques naturales amazónicos es técnicamente  ilegal, lo que significa que su extracción compromete la capacidad de esos bosques de continuar brindando los servicios ambientales. Los esfuerzos del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), del   Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor) y de las administraciones forestales regionales no consiguen evitar esa situación ya que además de no disponer de los medios para hacerlo, tampoco “tienen la sartén por el mango”. Les resulta imposible supervisar lo que ocurre en 17,8 millones de hectáreas, de las que 9,4 millones están concedidos a cerca de 2.000 empresas, sin mencionar otras modalidades de extracción, como 3 a 4.000 permisos y autorizaciones.  Por eso, las concesiones forestales han sido un fracaso en términos de manejo sostenible, como constatado por el Osinfor, por la Defensoría del Pueblo  y, asimismo,  evidenciado por la alta desistencia de empresas concesionarias.
Por esos motivos el cambio más drástico pero indispensable es dar al Estado, la responsabilidad completa sobre el manejo del bosque natural, como la tiene ya sobre la gestión del recurso a nivel nacional. Es decir que los planes de manejo deben ser realizados por las agencias del gobierno competentes, como el antes mencionado Serfor y las administraciones forestales regionales y, esas mismas agencias, deben ejecutar su aplicación.

Tercer error.

Asumir que el manejo de los bosques naturales ejercido por el Estado obstaculizaría el aprovechamiento de los bosques naturales por el sector privado.
La propuesta de que el manejo forestal sea realizado directamente por el Estado no reduce el rol del sector privado que continúa siendo el responsable de extraer la madera del bosque, transportarla, procesarla y comercializarla. Lo único que cambia es que la tan criticada y hasta ahora ineficiente estrategia de dar concesiones grandes -o pequeñas- sobre el recurso forestal es reemplazada por subastas periódicas del volumen y de las especies de madera que pueden ser extraídos del bosque, de acuerdo al plan de manejo de cada unidad de manejo.  El plan de manejo de los bosques administrados por cada unidad forestal debe considerar abastecer, en la medida de lo posible, la demanda de las  industrias localizadas en ese ámbito. Esos planes son, obviamente, discutidos y aprobados con participación plena de todos los actores locales y su aplicación es supervisada con participación de la sociedad local, en especial de las industrias madereras que aprovechan la madera de esos bosques.
Esa es la forma en que se manejan los bosques naturales –a veces reconstituidos y naturalizados- públicos de la mayoría de los países desarrollados, a veces  desde hace siglos, y el buen estado productivo de los bosques en esos países demuestra que funciona bien y que la convivencia entre producción y conservación, aunque difícil, es posible. El sector privado, cuando explota bosques públicos, se libera de todos los costos y problemas que acarrea ser responsable del manejo. Por ejemplo, disponer de profesionales especializados en manejo, gastos de guardianía para evitar invasiones, costosas certificaciones o soportar las supervisiones periódicas por parte de reparticiones del gobierno. Apenas debe, cuándo entra al bosque a sacar la madera que ha comprado, cumplir las exigencias propias de la extracción, establecidas en el concurso al que aplicó.
El costo del manejo por el propio gobierno debe ser cubierto por el precio de la madera en pie –canon forestal- que es vendida por el gobierno. Con esos recursos, cuyo uso siempre es supervisado por  todos los actores locales al nivel de la unidad de manejo mediante consejos de gestión forestal, la autoridad forestal local contrata empresas que construyen las vías de extracción, hacen las labores silviculturales y vigilan el cumplimiento de la ley. Es obvio que eso implica un cierto crecimiento de la administración pública forestal, pero nada que no pueda ser cubierto por la producción maderera de bosques bien manejados.

Cuarto error. 

