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domingo, 12 de abril de 2020

Resistir y mantenerse vivos hasta encontrar solución al COVID-19

Ya anteriormente expliqué el hecho que la humanidad entera se encuentra en medio de un ataque en progreso por este enemigo universal, que no distingue fronteras; asimismo indiqué que las enfermedades infecciosas constituyen un problema generado por la degradación ambiental, pues si revisamos las investigaciones sobre los orígenes de las enfermedades infecciosas virales  COVID-19, VIH , Ebola… que afectan a la especie humana, apuntan a la conexión de animales con nichos ecológicos impactados  por la presión demográfica que convierte las zonas rurales en áreas urbanas y megaciudades. Estas últimas son las áreas metropolitanas con más de diez millones de habitantes (New york, Madrid, Lima…) ; en este escenario de transmisión sostenida, debe entenderse claramente que el enemigo invisible está presente allí donde existe el ser humano, haciendo estériles los esfuerzos de distanciamiento social y/o cuarentena, si es que no se cumple con el trabajo solidario de eliminar al enemigo común.
La morbi-mortalidad por COVID-19 en áreas rurales son menores que en megaciudades
Los países del mundo y en Sudamérica por cierto, aspiran salir de esta guerra con la menor cantidad de bajas, ya sea muertos o dañados tras el paso del virus que inficiona la región. Es conocido que los recursos con que cuentan los países no son suficientes para afrontar una demanda instantánea y simultánea de enfermos, hecho que podría hacer colapsar no solamente los servicios de salud, sino de los servicios funerarios, crematorios y colaterales.
A la fecha, Sudamérica en pocos meses supera los cuarenta y ocho mil infectados y se aproxima a dos mil muertos en la región. Esta cifra irá incrementándose en la medida que no se internalice en toda la sociedad latina que la guerra la debemos ganar juntos.
Algunos miran como una solución a los billones de dólares que se vienen invirtiendo en la obtención de la "opción de la vacuna efectiva contra el COVID-19", pero ésta , en el mejor de los casos se podría obtener pasados varios meses, sin perjuicio del tiempo que demoraría en producirse el stock de millones de vacunas para distribuir y "vender" a los países del planeta. Otros piensan que la muerte no va a pasar pues ampliando la cobertura de respiradores artificiales en unidades de cuidados intensivos de los servicios de salud, superarán  al virus.
La respuesta es relativa, toda vez que no se trata de una máscara de oxígeno puesta en la boca mientras el paciente espera el tratamiento pensando porque hizo caso omiso a la cuarentena indicada por las autoridades. El proceso requiere de una entubación que se hace bajo anestesia general a efecto de proporcionar una ventilación invasiva para el COVID-19 , el protocolo a seguir considera días sin moverse, con un tubo enterrado en la boca hasta la tráquea y que le permite la respiración mecánica al ritmo del respirador al que está conectado para oxigenar su organismo. El paciente no puede desarrollar sus actividades normales en forma natural, eso implica que no le es posible hablar, comer, miccionar excretar, ni hacer nada de manera natural. Se contempla un coma inducido con sedantes y analgésicos para evitar la molestia y el dolor que implica  tolerar al tubo durante todo el tiempo que el paciente requiera el respirador artificial. Transcurridos los días en un paciente joven la pérdida de masa muscular es del orden del cuarenta por ciento y el impacto asociado a traumatismos de la boca o de las cuerdas vocales, todo ello sin perjuicio de eventuales daños residuales por fibrosis pulmonar, insuficiencia hepática, encefalitis… dañados pero salen vivos. Sin embargo las posibilidades que puedan resistir este proceso las personas ancianas y/ o debilitadas en su sistema inmunológico por enfermedades preexistentes al COVID-19, son muy escasas.
Por consiguientes, reitero mi expresión que “En tanto no se elimine la causa (COVID-19), seguirá latente el riesgo de infección, motivo por el cual los países deben ser solidarios entre sí para eliminar al enemigo común”.

