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viernes, 5 de noviembre de 2021

Carta abierta al presidente peruano José Pedro Castillo Terrones

Lima, 05 de Noviembre del 2021

Señor docente José Pedro Castillo Terrones :

Excelentísimo señor Presidente de la República

Me dirijo a usted, para expresarle respetuosamente mi preocupación por la senda que viene transitando la seguridad ciudadana y orden interno en el país, que se traduce en hechos que influyen sobre el normal desarrollo de actividades en el sector minero formal, lo cual posterga la pronta recuperación económica del Estado peruano.

Las administraciones anteriores, incluyendo a su antecesor el ingeniero Francisco Sagasti Hochhausler, al no respetar la institucionalidad en la PNP provocaron la débil gobernanza sectorial que se observa con la alta rotación en el despacho del ministerio del interior y el incremento de acciones delictivas que se presentan en imágenes diarias por los medios de comunicación masiva.

Contar con el concurso de tres ministros en el espacio de tres meses ilustra la necesidad de mantener estabilidad en un sector tan importante a fin de coadyuvar en las políticas de Estado, para luchar contra la corrupción y darle gobernabilidad al país.

Saludo la designación del ex fiscal supremo Avelino Trifón Guillén Jáuregui quien acaba de asumir la cartera del interior y hago votos para que se mantenga un tiempo prudencial en el cargo, no solamente para elevar la moral de todo el personal que forma parte del sector interior, sino  para dar seguridades necesarias tanto a personas naturales y jurídicas ante la sensación de vulnerabilidad frente a los riesgos que representa el coyuntural desorden interno en territorio nacional. ¡No es una opción mantener en zozobra a la población peruana!.

Señor presidente del bicentenario de la república peruana, el actual ministro del interior como hombre de derecho, respetará las leyes y hará cumplir los mandatos emanados del poder judicial, pero para ello es necesario que cuente con recursos humanos idóneos, forjados por la trayectoria operativa y administrativa en la institución PNP, traducido en el escalafón que permita enfrentar con éxito al comando frente situaciones tan complejas en diversas funciones que realizan; es en este sentido que exhorto a vuestra administración a mantener su confianza y apoyo al ex fiscal supremo que apenas recibido el cargo ya enfrenta gratuita oposición, así como el respeto irrestricto a la separación de poderes y al derecho laboral que tienen intachables jefes y oficiales que fueron injustamente separados de la institución y que en la actualidad, por mandato judicial, debieran reincorporarse oportunamente en la lucha frontal contra la corrupción y la delincuencia común que tanto daño están causando a nuestra patria. 

! Dios bendiga al pueblo peruano e ilumine a sus gobernantes !

Dr Javier Prado Blas 
Ing. CIP N° 38874 
DNI N° 08186048

miércoles, 13 de mayo de 2020

El sector minero se alista para volver a operar en Perú

El sector minero se alista para volver a operar en Perú, pues treinta y nueve unidades productivas de diecisiete empresas mineras ya presentaron sus planes y/o protocolos de emergencia sanitaria a los Ministerios de Salud y de Energía y Minas, para reiniciar operaciones.
Se trata de empresas como Nexa, Minsur, Marcobre, Barrick, Panamerican, entre otras según revelaron fuentes de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) a RPP Noticias.
Por otro lado, Manuel Fumagalli Drago, presidente de la SNMPE indicó que de las minas, once unidades de cinco compañías mineras ya tienen verificados sus protocolos por las referidas autoridades y en las siguientes horas reiniciarán su producción.
Fumagalli explicó que en esta primera fase de reactivación, el sector alcanzará el ochenta por ciento de la producción nacional.

Avances

Se tiene previsto el reinicio de la construcción del proyecto mina Justa y la ampliación de Toromocho, que implican una inversión conjunta de más de US$ 2,900 millones; a lo que se sumará dentro de tres meses la reapertura de los trabajos del proyecto Quellaveco que significan una inversión de US$ 5,300 millones.

viernes, 22 de febrero de 2019

Derecho constitucional y minería en Perú

La inversión privada y el sector minero en Perú, se encuentran realizando denodados esfuerzos para lograr su recuperación luego de un periodo oscuro que ralentizó la economía peruana. 