No dar a la madera de bosques naturales amazónicos el valor que realmente tiene.
La madera de los árboles nativos tropicales debe ser tratada como un producto muy precioso. No solamente por su belleza, raridad y diversidad, sino porque en muchos casos es el resultado de siglos de crecimiento lento, totalmente orgánico y natural. Cedro y caoba, entre tantas otras que tienen gran demanda internacional y que por eso generan hasta operaciones sofisticadas de contrabando y de corrupción, son apenas algunas del más de un millar de especies de maderas valiosísimas y hasta ahora totalmente desperdiciadas. Las maderas “baratas”, que si no son quemadas durante el desbosque, son en general usadas para cajonería, muebles populares o encofrados en la construcción civil cuando, si bien tratadas, son verdaderas maravillas para su uso en mueblería fina u para otros usos especiales y muy nobles.
No importa si se las exporta como productos acabados o semi-procesados o simplemente como trozas. Lo importante es que, desde el momento de su cosecha se las trate como se merecen. Es decir como si fueran la mejor uva para el vino más sofisticado o como si fueran el tabaco de alta calidad que dará lugar a los más finos cigarros. La madera amazónica, cuando escapa al desprecio, desperdicio  y mal trato que se le da en la región, se transforma en muchos de los productos más caros y preciosos del mundo. Se debe, pues, producirla con cariño y cobrar el alto precio que realmente tiene y abastecer una gran demanda crecientemente insatisfecha. Apenas hacer saber y promover la decisión de conducir la explotación maderera a ese escalón de calidad, puede rentabilizar el manejo forestal productivo sin perjuicio para los servicios ambientales.

Quinto error.

Pulverizar la gestión forestal en tres ministerios y en las regiones y en muchas agencias y reparticiones.
De otra parte, en la actualidad, el pequeño sector forestal está literalmente descuartizado entre tres ministerios y los gobiernos regionales.  Una parte está en Agricultura (el Serfor), otra en Ambiente (Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático), otra está en la Presidencia del Consejo de Ministros (el Osinfor) y, finalmente, mucho recae en las desimplementadas administraciones regionales. La separación de funciones no es clara, existe descoordinación así como competencia desleal entre esas agencias tanto por fondos como por poder y, claro, los costos de la gestión forestal son innecesariamente multiplicados.
Aunque en beneficio de la descentralización y desconcentración de la administración pública sea necesario mantener y ampliar la regionalización, las otras tres agencias podrían estar todas reunidas en un solo sector. No hay, realmente, justificación actualmente válida para mantenerlas separadas. Más aún si se lleva en cuenta la absurda división de la gestión del recurso fauna, tema en el que no se entra en esta breve discusión.

Sexto error. 

El comando de la gestión de los bosques naturales debe ser del Ministerio del Ambiente.
Si la función principal del bosque natural y de su manejo es brindar servicios ambientales y si la producción de madera y de otros productos del bosque natural puede lograrse manteniendo razonablemente esa función, su gestión debe ser hecha por el sector del Estado que se ocupa del ambiente. De hecho ya son pocos los países en que la gestión del bosque natural aún se encuentra bajo comando del sector agropecuario, precisamente por las razones antes expuestas. En países donde el desarrollo forestal es muy importante existe una institucionalidad de nivel ministerial propia.  En otros, la mayoría, se le ha asignado a los ministerios que se ocupan del ambiente
Es que hay un antagonismo fundamental entre la función precipua del sector agrario -es decir la producción de alimentos y otros bienes- y la función de conservar los bosques naturales por la importancia de sus servicios ambientales. En efecto, antes de la actual explosión de minería ilegal, la agricultura era la única y aún es la principal causa de la deforestación. El subsector forestal, dentro del sector agrario, siempre ha sido secundario y sometido a decisiones fundamentadas en la constante necesidad de aumentar la producción agropecuaria. Es, en gran parte por eso que el subsector forestal peruano nunca consiguió desarrollarse bien.
El sector Ambiente ya es parcialmente responsable de la gestión de los bosques naturales. En efecto, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) está a cargo de la preservación y manejo, inclusive productivo de bosques en algunas categorías de áreas protegidas, sobre unos 20 millones de hectáreas de bosques y otras áreas naturales. Este sector, asimismo, es responsable por el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático que prioriza, por ejemplo, trabajar en tierras indígenas. Esas dos dependencias deben intervenir en más del 50% de los bosques del Perú y administrar  otro tanto de los  fondos destinados a los bosques naturales en el país.   Nada más lógico, pues, que entregarle el resto.
Es decir que el Serfor debería ser integrado al sector Ambiente y que este, a su vez, debería absorber al Programa Nacional de Bosques y quizá al Osinfor, simplificando la burocracia. El Osinfor fue un resultado del Acuerdo de Promoción Comercial Perú – EEUU, para combatir la corrupción en el sector forestal. Si el manejo forestal es realizado por el propio Estado, el Osinfor pierde parte de su razón de ser. Puede convertirse en un órgano de control interno, aunque para eso ya existen otros mecanismos en cada ministerio.