domingo, 9 de abril de 2017

Falta de transparencia en zona rural que afecta inversiones mineras

La escasez de la producción minera proyectada y los proyectos de inversión más allá de 2017 es una preocupación que debe ser abordada.
Como ya muchos sabrán, es el pedido de una gran mayoría de peruanos para destrabar los proyectos mineros que están paralizados y dinamizar, a los que se encuentran en cartera, haciendo atractiva las nuevas inversiones, mas ahora que ingresamos a la etapa de la reconstrucción del país.
Perú promocionó en marzo del 2011 su cartera de inversión minera por cuarenta y dos ($ 42,000) mil millones de dólares hasta el 2021, en la Convención Anual Prospectors and Developers Association of Canada, el evento del sector más importante del mundo. Llegar a esa meta será viable con la estabilidad jurídica, política, económica y social, que permita hacer atractiva las inversiones en el país de cara al futuro.
Además es necesario un nuevo giro y otro enfoque a los programas sociales para mejorar los esfuerzos que realiza el Estado, especialmente en aquellas zonas rurales con poblaciones dispersas donde coinciden con las operaciones mineras.
Dotar de agua para consumo humano y saneamiento básico es sin duda alguna, una intervención de gran impacto que siempre fue  previsto en políticas, planes y programas de los últimos gobiernos nacionales en turno, pero que no tuvieron mayor éxito en las zonas rurales estratégicas.
Los reportes indican que en el periodo 2006-2010 se invirtieron S/. 4,772 millones de soles para mejorar la prestación del servicio de agua potable y  alcantarillado; y en el periodo 2011-2016 se invirtieron S/. 6,662 millones de soles; haciendo un gran total de S/. 11,434 millones invertidos en la década que, sólo habría alcanzado en su mayor parte a la zona urbana; en tanto, el destino de los fondos a las zonas rurales es desconocido, o al menos eso es lo que se han informado entre la dispersa y difusa información de los actores que intervienen en la zona rural.

Regulación de servicios de saneamiento en zonas rurales

Y aquí viene la pregunta, ¿realmente existe regulación que transparente los servicios de saneamiento en zonas rurales?
En primer lugar, el regulador SUNASS y sus medios informativos para las zonas rurales jamás reconocieron su falta de capacidad operativa para llegar a tener aproximación a las JASS y similares en el territorio nacional. En segundo lugar, esta falta de transparencia indujo a diagnósticos errados considerados en sucesivos planes y políticas de gobierno que no se cumplieron sus objetivos en el extremo de las zonas rurales; sin duda alguien sabe cómo influye esta falta de transparencia en el catastro de conflictos ambientales, mejor dicho, algunos lo saben, y entre los que lo saben se puede mencionar a quienes contribuyeron a la elaboración de la reciente política nacional de Saneamiento para cobertura universal del agua. Es así que afirman como diagnóstico (DS N° 007-2017-Vivienda) que en el área rural, la cobertura de agua potable, medida como el acceso a una fuente segura, es 70.5 % en agua; mientras que la de alcantarillado alcanza el 23.7 %. Asimismo que en este ámbito rural se concentra el 62.2 % de la población que no tiene acceso al agua, así como el 68.2 % de población que carece de servicios de alcantarillado. También identifica claramente a una región con una larga tradición minera: al ámbito rural de Cajamarca, que tiene la mayor población del país sin acceso a los servicios de alcantarillado (752,454 habitantes).

Nuevas reglas de juego para la zona rural con marco normativo innovado

¿y por qué lo digo?, porque la nueva administración del gobierno central peruano, en vigencia hace ocho meses, se encuentra en los esfuerzos legales de redefinir un nuevo marco normativo del sector saneamiento, constituido por tres ejes normativos: el Decreto Legislativo N° 1280, que aprueba la Ley Marco de la Gestión y Prestación de los Servicios de Saneamiento; el Decreto Legislativo N° 1284, Decreto Legislativo que crea el Fondo de Inversión Agua Segura, y; el Decreto Legislativo N° 1285, Decreto Legislativo que modifica el artículo 79 de la Ley N° 29338, Ley de Recursos Hídricos, que establece disposiciones para la adecuación progresiva a la autorización de vertimientos y a los instrumentos de gestión ambiental.