Superando seis mil millones de dólares el 2019

La inversión minera en el Perú alcanzaría los 6,100 millones de dólares ante el inicio de grandes proyectos y el destino de recursos para la ampliación y modernización de las operaciones, según una consultora internacional.
El anuncio de la puesta en marcha de Quellaveco y Mina Justa el año 2018, podría marcar el inicio de un nuevo ciclo de importantes inversiones mineras, pues en Perú existen proyectos detenidos por temas transversales al sector minero.

Mejorar las relaciones comunitarias

Es fundamental mejorar las relaciones con las comunidades y pueblos de tradición minera, así como en los lugares donde se focalizan nuevas operaciones mineras; para ello, se debe recuperar la confianza en el sistema jurídico de un poder judicial impactado por hechos que afectaron su imagen.
Los altos niveles de corrupción detectados en el ejecutivo y legislativo, que lograron  penetrar e inficionar  al poder judicial, se van decantando en el inconsciente popular; lo cual se corrobora con la implosión del partido  PPK , cuyo líder fuera el renunciante ex-presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Cumplimiento de la Ley de leyes

La recuperación de la confianza en los actores sociales, se sustenta en el irrestricto cumplimiento de la Constitución Política del Perú, y con ello los derechos constitucionales de la persona humana, quienes tienen el derecho a solicitar la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses. 
No cabe pues el hecho que los juzgados constitucionales en Perú , puedan demorarse meses o tal vez años para resolver casos de personas que acuden ante los tribunales de justicia a efectos de solicitar se restituya algún derecho constitucional que sientan vulnerados.

Administración Vizcarra

El actual presidente de la República peruana, ingeniero Martín Vizcarra, tiene que lidiar con los elevados niveles de corrupción que le dejara su antecesor PPK, para lo cual designó que el 2019 será llamado el "Año de la lucha contra la corrupción y la impunidad".
En este contexto, la administración Vizcarra afronta los retos y desafíos impuestos ante una realidad en que las fuerzas vivas del país, el Congreso de la República y particularmente el sector minero marchan unidos en búsqueda de su mejor destino. 

martes, 13 de marzo de 2018

Pobreza invisible, una parte del experimento humano en minería ilegal

Una parte de los pobres invisibles por el Estado peruano, esta conformada por la población que enferma y muere por los altos riesgos atribuidos a la contaminación ambiental, de los cuales llegan con mucha suerte a cumplir los cincuenta años de edad.
Cuando publiqué Cachorreo en los altos Andes (2010), comenté de esta práctica ancestral surgida en la época de la Colonia y lo contextualicé en  Historia de la minería ilegal en Perú (2013)

Crisis política-social

La actual crisis política sostenida en el Perú formal y que pudiera escalar a una crisis social, de algún modo puede explicarse por la insuficiente atención con políticas sociales adecuadas para atender a los excluidos; aquella población marginal que no son medidos por indicadores monetarios,especialmente en zonas rurales nucleadas y comunidades dispersas que afectan-entre otros- al sector minero informal y del agro, éstos últimos involucran a importante mano de obra no calificada.

