La revista Minería, publicación del instituto de ingenieros de minas del Perú (IIMP), en su editorial correspondiente al mes de marzo del 2024, comenta lo siguiente:
Culminado el primer trimestre del año, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) realizó la
actualización de la Cartera de Proyectos de Inversión Minera 2024, que pasaron
de 46 a 51 iniciativas y un monto de inversión de US$ 54,556 millones, lo que
significa un incremento de 2.7%.
Los nuevos proyectos totalizan un monto de US$ 3,794 millones, dentro de los que tenemos: Reposición Ferrobamba (US$ 1,753
millones), Coimolache Sulfuros (US$ 598 millones), Mina Justa Subterránea (US$ 500 millones), Reposición Colquijirca (US$ 431 millones), Ampliación Huancapetí (US$ 345 millones) y Ampliación Huachocolpa (US$ 167 millones).
Estas iniciativas, representan más oportunidades para localidades del norte, centro y sur del
país, lo que refleja la riqueza polimetálica de nuestro país que,
definitivamente con una adecuada ejecución de los ingresos que la minería
genera a favor del gobierno en sus tres niveles, puede servir para cerrar
brechas sociales con el fin que más peruanos superen sus niveles de pobreza.
En el detalle del informe del Minem, también se aprecia la revalorización de los proyectos Yumpag de US$
81 millones a US$ 110 millones e Integración Coroccohuayco que pasó de US$ 590
millones a US$ 1,500 millones, lo que también es alentador en la medida que los
montos de inversión tienen un impacto directo, indirecto e inducido en la
economía local y nacional.
Sin embargo, también se presenta la figura contraria en la que iniciativas como Corani han reducido sus
montos de inversión de US$ 603 millones a US$ 579 millones, Pampa de Pongo
descendió de US$ 2,344 millones a US$ 1,781 millones, y La Granja de US$ 5,000
millones a US$ 2,400 millones, lo que a todas luces debe llamar la atención
dado que significan un valor superior a los US$ 3,000 millones de oportunidad
perdida.
Esta actualización, es una muestra de lo variable que puede ser la inversión minera en el tiempo por
diferentes factores, por lo que si ahora tenemos la posibilidad de concretar
que se ejecuten más de US$ 54,000 millones, no debemos dejar pasar esta
oportunidad histórica para lograr un magnífico impulso de la economía que se
traduzca en convertirnos en un país desarrollado.
Y eso significa contar con
mejor educación, salud, infraestructura y la posibilidad que la gran mayoría de
la población alcance una vida digna a través de una administración eficiente de
los recursos que genera la minería.
El mundo atraviesa un proceso de transición energética sin precedentes para combatir el cambio
climático, lo que implica un intensivo consumo de metales críticos, y esos
productos estratégicos los tenemos nosotros, no permitamos que nuestras
oportunidades de desarrollo sostenible se queden en las entrañas de la tierra,
arribemos a consensos no solo para aprovechar el componente económico de lo que
esto significa, sino también el aspecto social y ambiental en beneficio de
todos.