Este análisis sobre la convulsión social que viene aconteciendo en Perú, es a modo de continuación de una publicación hecha hace ocho años atrás en este espacio bajo el título "Análisis por escenarios prospectivos" que data de marzo del 2015. En ese entonces veíamos el proceso social peruano desde distintas perspectivas profesionales y políticas. Citando autores como Peter Klaren en “Nación y Sociedad en la Historia del Perú”, se puso en perspectiva la presencia de las comunidades indígenas del Perú en su historia y permitía rastrear conflictos sociales asociados a ellas desde el siglo XIX en el período Republicano y asimismo observar al país relacionado con los procesos de la revolución industrial y el capitalismo durante distintas etapas de su historia, empezando con la economía del guano, la economía del salitre, la economía del caucho y el sesgo mercantil dejado por la colonia.
En el oncenio de Legía se registró un proceso de apertura económica al mercado norteamericano que permitió el ingreso de la Cerro de Pasco Corporation y otros, que generaron reacciones contrarias al final de su gobierno y permitió el desarrollo del aprismo y de la izquierda bajo pensadores como Mariátegui.
El libro "Los Dueños del Perú" de Carlos Malpica, en el que se presentaba el mapa del poder en el país en la década de los sesenta, antes de la Revolución de Velazco Alvarado. Se mencionaba a un primer poder relacionado con los poseedores de tierra, los grandes hacendados o los latifundios, productoras primarias de productos de exportación.Conjuntamente con las empresas exportadoras y las empresas mineras, controlaban el flujo de divisas del país.
Así se presentaba un diagnóstico del sistema económico imperante en el país en aquellos tiempos, las reformas que se instauran en la administración de Velazco y luego los procesos de reacción que se dieron en el segundo gobierno de Belaunde.
La década del noventa, con el crecimiento económico, convivió con cambios en la relación de los poderes y enfoque social descritos por el autor.
Con el advenimiento del nuevo milenio, se aprecian cambios en relación a una visión de país dividida entre los defensores del modelo económico de mercado y los de modelos defendidos cuando existía la guerra fría y los postulados de la izquierda revolucionaria se sostenían en el gigante soviético o en el chino, que postulaban modelos estatistas y contratistas de la economía que han quedado atrás con la caida del muro de Berlin y la desaparición de la Unión Soviética.
Suscribíamos entonces que la impronta de la izquierda no ha quedado ahí, sino que se ha reciclado bajo el liderazgo de pensadores como Martha Harnecker, que planteó nuevas formas de enfocar el socialismo, integrando el discurso ambiental, el de derechos humanos y el de los derechos de las comunidades indígenas propugnado por el Tratado 169 de la OIT, como estrategia para desestabilizar a las empresas, a las fuerzas del orden y al sistema en sí mismo.
Toda esta estrategia ha calado en un mundo que buscaba respuestas y soluciones y que enfocó también los temas ambientales, los temas de derechos humanos y los de las comunidades indígenas, por lo que lo planteado como una fórmula para desestabilizar un orden establecido, apoyándose en movimientos nacionalistas que llegan al poder en Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Sin embargo, esta estrategia se encontró con una agenda similar en el otro lado del escenario, con instituciones que se han ido fortaleciendo en el control y manejo ambiental desde su nacimiento con el acta de protección ambiental de 1970 de los Estados Unidos y que en el Perú se inicia en la década de los noventas con el Código del Medio Ambiente, con un proceso de deslinde y titulación de tierras que provocó la consolidación legal de la propiedad de tierras comunales en sierra y selva acá en Perú, que alivió la presión social en el escenario de las comunidades indígenas, quedando aún pendiente el espacio de la amazonía. Y en cuanto a derechos humanos, esto se ha convertido a través de la gobernanza corporativa en medios de limitar el accionar de empresas transnacionales en lo que se refiere a derechos humanos, comunidades y medio ambiente, que se asocia ahora a los temas de financiamiento de proyectos en los tres niveles de gestión existentes en el país..