Trabajo en una mina en proceso de formalización

Para tener una mayor aproximación al proceso histórico seguido sobre el particular, haré referencia a lo publicado el 20 de enero de 2015 por La Nación bajo el título : Oro podrido: cómo es trabajar en una mina en Perú  :
"En la cordillera oriental del Perú, 35.000 personas conviven a diario con 5.400 metros de altura, veinte grados bajo cero por las noches y condiciones de vida y de trabajo que solo se soportan por el sueño del oro. La Rinconada es la ciudad más alta del mundo y un desafío a los límites de nuestra especie.
A la mina, a la mina, a la mina, a la mina!". El grito se impone en la terminal zonal de ómnibus de Juliaca, en el sudeste del Perú. En los últimos treinta años, la ciudad se ha ido transformando en el centro de operaciones de las infinitas explotaciones mineras que rodean como epidemia el nevado de Ananea, una montaña de hielos perpetuos que abriga en sus entrañas lo que nunca se dejó de buscar en el país desde los tiempos de Francisco Pizarro: oro. Pero Juliaca es apenas el punto de partida de esta historia, cuyo protagonista es, en realidad, La Rinconada, una pequeña población minera encaramada en la montaña, a 5.400 msnm: la ciudad más alta del planeta según la National Geographic, un lugar que desafía la posibilidad misma de la vida.
En plan de conocer este experimento humano llegué a Juliaca, único punto de donde parten buses hacia La Rinconada, 210 kilómetros al este. "Todo pista, todo pista", dice la señora que me induce a comprarle un boleto. Por allí llaman "pista" al asfalto que ahora cubre gran parte del trayecto, aunque aún hay cincuenta kilómetros en que abundan los vados, arroyos y precipicios. La ruta es un camino de hormigas transitado a toda hora para abastecer La Rinconada, que hace tiempo alcanzó los 35.000 habitantes amuchados en torno del nevado Ananea. "Acomódale la mochila al gringo", grita el chofer a uno de sus ayudantes mientras ocupo mi banca en una de las busetas que están a punto de salir. Comienzo a entender que en este universo habitado por quechuas y aimaras, es ajena cualquier otra identidad. De hecho, no me cruzaré ningún otro extranjero en toda mi estadía. El bus parte completo a las seis de la mañana, incluso el baldecito pegado a la puerta, donde se acomoda una mujer inmensa con porte de buda. El silencio apenas se corta por algún comentario en quechua y por la emisora Pachamama Radio de la provincia de San Antonio de Putina, que obstinadamente dirá cada cinco minutos "la hora exacta en el Perú". Mientras ascendemos en el terreno, los que no dormimos cumplimos con el ritual andino de "coquear" para amortiguar los efectos tumbadores de la altura. Al atravesar el río Maravillas, la ventana regala una postal colonial con varias mujeres que marchan a lavar sus prendas. Después de superar los poblados campesinos de Taraco o Huancané, la tierra se vuelve grisácea hasta mostrarse estéril para la siembra a medida que La Rinconada se acerca. Desde Putina en adelante, solo veo mineros, mineras, personas que sobreviven de lo que la montaña entrega. El nevado de Ananea ya se avista, inconfundible, aunque nada hace sospechar lo que se ve un minuto después: La Rinconada, además de un enclave humano en la montaña inmensa de hielos eternos, es también una ciudad levantada entre la basura, donde llamas y alpacas pastan entre un empaste de hielo, restos de comida, matas y desechos mineros a cielo abierto. Aquí los camélidos han cambiado sus hábitos, y ya no migran en busca de pasturas. Husmean en los residuos como los perros y las aves carroñeras, a las que llaman "cara-cara". Y así sobreviven. La carne de los camélidos, como todo aquí, está contaminada. Pero como representa una de las principales fuentes de proteínas de los habitantes, ninguno de ellos le hace asco. La Rinconada no posee agua corriente, cloacas, calefacción, ni mucho menos tratamiento de residuos. Ningún tipo de servicio, salvo el transporte y la telefonía celular. Al estacionar los carros, el suelo los estremece, y no es barro lo que se desgarra debajo de las suelas. La nieve que congela las calles se derrite por el sol, las pisadas, el tráfico. Y también se mezcla con las heces de la población, que las arroja sin más trámite al centro de cada calle, en una zanja cavada a pala. Las aguas servidas, la basura y el mercurio de los relaves mineros forman una ciénaga difícil de olvidar para el que la pisa.