Marco normativo innovado para un escenario que se mantiene en el tiempo

La gran mayoría de conflictos sociales que afectan el desarrollo de las inversiones mineras son de tipo socio ambiental y las causas son atribuidas fundamentalmente a la disponibilidad, acceso y contaminación del agua (binomio agua-tierra).
Las localidades en conflicto socio ambientales la constituyen pues pequeñas ciudades alto andinas focalizadas en zonas rurales con población en situación de pobreza (geográfica, monetaria, excluida…), con vocación agropecuaria en tierras de secano (riego con agua de lluvia) y con presencia importante de quechua hablantes y analfabetos.
El rechazo a la minería es un acto reflejo por la falta de atención histórica a las zonas rurales por parte de los diferentes niveles de gobierno que presumen no los hacen participar del crecimiento y desarrollo económico observado en otras ciudades emergentes de su región. Su reacción obedece al enfrentamiento a normas que no les fueron socializadas oportunamente, que no entienden  y que se sienten obligados a cumplir.

Que no se repita la historia

Así que, ¿aplicar más de lo mismo utilizando a los operadores de siempre para lograr resultados distintos a las clásicas frustraciones obtenidas en zonas rurales?
Pues la respuesta es obvia y muy sencilla. Su desarrollo abre una suerte de ventanas de oportunidades para avanzar hacia la meta país; los reglamentos de las normas deben recoger el diagnóstico real de las zonas rurales (diferenciadas en pisos altitudinales de costa,sierra y selva) y los compromisos ser monitoreados mediante adecuados indicadores en función de las viviendas y/o densidad poblacional que debe generar el regulador. Recordemos, en el país se multiplican en cada censo los centros poblados menores a cien (100) habitantes; el tratamiento hasta llegar a poblaciones hasta de 2 mil habitantes debe contemplar consideraciones de gradualidad donde el regulador debiera internalizar sus características.
La sostenibilidad de los servicios se alcanzará en la medida que se busquen sinergias entre sectores que tienen mejor opción de llegada en estos espacios geosociales, tales como salud,educación.. y se intervenga ponderando los nexos existentes en la relación agua-alimento-energía.
Después de todo, el tiempo de espera de los proyectos mineros se reducirán; de igual modo los conflictos socio ambientales, lo que redundará en reducir sobrecostos para los inversionistas y lograr mayores beneficios alineados a los grandes intereses del país.

viernes, 13 de marzo de 2015

Sector saneamiento en zona rural

En Gasto público y proveedores nos referíamos en cierta forma a la dimensión de las distorsiones que venían tomando los niveles de inversión pública en Perú y nos enfocamos en las obras de Saneamiento: construcción de sistemas de agua potable y alcantarillado sanitario. Asimismo, en Inversión Sectorial en Saneamiento  citamos los miles de millones de dólares invertidos para el sector en los últimos veinticinco años (periodo comprendido entre 1985 a la primera mitad del año 2011).
En este orden de avances realizados, se suma la inversión realizada por la actual administración Humala que supera los seis mil setecientos treinta millones de nuevos soles a partir de mediados del 2011 hasta la actualidad (mas de dos mil millones de dólares). Sin embargo, en términos reales se observa que el avance en el sector saneamiento es lamentablemente limitado. Las causas son atribuidas a diversas etiologías, algunas de las cuales se encuentran por determinar en procesos abiertos en el poder judicial por gestiones de ex presidentes regionales como es en el caso de Tumbes, Ancash, Moquegua, Huancavelica, Cerro de Pasco, entre otros.
En este contexto, según fuentes oficiales indican que si bien ocho de cada diez personas tienen acceso a los servicios de agua y saneamiento en el país, el mayor avance en los últimos dos (2) años se ha dado en las zonas rurales, en las cuales el acceso a estos servicios se ha duplicado. Justamente en estas zonas rurales es donde las poblaciones con servicios básicos insatisfechos se constituyen en potenciales opositores a los proyectos de inversión de las industrias extractivas.

LECCIONES APRENDIDAS 

En el pasado reciente, quedo documentado que muchas obras del programa de agua para todos en su componente para zonas rurales, quedaron inconclusas o sin financiamiento o personal para su operación y mantenimiento. Ciertamente la sostenibilidad de las obras construidas no se valoraron en verdadera magnitud y esa debilidad persiste hasta la actualidad.Las fuentes de financiamiento han sido fundamentalmente recursos del Tesoro Público y empréstitos y recursos no reembolsables de la cooperación internacional, con baja contraparte de las Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS).