Séptimo error. 

Escaso apoyo efectivo a la reforestación con fines de producción.
Los bosques naturales son esenciales para mantener servicios ambientales pero los bosques cultivados son o deben ser la base de la producción forestal industrial. Pinos y eucaliptos no se siembran, en general, para mejorar el ambiente y si para producir madera o resinas que alimentan industrias mecánicas o químicas. No hay gran diferencia entre plantar eucaliptos y plantar cacao, café o palma aceitera. Es un tema perfectamente coherente con las responsabilidades de cualquier ministerio de agricultura.
La reforestación con fines industriales merece mucho más atención de la que recibe dentro de un servicio forestal convencional que tiene, como en el Perú, una larga tradición, aunque haya sido poco exitosa, de dedicación al bosque natural. La reforestación merece tener, en la administración pública, en el Ministerio de Agricultura, una institución propia y especializada, con rango elevado, similar al que se otorga a la agricultura o a la ganadería, a las que es en todo comparable. Potencialmente la silvicultura tiene tantas o más posibilidades de expansión que esas dos actividades juntas, especialmente ocupando las tierras deforestadas abandonadas o subutilizadas. Para desarrollar la reforestación en gran escala también se necesita mucha dedicación a la creación de una estrategia de incentivos económicos propia, como se ha hecho para lanzar los programas silvícolas de Chile y Brasil, cuyos PBI forestal son muy importantes gracias a la reforestación y  no a la explotación de sus bosques naturales.
Existe, como siempre, una área gris entre la reforestación para producción y la reforestación para restauración de ecosistemas degradados en la que el objetivo económico directo – producción de madera- es subsidiario al objetivo de conservar el suelo o de garantizar el abastecimiento de agua a centros urbanos o áreas agrícolas. En esos casos, es decir en los que están relacionados al manejo de cuencas hidrográficas, la coordinación intersectorial debe resolver lo que se hace en cada situación.

Octavo error. 

Descuidar los bosques de protección o protectores que en un país montañoso como el Perú son claves para el manejo de las cuencas hidrográficas.
Los estudios disponibles sobre la capacidad de uso mayor de los suelos del Perú indican que en la Selva existen casi 19 millones de hectáreas, es decir grosso modo un 25% de esa región, cuyos suelos sólo serían aptos para ser conservados o protegidos. Aunque esa cifra puede ser discutible es evidente que la mayor parte de los bosques naturales de la Selva Alta y muchos de los que están en Costa y Sierra no deben ser eliminados pues se encuentran en pendientes muy fuertes, altamente erosionables y porque captan y acumulan agua. Mantenerlos no solo permite evitar desastres naturales que afectan vidas e infraestructuras sino que garantiza el abastecimiento de agua de calidad para las ciudades y agricultura de los valles, mantiene estable el caudal y el cauces de los ríos  y, también alberga gran parte de la biodiversidad y del potencial turístico del país.
Pero los bosques de vocación protectora -el término incluye toda la vegetación natural- no se restringen a los que cubren las fuertes pendientes andinas. En realidad la función protectora del bosque y de la vegetación natural se extiende asimismo a las riberas de ríos, lagos y lagunas; a las nacientes de agua, al tope de las montañas, a la que cubre y fija las dunas, etc. Sin la vegetación protectora en la borda de los ríos estos reciben muchos sedimentos, salen del cauce y destruyen cultivos y viviendas, la calidad del agua que conducen se deteriora y, por ejemplo, en el caso de las dunas, éstas avanzan sobre los pueblos y la agricultura.
Lo curioso es que a pesar de lo anterior, que es indiscutible, los únicos bosques de protección y protectores que existen en el Perú cubren apenas 570.000 ha, es decir poco más del 0,8% de lo que realmente debería estar muy bien cuidado apenas en la Selva y quizá apenas 0,4% de lo que debería estar protegido en todo el territorio nacional. Es verdad que parte de los bosques con vocación protectora ocurren, en mayor o menor proporción, dentro de la mayoría de las áreas naturales protegidas, tales como parques, santuarios y reservas nacionales o comunales -que dependen del Sernanp- y en algunas otras áreas naturales protegidas regionales o particulares.    Quizá se cubra así hasta un 20% de lo que debería ser protegido en la Selva bajo el criterio de bosques de protección.   El resto, o sea la mayor parte de esos bosques, está dentro de tierras públicas no alocadas y en gran parte dentro de tierras de comunidades campesinas y nativas y, obviamente, también en propiedades privadas, grandes o pequeñas.
Esta situación deriva de un error iniciado con la ley forestal de 1975 y que, como otros errores, ha sido perpetuado en las leyes siguientes. El resultado es que, para defenderlos, se ha optado por crear una categoría especial de área natural protegida con el nombre de “bosques de protección” (Sernanp)  que requieren de un complejo ritual de creación, planos de manejo, presupuesto individual para infraestructura, personal, etc.  Por eso es que se crearon tan pocos y se abandonó la mayor parte. Ocurre que es simplemente imposible cuidar esos bosques en forma individualizada. Esos bosques cubren una extensión enorme y están en todas partes. Por eso, en casi todos los demás países del mundo, ese tipo de vegetación protectora es protegido por el simple efecto de una ley y no requiere declaraciones específicas que son apropiadas para las verdaderas áreas naturales protegidas, cuya función primordial es la conservación de muestras representativas de los ecosistemas y de la biodiversidad.
Decidir cuál es el pendiente límite -en general por encima de 45º- o el ancho del bosque a ser protegida en la ribera de los cursos de agua –que depende del caudal- es un tema técnico, variable con una serie de situaciones, que debe ser reflejado en la ley.  Pero, las normas deben ser claras y muy simples de aplicar y verificar. La responsabilidad de proteger esos espacios es de cada ciudadano y de cada propietario y, como en el Brasil entre otros países, ese tipo de legislación es estrictamente aplicado por las autoridades agrarias, forestales y ambientales y asimismo por el Ministerio Público, pues no respetarlo implica perjuicios graves a toda la sociedad.  En el Brasil la falta de respeto a esa legislación implica imposibilidad de conseguir préstamos agrarios; venta, compra o alquiler de propiedades rurales, además de multas y de la obligación de recuperar o compensar los bosques destruidos.