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La Ingeniería , el Derecho, la Economía y otras disciplinas tienen un gran reto de cara al futuro en Perú. |
Sobre el fondo del problema
Concideramos en ese entonces y nos ratificamos hoy en día, que la confrontación de ideas o de sistemas de pensamiento político entre un modelo renovado de izquierda y un modelo neoliberal, que incluyen temas ambientales, de comunidades y de derechos humanos no es el fondo del problema, como aparentemente nos podrían hacer creer los lideres de uno u otro grupo tratando de llevar agua para su molino, sino que en estricto es el marco en el que se desenvuelve la sociedad del país; dicho de otro modo, las condiciones naturales y sociales que forman la historia, geografía y sociedad del país.
Respecto a las condiciones naturales, la existencia de la cordillera de los andes que conformó las cuencas hidrográficas y las condiciones climáticas de costa, sierra y selva, existe la corriente de Humboldt que determina las condiciones climáticas de la costa, existió esta configuración desde el deshielo de fin del Pleistoceno y en este espacio geográfico y climático se desarrolla la sociedad y la cultura del país.
Bajo estas condiciones se desarrollaron las culturas preincas, el imperio de los incas, la colonia y la República, alternando poderes y formas de gobierno, en sintonía con el mundo que influyó en mayor o menor grado a la sociedad peruana. Es un todo dinámico en el que convive una sociedad heredera de ayllus y otra heredera de migrantes extranjeros que se hicieron peruanos durante los 202 años de la existencia de la República.
Las consideraciones que son efectos de las condiciones sociales pasan por atender temas tan complejos como la descentralización, informalidad, educación, salud pública, corrupción, entre otros que influyen en el crecimiento y desarrollo socio-económico de los espacios geosociales situados en las cuencas hidrográficas que forman parte del territorio peruano.
Sobre el proceso actual
Hoy en el país estamos viviendo la gran migración asiática, con una cada vez mayor presencia de inversiones y migrantes chinos, coreanos, etc. No es posible soslayar el impacto de la pandemia a partir de marzo de 2020 y los efectos del conflicto entre Rusia y Ucrania con el avance Ruso sucedido en febrero del 2022.
Los estragos producidos en la economía y sociedad peruana se encuentra en proceso de control de daños, pues al ineficaz manejo de la pandemia que dejó al Perú como el país con la más alta mortalidad percápita del planeta, se le suma la supina incapacidad para garantizar la seguridad alimentaria en el país tipificada en las fallidas compras de fertilizantes para la campaña agrícola 2022-2023.
La política de entrega de bonos para mitigar los impases subsistentes en una población que suman unos tres millones entre hombres y mujeres del campo, no terminan por ser suficientes ante la presión social del orden de medio millón de personas vinculadas a la mineria informal y otro grupo importante dedicado a la tala ilegal, narcotráfico y actividades ilícitas conexas.
Ese crisol genera diversidad en el tiempo, abre ventanas de oportunidades a las grandes mayorías que forman parte de los 33 millones de personas localizadas en territorio peruano, que se han dado no solo en Lima, sino también en diferentes partes del país donde en distintos momentos, migrantes crearon riqueza dejando una impronta que se sumó a la del país: Chinos, japoneses, italianos, palestinos, venezolanos,etc.
Hoy asistimos a una etapa de cambio de condiciones de mercado que empezó en el año 2013 y la caída de precios de los commodities en el mercado mundial ha hecho que se empiece a desinflar una economía que había sostenido crecimientos de 6 % anual y hoy alcanza solamente el 2 % en la mejor de las proyecciones.
Paralelamente, el chorreo que se había venido dando a través de las compras locales, formación de empresas comunales y desarrollo de iniciativas empresariales locales, convenios y otros mecanismos, también se viene afectando, por lo que los intereses de esta nueva clase económica, de antiguas comunidades que pugnan por modernizarse y donde el interés particular y el comunal comparten espacio, vienen sumando su cuota a la conflictividad en algunas zonas de influencia de las empresas extractivas.