FORTALECER A LAS JASS

Es como una verdad científica que muchas EPS del país se encuentran técnicamente quebradas, por lo que su atención se concentran básicamente a las zonas urbanas y es por tanto necesaria la creación y/o fortalecimiento de las Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS) que son organizaciones elegidas voluntariamente por las comunidades y se forman con el propósito de administrar, operar y mantener los servicios de saneamiento de uno o más centros poblados del ámbito rural.
Las zonas rurales en Perú, demandan un mínimo conocimiento de su realidad, antes de la ejecución de una obra y es fundamental un trabajo de intervención social que trabaje el componente socio-económico previo. La concepción del proyecto deberá ceñirse a la realidad concreta de la localidad rural, las mismas que en su mayoría no cuentan con la organización ni los recursos económicos y financieros suficientes para poder operar y mantener un sistema de abastecimiento de agua potable y alcantarillado ; y mas aún si fueron dimensionados con características de zonas urbanas. Es claro que una JASS verá muy difícil manejar un sistema que fuera proyectado y construido sin aprovechar la fuerza de la gravedad para la evacuación de sus aguas residuales por ejemplo. La fuerza de la gravedad es gratuita, en tanto que la energía eléctrica demanda costos que muchas veces las tarifas de operación y mantenimiento no llegan a cubrirlas.

EL CASO DE LA LOCALIDAD DE SAN MARCOS

El centro poblado de San Marcos, se encuentra en Soritor-Moyobamba, región San Martín, ubicada entra las regiones que mas han crecido y desarrollado sostenidamente en Perú. El trayecto para llegar a San Marcos se hace con una hora de vuelo desde Lima _la capital de la República_ sumadas 2 horas por carretera hasta llegar a Moyobamba y desde allí un lapso para llegar a Soritor y posteriormente trasladarse en el tiempo al centro poblado. El tiempo que demanda llegar dependerá de las condiciones de la naturaleza, en un espacio donde las condiciones naturales aún se conservan.
Naturaleza prístina en espacios conservados en el centro poblado San marcos
Las protestas sociales en el centro poblado, de conocimiento de la presidencia del Consejo de Ministros del Perú, están siendo atendidas en el marco de la legalidad y el proceso pasa por visualizar los presuntos y eventuales malos manejos de algunos funcionarios locales.
Según criterios técnicos del ordenamiento legal en materia de saneamiento y medio ambiente, se evidencia que existen gruesas fallas en la elaboración del proyecto y construcción del sistema de agua potable y alcantarillado de la localidad de San Marcos; las mismas que se pueden resumir en los comentarios e imágenes siguientes:
Buzones recientemente construidos en zonas inundables.
No es necesario ser experto para imaginar cuál será el comportamiento de los habitantes de las viviendas situadas en una zona baja en la cual se descarga el desagüe de una localidad , donde los olores fétidos son diseminados por las condiciones climáticas de altos niveles pluviométricos y elevados grados de temperatura.   
De otro lado, el tratamiento de las aguas residuales implica el desarrollo de criterios elementales de la descomposición de la materia orgánica, balance de masas, entre otros detalles que no se observa en el embalse construido como sistema de tratamiento.
En la figura siguiente se podrá apreciar que no existe un medidor de caudales tipo parshall o similar para las lagunas y estas están a cielo abierto almacenando las aguas de lluvias que en esta época del año son apreciables.
Embalses a modo de lagunas de estabilización. 
Las zonas rurales, tanto en la selva alta, como en la selva baja del oriente peruano, las crecidas de los ríos son esperadas anualmente y muy normales, pero en ocasiones de avenidas, se producen inundaciones  importantes en las margenes de los ríos y cuerpos de agua; motivo por el cual, los proyectos deben respetar la información hidrológica que manejan las instituciones estatales y privadas asentadas en la zona de influencia de la jurisdicción.
Zonas inundables en San marcos ante avenidas y eventos pluviales intensos.
En estricto, las obras de Saneamiento Rural en el país deben apuntar a mejorar la calidad de vida de la población beneficiaria y no generar conflictos sociales por deficiencias en las etapas de diseño, ejecución y supervisión de obras. 
Existen responsabilidades compartidas en obras similares en las que pese a las evidencias , se recepcionen las obras mal realizadas en zonas rurales, dando la apariencia que en el sector se está avanzando para llegar a coberturar el servicio de agua potable y alcantarillado. 
Obras como la realizada en la localidad de San Marcos podrían haberse proyectado y ejecutado adecuadamente si es que se respetara no solamente la información contenida por ejemplo en los detalles de los riesgos geológicos difundidos por el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico ( INGEMMET) , sino que , se respete a la naturaleza.
Con la aplicación de técnicas de sifonaje y detalles proporcionadas por un número adecuado de calicatas se podría ajustar criterios para determinar el manejo del suelo, niveles de permeabilidad,infiltración de agua y comportamiento del flujo de agua subterránea para mejorar y rehabilitar esta obra recientemente construida en zona rural.

