Este Blog es para aquellas personas que desean enterarse y/o contribuir con el debate alturado sobre el desarrollo con seguridad y reducción de riesgos de uno de los principales sectores gestores del avance económico peruano. Descubramos que tanto hay de cierto de los mitos sobre la minería que se transmite por los medios de comunicación en el país de los Incas.
jueves, 29 de octubre de 2020
Mina de cobre Cobriza se vendió a Empresa China
Avance de consulta previa en Proyectos mineros_2020
miércoles, 28 de octubre de 2020
LIMA TIEMBLA SIN MAYOR PREVENCIÓN
Escenario Dantesco
Prevención para evitar pasar de la Emergencia al Desastre
Reporte del sismo del sábado 24 de octubre del 2020. |
lunes, 26 de octubre de 2020
Agua contaminada con arsénico en costa peruana
Presencia de arsénico en fuentes de agua subterránea.
Agua con Arsénico en Norte y Sur de la costa peruana
Agenda pendiente
miércoles, 21 de octubre de 2020
¿De emergencia a catástrofe nacional en países latinos?
Ruido Político
Agua Segura
Agenda pendiente
lunes, 19 de octubre de 2020
Patria segura en minería de cobre : Quellaveco
En Julio del 2012, indiqué en este espacio que el proyecto minero Quellaveco de la compañía Anglo American produciría 220.000 toneladas de cobre al año, o alrededor de una quinta parte de todo el cobre que se produjo en Perú para el año 2011. La construcción de la mina de cobre tomaría desde ese entonces cerca de cuarenta y cuatro meses.
El proyecto incluyó posteriormente un acuerdo, que involucra la creación de mil millones de soles creado para un fondo de desarrollo de Moquegua. Incorporando el sistema de almacenamiento de agua del río Asana, la presa Chiriote Chuincune y el saldo va a un fondo de desarrollo retornable, una especie de fondo de garantía y préstamos para las pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales.
El año 2019, un grupo de agricultores del centro poblado de
Tumilaca efectuó protestas contra Quellaveco. Argumentó que el proceso constructivo de
la mina provocaba contaminación de las fuentes de agua, indicando que la
construcción de la mina afecta al río Asana, cuyo caudal es utilizado para el
riego de más de 450 hectáreas de cultivos.
Con el arribo del COVID-19 a Perú en marzo del 2020, Quellaveco
fue uno de los proyectos mineros que se vieron obligados a suspender por la
pandemia.
De los más de quince mil trabajadores que laboraban en la
construcción de la obra, ubicada en la sierra de Moquegua, el noventa por ciento regresó a
casa. Solo quedaron 1.200 para tareas críticas. El proyecto se construye a más
de cuatro mil metros de altura y tiene un avance del cuarenta por ciento.
Según publicación en el diario La República, la compañía retomará el próximo mes -noviembre del 2020- la construcción de su mina de cobre en el distrito de Torata-Moquegua, paralizada hace cuatro meses por la emergencia sanitaria.
La compañía anuncio que diez mil trabajadores retomarán sus
actividades con el protocolo sanitario aprobado por el Ministerio de Energía y
Minas para evitar el contagio entre los trabajadores.
En el cronograma de la empresa se tenía previsto iniciar la etapa productiva en 2022. La compañía mantiene esa expectativa de plazo, con un retraso
de algunos meses por la emergencia sanitaria y la menor cantidad de personal
que dispondrán. La inversión se encuentra en el orden entre US$ 5.000 a US$
5.300 millones de dólares, y tendrá un incremento por la pandemia.
sábado, 17 de octubre de 2020
Carta abierta a precandidatos a las elecciones 2021 en Perú
jueves, 15 de octubre de 2020
Inseguridad Hídrica : COVID-19, Sequías e Incendios en Latinoamérica
Las evidencias sistémicas registradas sobre el impacto que genera la inseguridad hídrica en América Latina, que relaciona al cambio climático , presencia de sequías e incendios forestales de gran magnitud, se encuentran correlacionadas con la incidencia de enfermedades infecciosas bacterianas como el cólera o virales como es en el caso del COVID-19.
