A propósito de las últimas Elecciones Regionales y Municipales del 5
de octubre del 2014,
el diario británico The Economist publicó un artículo para explicar el
por qué tantas autoridades del país se ven envueltos en actos de corrupción.
Indica que de los 25 presidentes regionales salientes, 22 están siendo investigados por malversación de fondos. Tres están en la cárcel en espera de juicio, el cuarto es un fugitivo. Una de las personas en la cárcel por presuntos sobornos, Gregorio Santos, activista contra las empresas mineras, fue reelegido como presidente de la región de Cajamarca.
Según su lectura particular de la corrupción generalizada en los gobiernos regionales y locales se debe ,en parte, a una consecuencia de la forma errónea como es que en Perú se ha descentralizado el poder.
El texto indica que el gobierno nacional en 2002 optó por dar estatus regional a 25 departamentos existentes; además, hay 196 provincias y 1.846 municipios; todos para un país de sólo 31 millones de personas.
Los planes para fusionar regiones fueron derrotados en referendos en un escenario donde responsabilidades y dinero se delegan sin tener en cuenta la escasez de gestores calificados en los gobiernos locales y la falta de auditoria y control sobre sus gastos.
La descentralización coincidió con un auge económico. Los gobiernos locales fueron inundados de dinero, sobre todo las 13 regiones que reciben dineros del canon minero y petrolero.
El resultado es que dos tercios de la inversión pública está ahora a cargo de los gobiernos Regionales y Municipales. Algunos infrautilizando el dinero.
Pero esta bonanza no controlada ha estimulado la captura de los gobiernos Regionales y locales por parte del crimen organizado.
La descentralización es un síntoma de la debilidad de la democracia peruana y no su causa. Las instituciones nacionales se han contaminado.
La corrupción descentralizada de hoy no es de la escala de la década de los años 90 cuando el presidente,Alberto Fujimori, y su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, colocaron a las instituciones nacionales al servicio de un inmenso esquema de extorsión. Pero es especialmente preocupante porque la economía ilegal ha crecido.
Perú es actualmente el mayor productor mundial de cocaína; la extorsión y la minería ilegal han proliferado. Todo esto es una prueba de la debilidad del Estado democrático. El rápido crecimiento económico pudo haber anestesiado a los peruanos. Pero la economía se está desacelerando.
Indica que de los 25 presidentes regionales salientes, 22 están siendo investigados por malversación de fondos. Tres están en la cárcel en espera de juicio, el cuarto es un fugitivo. Una de las personas en la cárcel por presuntos sobornos, Gregorio Santos, activista contra las empresas mineras, fue reelegido como presidente de la región de Cajamarca.
Según su lectura particular de la corrupción generalizada en los gobiernos regionales y locales se debe ,en parte, a una consecuencia de la forma errónea como es que en Perú se ha descentralizado el poder.
El texto indica que el gobierno nacional en 2002 optó por dar estatus regional a 25 departamentos existentes; además, hay 196 provincias y 1.846 municipios; todos para un país de sólo 31 millones de personas.
Los planes para fusionar regiones fueron derrotados en referendos en un escenario donde responsabilidades y dinero se delegan sin tener en cuenta la escasez de gestores calificados en los gobiernos locales y la falta de auditoria y control sobre sus gastos.
La descentralización coincidió con un auge económico. Los gobiernos locales fueron inundados de dinero, sobre todo las 13 regiones que reciben dineros del canon minero y petrolero.
El resultado es que dos tercios de la inversión pública está ahora a cargo de los gobiernos Regionales y Municipales. Algunos infrautilizando el dinero.
Pero esta bonanza no controlada ha estimulado la captura de los gobiernos Regionales y locales por parte del crimen organizado.
La descentralización es un síntoma de la debilidad de la democracia peruana y no su causa. Las instituciones nacionales se han contaminado.
La corrupción descentralizada de hoy no es de la escala de la década de los años 90 cuando el presidente,Alberto Fujimori, y su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, colocaron a las instituciones nacionales al servicio de un inmenso esquema de extorsión. Pero es especialmente preocupante porque la economía ilegal ha crecido.
Perú es actualmente el mayor productor mundial de cocaína; la extorsión y la minería ilegal han proliferado. Todo esto es una prueba de la debilidad del Estado democrático. El rápido crecimiento económico pudo haber anestesiado a los peruanos. Pero la economía se está desacelerando.