lunes, 4 de febrero de 2013

Desarrollo rural en el 2013

En la siguiente entrevista_presentada en cepes rural_Carlos Monge, Coordinador Regional de America Latina de Revenue Watch Institute, analiza el concepto de desarrollo rural que maneja el actual gobierno, así como la necesidad de que la pequeña agricultura sea una de las palancas para lograr el desarrollo rural. También insiste en que la gran minería no se propone hacer ningún tipo de desarrollo rural en el país, y que los lobbys mineros, en la actualidad,están impidiendo la promulgación de una ley de ordenamiento territorial. 

Este año 2013 ha sido bautizado por el gobierno como el “Año de la Inversión para el Desarrollo Rural y la Seguridad Alimentaria”, lo cual nos lleva a preguntar ¿qué entiende el gobierno sobre desarrollo rural?

Yo no he escuchado, de parte del gobierno, una especie de gran definición conceptual: «esto es lo que entiendo por rural, esto es lo que entiendo por desarrollo, y en consecuencia esta es mi política supra, grande, orientadora sobre desarrollo rural». A mi me ilustra más bien lo que el gobierno está haciendo. Y lo que veo en relación con el mundo rural ─no solamente agrario, sino el mundo rural de manera más amplia─ es que hay una política sectorial agraria que ha estado fuertemente centrada en la promoción de la mediana y gran agricultura de exportación en la costa.


Ha seguido la inercia de anteriores gobiernos…

Sí, de acuerdo. Incluso tu lo ves en la selección de los últimos tres ministros: Miguel Caillaux, que ha sido presidente de Conveagro pero que es un líder de medianos agroindustriales costeños; Luis Ginocchio, un conocedor de la agricultura costeña y de la plataforma agroexportadora del norte; y ahora Milton von Hesse, un técnico que viene del MEF.


 ¿Y el perfil de estos tres ministros que te da a entender…?

Me da la impresión de que ha habido una continuidad por la consolidación de la plataforma agroexportadora costeña. Y el caso emblemático es Olmos. Que un Ministerio de Agricultura con cuadros progresistas, con gente que viene de la izquierda, y con mucha cercanía con Conveagro, haya dejado que ocurriera lo de Olmos, en mi opinión, fue una barbaridad. Olmos es un proyecto diseñado para reconcentrar tierra, donde premias al que compra más y no había ningún espacio para promover el acceso a pequeña y mediana propiedad. En mi opinión, los perfiles de las personas y las políticas más significativas tienen que ver con la continuidad.

¿Ha habido un excesivo apoyo a la agricultura industrial en desmedro de la pequeña agricultura?