En este contexto, el COVID-19 tiene alta probabilidad de constituirse como una enfermedad endémica en algunos países latinos, como es en el caso de Perú y Bolivia.
Crónicas anunciadas
Cuatro años antes expliqué en " Cambio climático en América Latina & Perú" (publicado el 28 de noviembre del 2016) y posteriormente en "Crisis política en Lima-Perú y lección aprendida de las crisis del agua" ( publicado el 18 de septiembre del 2017) ; así como en recurrentes publicaciones en que vengo advirtiendo de cómo el proceso de la crisis del agua se va agravando dramáticamente en países latinoamericanos.
Ya en el año 2016, Bolivia había declarado emergencia nacional por sequía y falta de agua; siendo que nuevamente para el año 2020 este país declaró inicialmente emergencia nacional y posteriormente su administración se declaró en desastre nacional.
En esta crisis del agua que viene escalando, quienes se ven mas impactados resultan ser los pueblos ubicados en zonas protegidas que ven consumirse sus bosques y áreas de cultivo de pan llevar. Brasil y Perú no se encuentran fuera de riesgo, habida cuenta que ambos países cuentan con parte de la cuenca amazónica sensible y altamente vulnerable a los incendios forestales. La costa peruana representa un gran reto para la gestión adecuada del agua.
Tala ilegal y deforestación agravan los problemas de agua
La inseguridad hídrica es un problema que las administraciones de turno en países latinos no se encuentran atendiendo con la debida atención que organismos internacionales y científicos de todo el planeta venimos insistentemente alertando.
Millones de hectáreas de bosques se vienen perdiendo por acción antrópica en estos países latinos, donde los esfuerzos legales para reducir la tala ilegal y deforestación, sólo producen frustración y nuevos ejercicios aislados de ensayo error.
Para encontrar una solución integral a los precitados problemas, es necesario plantear soluciones integrales, pues los problemas son de carácter sistémico y que deben resolverse considerando las características transfrontera de los ecosistemas vulnerables de la región.
lunes, 12 de octubre de 2020
Pasivos ambientales por hidrocarburos
Contaminación en las últimas dos décadas
Polémica ambiental en Loreto
El detalle pasa porque la empresa PLUSPETROL no reconoce 1,199 sitios contaminados que OEFA ha determinado son de su responsabilidad.
Agenda pendiente para tener una Patria Segura
martes, 6 de octubre de 2020
INSEGURIDAD SOCIAL EN PERÚ POR COVID-19
EFECTOS DE LA INSEGURIDAD SOCIAL
lunes, 5 de octubre de 2020
Estrés hídrico en Perú, causó el mayor impacto por COVID-19
Los principales indicadores que permiten comparar el grado de acatamiento de la cuarentena a nivel mundial señalan no sólo que el Perú no estuvo entre los países que mostraron menores niveles de disciplina social, más bien lo contrario. La disposición al acatamiento y al sacrificio de la población fue relativamente elevada. Si se quiere entender el porqué de la mala situación del país, tal vez se debería observar con más cuidado a otros componentes, como es el caso del estrés hídrico. El alto estrés hídrico en Perú, con especial énfasis en la costa desértica peruana, puso al país como uno de los mas afectados por el COVID-19 en el planeta.
Una publicación de RPP desvirtúa el tema de la indisciplina frente a la cuarentena impuesta a la población peruana en los siguientes términos :
Indicadores de desmovilización
Mediante diversas fuentes e indicadores se observó la medida
en la cual los peruanos tuvieron una conducta coherente con una cuarentena
estricta.
Una encuesta de IEP , tomada en mayo del 2020, mostraba que
el 75% de los peruanos consideraba que la principal razón por la que no se ha
podido controlar la epidemia de la COVID-19 es “por los ciudadanos
irresponsables que no cumplen con las disposiciones del gobierno”. Es decir, la
inmensa mayoría de los peruanos considera que el contagio extendido de COVID-19
se debe a la baja disposición de la población para acatar las medidas de
aislamiento social y de cuidado personal necesarias para reducir su propagación.
Hay quienes explican esto en función a múltiples causas, entre las que se
encuentran la alta informalidad, precarias condiciones de vida de gran parte de
la población, la falta de educación o el sistema de valores de la población.