Conclusión

Hay algunos aspectos de la gestión forestal del último medio siglo que funcionaron bastante bien. Ese ha sido el caso, en especial, del tema de las áreas naturales protegidas que a pesar de las limitaciones presupuestales  ha asegurado la conservación de la mayor parte de la diversidad biológica del Perú y estimulado un creciente turismo nacional e internacional, entre otros progresos indiscutibles. Pero, como visto, ese no es el caso de la gestión de los bosques naturales  productivos ni, por otras razones, la de los cultivados.
No tiene sentido continuar haciendo lo mismo que no funcionó durante más de medio siglo. Siempre es difícil cambiar la rutina o ir contra las tradiciones que se perpetúan en las burocracias y en las universidades. Pero no es imposible. Y, si se desea que los bosques peruanos contribuyan real y efectivamente al desarrollo nacional, es urgente rediseñar la política forestal y reformar la legislación".

jueves, 18 de octubre de 2018

Impacto post sismo de lo altamente improbable en Lima

Recientemente la capital de la república peruana, Lima, eligió a sus autoridades locales quienes durante su gestión, tendrán como parte de su agenda de trabajo, liderar acciones preventivas ante un eventual sismo de gran magnitud que podría afectar fundamentalmente a las áreas identificadas como zonas rojas en caso de desastres.
La historia en el planeta registra sismos muy destructivos y de elevada magnitud como las producidas en la Península de Kamchatka ( Rusia-4 Nov. 1952); Valdivia (Chile - 21 May. 1960) ; Alaska (USA- 27 Marz. 1964), Norte de Sumatra ( Indonesia-26 Dic. 2004) y en la Costa de Honshu (Japón-11 Marz. 2011) ; las cuales se asocian a algunas características que presenta la localidad costera de Lima. Seguidamente enfocaré algunos elementos que hacen altamente vulnerable a la capital peruana.