No digo que la descarten ─porque creo que también se debe tener una plataforma agroexportadora exitosa, ojalá democratizada, ojalá no tan concentrada─ pero que por lo menos le presten mayor o igual atención a los problemas de inversión, crecimiento económico, desempeño, y productividad de la sierra andina, de la sierra campesina empobrecida. Yo veo un Ministerio de Agricultura muy costeño. Y ahí no está ni la mayor ni la peor pobreza. Ahí no están los gravísimos problemas estructurales del  minifundio, de la interculturalidad, de la complejidad de la geografía. Veo un ministerio centrado en costa que no tiene un gran liderazgo, ni un gran discurso, ni una gran apuesta en relación a la sierra. Sin embargo, lo que sí veo en políticas para la sierra es una incesante y enérgica promoción de una gran minería en el espacio andino, y, por otro lado, la promoción de programas de lucha contra la pobreza.
¿La pequeña agricultura continúa siendo la actividad económica que servirá de palanca para superar la pobreza rural? ¿O el actual gobierno está concibiendo otras actividades económicas?
En la práctica, lo que el gobierno está haciendo en ese mundo rural pobre, de pequeños productores parceleros, comunitarios, quechuahablantes, es promover la minería y focalizar los programas sociales. Yo no veo que esté haciendo una apuesta por esa pequeña agricultura comunal, familiar, parcelaria. Esa es mi crítica. Parece que en la imaginación del gobierno, el desarrollo rural de las zonas pobres y, por tanto, la superación de la pobreza, no va a venir de la agricultura misma sino de un cheque del Programa Juntos, con su Cuna Más, su Pensión, su Beca, es decir, la suma de todos los programas. Ciertamente ahora cuentan con técnicos más calificados y con más respeto por la dignidad de las personas. Los equipos que ahora manejan el MIDIS no manosean la dignidad de las personas, con los niveles del clientelismo que había durante Fujimori, e incluso también con Toledo y García. Pero, finalmente, lo que veo es harta minería y harto programa social, y poca política que saque al campesino de la pobreza a partir de su condición de ser campesino. Yo creo que la única salida de la pobreza ─que sea sostenible, permanente y con dignidad─, es que el campesino sea exitoso en el mercado. Así de simple. Cuando un campesino pueda vender sus carnes, sus lanas, su fibra, su artesanía, sus papas, sus quinuas en el mercado ─sin necesidad de un cheque mensual que lo sostenga, como colgado de los pelos, encima de la línea de la pobreza─, entonces yo creo que ahí va haber inserción social.
¿Para caminar hacia este anhelado desarrollo rural, la pequeña agricultura tiene que ser necesariamente la palanca? ¿Por qué no puede serlo también la gran minería?
No, porque la gran minería plantea tres problemas fundamentales. El primero es que la gran minería compite por la tierra ─y sobre todo por el agua─ con esa misma población campesina, parcelera, comunera. La gran minería, en algunos casos, destruye fuentes de agua al hacer tajo abierto en las praderas altoandinas. Y, en muchos casos, contamina el agua que no consume, devuelve aguas contaminadas o tira relaves. Entonces, hay un primer problema de que la minería compite con la agricultura en el tema de acceso a ciertos recursos. En segundo lugar, la minería genera poco empleo directo, y no se puede reconvertir a 600 mil pobladores de Cajamarca en trabajadores mineros. No hay manera. La minería grande y formal es una operación muy intensiva en capital, que requiere mano de obra calificada, que no puede ser provista por las poblaciones locales. Y en tercer lugar, la gran minería tiende a no abastecerse de los agentes económicos locales, es decir, tiene poco contenido local, porque hasta la comida la traen de afuera. El Estado no tiene ninguna política para promocionar que las empresas mineras compren en los mercados locales. Cero políticas al respecto.
¿Crees que las actuales políticas del gobierno están dirigidas a una convivencia entre la gran minería y la agricultura en determinadas zonas?
Creo que el gobierno apunta por la gran minería porque es fuente de renta, esa es la razón principal. Una fuente de renta que le va a permitir sostener sus programas sociales, porque en la concepción del gobierno la lucha contra la pobreza pasa, fundamentalmente, no por el Ministerio de Agricultura ni por el Ministerio de la Producción, sino por el MIDIS. Pero al final están repartiendo plata y eso requiere un presupuesto. ¿Te acuerdas de la frase del presidente Humala?: «Conga garantiza la gran transformación». Bueno, Conga es la fuente de renta para los programas sociales y eso es lo que él quiso decir. Yo no sé si el gobierno sabe cuán compatible es ese gran proyecto minero con la pequeña agricultura. Su visión fundamental es: «necesitamos meter el paquete de 56 mil millones de dólares de inversión minera porque esa es la renta que nos va a permitir atender la pobreza». Esa es su compresión de lucha contra la pobreza y todo lo demás es secundario.