Dado que el impacto de la COVID-19 en el Perú ha estado entre
los más fuertes del mundo se esperaría que el acatamiento de la cuarentena
estaría entre los más bajos también.
Mediante diversas fuentes e indicadores se observó la medida en la cual los peruanos tuvieron una conducta coherente con
una cuarentena estricta. Hemos encontrado que, a diferencia de lo que muchos
creen, el acatamiento de la cuarentena en
el Perú fue más respetado que en los países más exitosos de la región.
El primer indicador consiste en Google Community Mobility
Report, el cual acopia datos respecto al desplazamiento de las personas con
celulares con sistema Android. Para los primeros sesenta días de cuarentena,
justamente cuando la epidemia se propagó con mayor rapidez, se puede observar
que el Perú se encontró entre los países con mayor reducción de visitas a
tiendas, supermercados, parques, estaciones de transporte y lugares de trabajo
del mundo. Se argumenta que estos reportes no son válidos
para el Perú puesto que gran parte de la población no tiene acceso a
smartphones, sin embargo, la penetración de smartphones en hogares a nivel
nacional es 73.4% y en el caso de Lima, una de las ciudades más golpeadas
por COVID-19 del mundo es 91.2%. En Lima la reducción en el desplazamiento
en el periodo mencionado llego al 75.7%.
Otra fuente de información consiste en el reporte de Big
Data del BBVA Research que recolecta información respecto a la conducta de
gastos en el Perú. Al analizar el reporte se observó que la caída más
abrupta en pagos con tarjeta en físico (-75%) fue en el caso peruano. También
tuvo la caída más fuerte en retiros de dinero de cajeros automáticos, lo cual
se halla fuertemente asociado a las actividades del sector informal, llegándose
a una caída de 61%.
Otros indicadores de desmovilización se pueden obtener del
Tablero de Impacto del Coronavirus del BID. El primer indicador llamativo
consiste en el de intensidad de Congestión de Tráfico por país. Esto
nos señala la severa reducción en el uso de vehículos que se dio durante la
cuarentena en Lima.
Otro indicador llamativo mostrado por el BID es el referente
a disminución en la emisión de dióxido de nitrógeno. Este compuesto químico
está asociado al uso de combustibles fósiles, es decir, su caída es un
indicador de la disminución de uso de vehículos. Se acopió datos de 7 ciudades
importantes de Latinoamérica, mostrándose que fue Lima en la cual se dio la
caída más dramática en las emisiones.
Hay quienes podrían afirmar que datos de celulares y uso de
vehículos no reflejan la conducta de la mayoría de los peruanos sino de los
sectores más acomodados. En esta visión tendríamos sectores medios y altos con
elevados niveles de acatamiento y sectores populares con bajísimos niveles.
Pero esta visión no es coherente con los estudios de seroprevalencia en Lima
que mostraron niveles de exposición a la COVID-19 sin diferencias
significativas entre diversas zonas de
Lima independientemente del nivel económico.
Población sin acceso al agua potable
Para sustentar el tema del estrés hídrico y su influencia decisiva en el impacto del COVID-19 en el Perú, me apoyaré en una publicación titulada "Falta de agua en Lima : Análisis y soluciones" que tiene el sello de El Comercio, difundida antes del arribo a territorio peruano del COVID-19.
En esta publicación que data de abril del 2019, se indica que 870 mil viviendas no cuentan con agua potable, lo que implica el orden de 2 millones seiscientos mil habitantes tienen estas limitaciones, especialmente en zonas críticas como es el caso de Lima, ciudad levantada sobre un desierto.
La escasez de agua en Lima se presentan básicamente en los cerros y en viviendas construidas informalmente. En estos lugares la población llega a pagar un precio elevado hasta ocho veces más que la población que cuenta con el servicio de agua en sus domicilios.
Otro componente que influye en la falta de agua es la poca cultura hídrica existente, que genera pérdidas de agua y el uso irracional de este recurso, pese a que por efectos del cambio climático, los deshielos de los glaciares ubicados en la zona central del país, que constituyen las fuentes que proporcionan agua a la ciudad de Lima pueden desaparecer antes del 2045.