El sur del país y la agenda política
Si tomáramos como línea base desde el año 2015 los títulos con los que vengo describiendo los acontecimientos de la realidad peruana del sector minero y las protestas socioambientales publicadas en este espacio, podría citar a : Escalamiento de conflicto por Tía María (9/5/2015),impacto ambiental recurrente como tema de seguridad y orden interno (22/8/2015),Cajamarca y Apurímac: Cartera de proyectos mineros y conflictos sociales (7/11/3016),conflictos sociales frente a disponibilidad de agua, alimentos y energía (13/6/2019),¿Aval del Ejecutivo en las protestas sociales contra Proyectos mineros? (12/8/2019),atención del Estado peruano a conflicto de tierras y explotación forestal (14/3/ 2021), entre otros, que analizadas en su conjunto podría facilmente determinarse las causas que gatillaron la posición del sur del país y entender la agenda política que está detrás de los evidentes problemas identificados en Puno, Cusco, Apurimac, Arequipa, Ica y otras localidades sin perjuicio del escenario electoral que permite la alta rotación en el sillón de pizarro.
Lo que debe tener claro el país es la meta alcanzar en el mediano y largo plazo, para poder orientar acciones consensuadas e ir corrigiendo rumbos.
La agenda es la misma en las distintas canteras que entrarán en justa electoral. Gobernar un país tiene que ver con generar riqueza, promover inversión, educar, generar salud, cultura, pero cobra vigencia el trabajo sobre los Dueños del Perú, porque estamos seguros que hoy no son los mismos dueños, hoy mas peruanos son dueños, más comunidades tienen propiedad, más peruanos tienen acceso a la educación y a fuentes de trabajo o de riqueza.
Lo que sucede es que el proceso es desordenado y conflictivo por factores internos y externos, debido a la visión colonial, a la postergación de siglos de la población local y la falta de una visión integradora del país que respetara la cultura existente mirando al país como por conquistar y no por integrar.
El proceso de crecimiento constante del país en los últimos 25 años fue posible porque se ha ido internalizando el tema ambiental y el tema social en consonancia con corrientes internacionales.
Empresas y Estado han ido juntos dando pasos que han permitido inversión con respeto y este proceso debe continuar a pesar de la coyuntura de precios bajos de los comodities y el no aprovechamiento del precio del cobre en su momento cuando alcanzara niveles expectantes.
Por ello el gobierno debe dinamizar las miles de obras públicas paralizadas e impulsar grandes proyectos y obras que mantengan la tendencia de crecimiento y permita finalmente alcanzar un desarrollo sostenible al país. Asimismo existe la necesidad de internalizar pasivos ambientales por la empresa y por el Estado, de otro lado, el problema de propiedad aún no resuelto en la amazonía con las comunidades indígenas o nativas.
Los hechos acontecidos demuestran que a través de la violencia no se construye un país y se integra a la Nación.
La toma de carreteras sólo aisla a los pueblos y daña a la población mas vulnerable, en ese sentido el nivel de empatía y comunicación debe primar entre las empresas, Estado y comunidad.
Violencia que no debe repetirse
Sendas jornadas de violencia en Enero del año 2023 fueron vividas por la Empresa minera Antapaccay localizada en la provincia de Espinar en el Cusco.
Los destrozos efectuados en el campamento minero ubicado en la comunidad de Tintaya marquiri cercana a la localidad de Yauri no sólo afecta a la propiedad privada de la empresa suiza Glencore, sino que perjudica a más de cien empresas locales que le prestan servicios y a miles de trabajadores que son impactados por la paralización de labores, de otro lado daña al ocho por ciento del cobre que el país exporta, reduciéndole en sus ingresos que financian al presupuesto público.
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Las protestas no pueden ni deben confundirse con acciones que dañan la integridad física de las personas ni a bienes públicos o privados. |