Hace unas semanas se firmó un convenio entre el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Energía y Minas para buscar una buena relación o convivencia entre la pequeña agricultura y la minería. ¿Esto qué implica?
El mismo término “convivencia” me preocupa. Es como que están juntos y no se tocan, no es una relación mutuamente beneficiosa. Creo que es un gesto político más que algo real. Mi preocupación es que quieren sacar adelante proyectos ─tipo Conga o Tía María─ a como dé lugar y sin importar el tema del agua que es fundamental para la agricultura. Por otro lado, tampoco tienen ninguna política que le diga, a esos mismos agricultores del valle Río Tambo o de las cuencas de Celendín, que la mina les va a comprar o que fomentarán un proceso de asociatividad, capacitaciones o asistencia técnica. Eso no hay, no existe, ni forma parte de una política gubernamental. Lo que sí hay es: «te impongo el proyecto minero», y lo demás librado a la buena de Dios…
¿Necesitamos la gran minería para aspirar a un desarrollo rural integral?
No, para nada. Lo que el gobierno dice es que la minería genera renta y con esa renta hacemos escuelas, vías de comunicación, etc. Pero la minería, per se, no genera ningún tipo de desarrollo rural, incluso en algunos casos lo perjudica. Nosotros hemos investigado cómo, en muchos casos, la rentabilidad minera se traduce en presupuesto municipal a través del canon; y el alcalde ─desesperado por gastar y con el afán de hacerse reelegir─ paga jornales tres o cuatro veces más altos de los que paga la agricultura. Entonces tienes problemas de falta de competitividad de la agricultura porque le distorsionas el mercado de mano de obra por la vía de la obra municipal en la infraestructura. Eso ya lo hemos documentado en varios casos en el país. Hablemos claro: en primer lugar, la minería no se propone hacer desarrollo rural. La minería podrá manejar un concepto de responsabilidad social corporativa y preocuparse por el bienestar social de su entorno ─en algunos casos más y en otros menos─, pero su objetivo fundamental no es el desarrollo rural. En segundo lugar, no hay ninguna política pública que busque una mejor articulación de la minería con su entorno rural.
En medio de este proceso de descentralización ¿los diversos gobiernos regionales están acogiendo la actividad minera como parte de sus planes de desarrollo?
Creo que hay de todo. Es difícil hablar de “los gobiernos regionales” porque hay una enorme heterogeneidad. Existen algunos como el de Cajamarca que se han tirado frontalmente en contra, presionados por su base social.  Y además Yanacocha es una mala marca, tiene una mala imagen. Pero tienes casos como los de Moquegua y Tacna donde los gobiernos regionales entran en la lógica de la negociación, siempre en torno al agua, y buscando proteger a una base social que es fundamentalmente agraria y que compite con la mina, o que siente que la mina, más bien, compite con ellos por el agua. Entonces en un caso un gobierno regional dice: «o sacamos Pasto Grande o no hay Quellaveco»; y en otro caso un gobierno regional dice: «desaliniza agua de mar, aunque bajes tu tasa de ganancia, o sino, no hay ampliación de Cuajone y Toquepala». En ambos casos es un gobierno regional el que ingresa al debate, aunque no tiene ninguna competencia, pero como actor político entra al debate y pone en el centro del problema el tema del desarrollo rural ─buscando proteger una dotación de agua para el desarrollo rural─ y planteando soluciones creativas.
Sin embargo, ¿no suena utópico plantear que se impida el ingreso de la gran minería sabiendo la alta rentabilidad que en la actualidad tiene esta actividad?
Bueno, puede sonar utópico pero en Costa Rica ya lo hicieron. Ahí te prohíben la minería de tajo abierto; te prohíben el uso de mercurio y cianuro; y apostaron por la pequeña y mediana agricultura. Esas son sus bases de generación de empleo, de ingresos públicos y de renta pública. Y Costa Rica es un país moderado, tirando para conservador, nada izquierdista, casi una colonia norteamericana, culturalmente hablando. Entonces, ¿por qué va a ser totalmente utópico? Me parece más bien realista el pensar que no es posible que el país siga absorbiendo todo un paquetón de inversiones mineras. El gobierno debe bajar un poco el ritmo. Allí donde no se puede, pues no se puede. Y más bien debe empezar a pensar qué se puede hacer con esa pequeña y mediana producción. Por ejemplo, en el caso de Cajamarca, ¿cuál ha sido la acción del gobierno ante el proyecto Conga? Yo no veo un Ministerio de Agricultura interviniendo con la misma energía para recuperar la ganadería lechera, las cuencas, la alfalfa. Eso no hay. Solo es minería, minería, minería.