Presión demográfica 

En casi ocho décadas, la población asentada en la provincia de Lima,la capital del Perú, aumentó en cerca de ocho millones de habitantes según datos censales del INEI [ censo 1940 = 562,855 habitantes; censo 2017=8,574,974 habitantes]; esta información considerando únicamente a la población hoy localizada en cuarenta y tres distritos de la provincia de Lima, sin considerar otras nueve provincias del departamento del mismo nombre. [Barranca, Cajatambo, Canta, Cañete, Huaral,Huarochirí, Huaura,Oyón y Yauyos].
El orden de los cinco millones de habitantes que ocuparon la ciudad de Lima en las últimas cuatro décadas, lo hicieron sin ajustarse a los criterios generalmente aplicados de planificación y ordenamiento territorial, generando además de un marcado desorden en su crecimiento una alta vulnerabilidad en caso de sismos de gran magnitud.
Ocupación progresiva de Lima en lugares de alta vulnerabilidad.

Vulnerabilidad en escenario de un sismo de gran magnitud

El estudio "Escenario sísmico para Lima Metropolitana y Callao" del año 2017 realizado por INDECI, indica que de liberarse la energía sísmica acumulada desde el gran terremoto del año 1746, hace ya más de 270 años, se podría generar un sismo de magnitud entre 8.5 y 8.8 Mw (magnitud momento). Este sismo sería el repetitivo del ocurrido en 1746; por lo tanto, presentaría intensidades similares a las que se estimaron para este evento. Para Lima, el estudio estima un total de 9,838,897 habitantes y 2,035,630 viviendas expuestas, y para el Callao ; un total de 995,810 habitantes y 212,587 viviendas expuestas.

¿Cien mil muertos y dos millones de heridos ?

En este escenario, los daños que se estiman en el precitado estudio para Lima Metropolitana y Callao son los siguientes: 110,313 fallecidos, 2,096,824 heridos, 353,497 viviendas destruidas y 623,882 viviendas inhabitables.
Dadas las características de conectividad,habitabilidad,entre otros;estimo que la pérdida de vidas humanas sería muy superior a la cifra estimada, la cual implicaría todo un desafío en el tema preventivo y del manejo durante y post desastre. 
Análisis riesgos y vulnerabilidades en la ciudad de Lima _2018
La aplicación de los principios de prevención y precaución devienen en muy recomendables, tomando en consideración que uno de los motores del crecimiento económico del país de los incas, lo constituye Lima, que en la actualidad podría considerarse alberga a un tercio de la población peruana y  casi la mitad del PBI nacional ; los cuales se verían seriamente afectados,impactando notablemente en la economía y desarrollo del país.
PBI de Lima en el escenario Nacional

Licuefacción de suelos 

Por el fenómeno de la licuefacción de un suelo, éste pierde su resistencia al corte comportándose como un líquido debido a que se desarrollan presiones intersticiales de forma rápida y sin drenaje, como consecuencia de un sismo, afectando taludes y cimentaciones de las edificaciones.
Los suelos potencialmente más licuables en Lima son las arenas finas y poco densas y los limos y arenas mal gradados, aunque también podrían presentarse en casos en arenas gruesas y gravas y en turbas o suelos altamente orgánicos. Estas últimas consideraciones se pudieran presentar en los antiguos botaderos a cielo abierto que luego fueron absorbidos por el crecimiento de la mega ciudad sobre los valles de los ríos Rímac,Chillón y Lurín.
Suelo disturbado por la ocupación de la ciudad en zonas críticas de expansión urbana en Lima.
Además del tipo de suelo, para que se produzca este fenómeno de licuefacción o licuación de suelos, el nivel freático debe encontrarse cerca de la superficie, la compacidad de los materiales puede ser baja y la intensidad del sismo alta.
Las zonas probables identificadas a sufrir licuación de suelos en Lima; se muestra seguidamente:
Zonas probables a licuefacción de los suelos en Lima
Las condiciones del terreno y cercanía al mar de una parte de la ciudad de lima, se podría contrastar con la localidad de Niigata - Japón que en 1964 registró imágenes de licuefacción que se puede mostrar en el siguiente video:

Nivel del agua subterránea 

Existe la necesidad de contar con información actualizada y confiable sobre las líneas donde todos los punto tienen la misma distancia de la superficie a la napa freática (Líneas de isoprofundidad) y las líneas donde la napa freática tiene la misma elevación (Hidroisohipsas) en las áreas consideradas críticas; es decir, información de la distancia a la napa freática y la elevación de la napa freática, ayudarían en los trabajos de prevención a las instituciones que tienen que ver con la gestión y manejo de riesgos. 
Las edificaciones sobre suelos arenosos y cercanas a la linea de playas en costa son de alto riesgo.
A modo de referencia, presento una muestra puntual del registro del nivel de profundidad de agua subterránea tomada en un pozo al sur de Lima.
Nivel de agua subterránea, medidas en un pozo al sur de Lima.