Entonces… ¿cuál es la visión de desarrollo que tiene el gobierno de Ollanta Humala? o mejor dicho ¿tiene una visión de desarrollo rural?
Yo no creo que tenga una visión de desarrollo rural. Creo que lo que ha tenido son ministerios con visiones parciales. Creo que el Ministerio de Agricultura ha estado muy concentrado en la agricultura de costa, eso es lo que sus cuadros conocen, eso es lo que los ministros conocen. Creo que la sierra se la han encargado al Ministerio de Energía y Minas y al MIDIS, y que ellos vean como hacen. Yo no conozco un discurso central que me haya impactado y que me diga que existe un conjunto de intervenciones del sector público en comunicaciones, transporte, agricultura, trabajo, pequeña y mediana empresa, destinadas a recuperar la competitividad de la pequeña agricultura y crearle condiciones mínimas para salir adelante. No veo eso.
¿De qué manera una Ley de Ordenamiento Territorial ayudaría a ver el camino  para alcanzar ese desarrollo rural?
Ese tema es súper importante. La Ley de Ordenamiento Territorial, si se hace bien, va a terminar de definir la metodología y las competencias para hacer un proceso previo de zonificación ecológica y económica. Eso es totalmente fundamental porque, si se hace bien y de manera participativa, permitirá combinar los saberes técnicos con los saberes populares para generar una suerte de acuerdo, de consenso, de pacto social respecto de cuáles son los recursos que hay en ese territorio y cuáles son los prioritarios; para qué se deben usar; en qué partes del territorio y para quién; y por la misma razón, cuáles son las cosas que no se pueden hacer.
¿Estamos maduros, políticamente hablando, para ejercer una ambiciosa ley de este tipo? Es decir, la madurez de actores sociales de una zona para reunirse y tomar una decisión consensuada sobre el futuro económico de su territorio…
Pero son madureces que también se construyen. Es decir, no se debe tener un gobierno central que reaccione con miedo cuando Cajamarca hace su zonificación. Por ejemplo, en el gobierno anterior el ministro Brack la declaró ilegal porque no la hizo él ni estuvo bajo su control, o porque le tuvo miedo, o porque las mineras se quitaron del proceso y la denunciaron como una conspiración comunista en contra de la inversión. ¡Y eso que el proceso fue acompañado por la GIZ, por Dios! La GIZ es la misma que colabora con el Ministerio de Agricultura, con la Defensoría del Pueblo, con el MEF y con medio mundo. Pero no, la reacción no es de liderazgo. La reacción no es de: «vengan, hagamos esto, encerrémonos una semana, juntemos a los técnicos, veamos cuáles son las bases mínimas de acuerdo». Yo parto de la premisa de que son madureces que se construyen en la búsqueda del consenso, con la intencionalidad de sacar esto adelante. Siempre habrán discrepancias, obviamente, en un proceso participativo. El conflicto es parte de la vida social. Habrá intereses contrapuestos pero también mecanismos institucionales para resolverlos. Pero yo sí creo que el ejercicio mismo puede generar bases de consensos más grandes de lo que podría aparecer a primera vista.
¿Y cuál es la posición actual de los lobbys mineros sobre el ordenamiento territorial? ¿Permitirán que salga una ley de este tipo?
Yo entiendo que su posición es que «mientras menos mejor y si no hay una, muchísimo mejor». Y en algunos de los debates, a uno de sus representantes le he escuchado decir: «el único ordenamiento territorial que hay es el resultado de la exploración que te dice si hay o no hay minerales». Es decir que, para ellos, la única lógica de ordenamiento territorial es la rentabilidad de esa inversión en el mercado. O sea, «si hay minerales y es rentable, esa es una zona minera, y el resto son vainas. Eso del ordenamiento territorial es un invento de los ambientalistas agitadores, ultras, extranjeros…». Es decir que, para ellos, el destino de un territorio lo decide la rentabilidad en el mercado de los recursos que contiene. Yo estoy absolutamente seguro que el lobby minero está ahí, trabajando contra el ordenamiento territorial y estoy seguro que tiene al MEF y al Minem de su lado.