Sismo perfecto

Como un símil de la película " la tormenta perfecta" basada en hechos reales, en Lima se podrían suceder fenómenos naturales simultáneos que sumados a causas antropogénicas generarían un impacto mayor, susceptible de ser medidos utilizando corridas de modelos matemáticos contemplando diversos escenarios. Un escenario extremadamente crítico y nada deseable, colocaría a un sismo de 8.8 MW(magnitud momento) conjuntamente con la presencia de un fenómeno El Niño extraordinario, los cuales provocarían ingentes pérdidas en vidas humanas y materiales en la capital de la república peruana, donde el recurso agua sería determinante. Observando las eventos sísmicos en Perú y cercanos a Lima registrados por el IGP, podría ser una opción lo expuesto por Nassim Nicholas Taleb en El cisne negro,sobre el impacto de lo altamente improbable.
Sismos reportados en Perú-2017_Fuente IGP

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Fenómenos presentes en el aplanamiento de montañas

Continuando con la descripción de los fenómenos activados en el proceso del aplanamiento de montañas, consideramos a la licuefacción de suelos que, estando sujetos a la acción de una carga, en algunas circunstancias pasan de un estado sólido a un estado semi-líquido pesado,produciendo un corrimiento de los mismos debido a la inestabilidad de un talud. Este fenómeno está principalmente, más no exclusivamente, asociado con suelos saturados poco cohesivos.

Se incrementa con taludes desestabilizados por acción antrópica

El cambio climático, dinamiza el proceso natural del aplanamiento de montañas,impactando en obras civiles inadecuadamente construidas que afectaron la estabilidad de taludes,haciéndolos altamente vulnerables.

Proceso del aplanamiento de Montañas acelerado por cambio climático

De otro lado, la intervención humana se incorpora  a eventos naturales y presentan efectos cada vez más recurrentes como el proceso geomorfológico de solifluxión,consistente en el desplazamiento masivo y lento por gravedad de formaciones arcillosas u otros tipos de suelo a causa de la plasticidad y fluidez adquirida por aquéllos cuando absorben desmedida cantidad de agua.
La inestabilidad de taludes que produce deslizamiento de masas de suelos.

domingo, 26 de agosto de 2018

Sobrecosto por aplanamiento de montañas y cambio climático.

El conocimiento científico sobre el aplanamiento de montañas y su dinámica con el cambio climático , se encuentra alineado con el pensamiento que relaciona a la generación y explotación del precitado conocimiento con el desarrollo económico de los países. Es así que la aplicación de principios como prevención y precaución, forman parte estructural del razonamiento tecnológico que lo acompaña, de tal modo que se adelante a la acción que presupone la ejecución de políticas,planes,programas y proyectos en búsqueda del desarrollo sostenible de las poblaciones asentadas en montañas y específicamente en pueblos andinos.

Experiencia peruana 

Soslayar el uso sistemático del conocimiento y la investigación científica hacia la producción de sistemas, métodos o modelos organizativos producto de la evolución, innovaciones, avances,  y desarrollo tecnológico ; ocasionaron importantes sobrecostos en proyectos de inversión públicas de nuevas obras,rehabilitación, reconstrucción, operación y mantenimiento de infraestructuras existentes.
Atendiendo la necesidad de fomentar y promover la infraestructura nacional e inversiones sostenibles, el Estado peruano - en sus tres niveles de gestión- se encuentra en proceso de alcanzar mejores resultados en el proceso de mitigación y adaptación al cambio climático , especialmente en poblaciones vulnerables.
Algunos sectores del Ejecutivo avanzaron mas que otros en esta tarea que es transversal y ocupa actividades en todos los sectores, convirtiéndose en todo un desafío de cara al futuro para continuar creciendo económicamente, ya que éste país andino dispone de una importante cartera de inversión de cuatrocientos treinta y siete grandes proyectos estimados en ciento veintinueve mil millones de dólares para el período 2018-2023.