En ese pantano convive la población con una resignación pasmosa. "Siempre ha sido así", dice Elmer, un minero que, como todos allí, parece acostumbrado a lo imposible. Pero la naturaleza es sabia y el frío que todo lo congela en La Rinconada salva la ciudad de un brote epidémico. El aire es otro capítulo. Una masa helada y viciada invade los pulmones. Los gases que se desprenden de la descomposición del suelo participan en la combustión junto a los vapores de los chicharrones que las doñas cocinan en plena calle, y también junto al mercurio que se evapora por las chimeneas de los acopiadores de oro. El oxígeno, un bien escaso, deja a los recién llegados como autos con poco octanaje. El estómago también se siente forastero y se torna inútil. Los oídos se tapan por completo y las pastillas de "soroche" contra el mal de altura se transforman en inofensivos mejoralitos. Recién llegado, extranjero de todo, me vuelvo un improvisado asmático. Me contarán después del viaje que una suerte parecida corrió el líder de Calle 13, René Residente, cuando hace unos años pasó por la ciudad mientras filmaban un videoclip. René la parió con la altura: taquicardia, nervios, ataque de pánico. La estadía de Calle 13 en La Rinconada duró solo siete horas.
La Rinconada tiene varios hospedajes. Muchos de los "hoteles" son apenas cubículos separados por paneles de madera atornillada donde se padecen las noches de veinte grados bajo cero. Consulto el precio de una habitación y la respuesta dispara un tema tabú que hace de La Rinconada, quizás, el lugar más peligroso del Perú: "¿La quiere con nena o sin nena? Con nena tiene una por cincuenta soles". El flagelo es visible a toda hora en el pueblo. Muchachitas de 15 o 16 años se pasean durante el día encorsetadas para el burdel. Se estima que al menos 1.500 mujeres, menores muchas de ellas, han sido llevadas hasta Juliaca con el ofrecimiento de un buen empleo desde Bolivia y desde distintos puntos del Perú, y posteriormente introducidas en las redes de trata de La Rinconada. Los cincuenta soles que me piden equivalen a unos dieciocho dólares.
Previamente, en la frontera con Bolivia, un oficial de migraciones hacía la misma sugerencia:Sí, ¿sabe cómo están por allí las cosas? Uy, hace frío. Abrígate y búscate alguna chica que te haga compañía. En ese ambiente misógino, ser extranjero es peligroso y ser periodista es casi una insolencia. En 2007, Elsa Checmapocco, quizás la única mujer que alzó la voz contra la trata de personas en La Rinconada, fue acribillada a balazos. El asesinato quedó impune. Antes de partir a La Rinconada, los intentos por establecer una red de contactos habían sido inútiles. Pero pude saber que el alcalde se llama José Mamani Yucra, y tuve el cuidado de avisar a la alcaldía mi arribo por estos días. Al llegar soy atendido por uno de sus reemplazantes provisionales, Arturo Vázquez, que solo ofrece facilitarme "un sereno" para que me acompañe a los socavones a cambio de alguna propina. Las bocaminas se encuentran a una hora de caminata en ascenso por las calles congeladas del pueblo. Cuando la altura me da tregua y recobro fuerzas, vuelvo a la alcaldía en busca de la ayuda prometida, pero la respuesta es siempre la misma: "Don Arturo está ausente". Los únicos dos o tres oficiales de la policía peruana que custodian las oficinas, prácticamente niños con gomeras en este universo, juegan a las cartas y me sonríen. En La Rinconada, el Estado peruano es algo tan ausente como el oxígeno. En los años ochenta, La Rinconada era apenas un campamento, un puñado de carpas bajo la nieve. Pero aun así, la fiebre del oro cundió en este infierno helado del Perú, país siempre fértil para las desmesuras: Pizarro hizo un baño de sangre tras el oro de Atahualpa y los incas. Lope de Aguirre se hacía llamar a sí mismo "la cólera de Dios" mientras buscaba el reino perdido de El Dorado.
En las últimas décadas del siglo XX, la crisis económica produjo un aluvión de mineros que llegaron desde todas partes a buscar su revancha. Sin embargo, ni la fabulosa imaginación de Chaplin pudo fabular un sistema de trabajo como el de La Rinconada. El nevado de Ananea es propiedad del Estado, que a su vez otorga la explotación total de la mina a la Corporación Minera Ananea, una sociedad anónima de capitales peruanos. La empresa alquila la explotación de las bocaminas, es decir, de cada socavón que hay dentro del glaciar, a unos trescientos contratistas. Cada contratista, por su parte, subcontrata a los mineros, que son quienes se internan en los túneles de alrededor de un kilómetro de largo dentro del nevado Ananea. Los mineros trabajan bajo un sistema llamado "cachorreo", por el cual lo hacen veintiocho días gratis, extrayendo oro para el contratista, y solo dos para beneficio propio. Si en esos dos días el minero no encuentra oro, habrá trabajado gratis durante un mes. Aldo es uno de esos mineros. Nacido en Azángaro, este campesino devenido minero lleva seis años en La Rinconada, pero promete irse pronto: "Ya pues un año más, mucho frío, voy a quedarme hasta que se pueda. El propósito es tener tu casa, tu comodidad; una vez que logras tu propósito, te vas. A veces la mina está baja, a veces no haces nada. Y a veces haces miles de soles en un mes. Nunca se sabe en la mina". Nunca se sabe. Esa es la clave de este sistema extorsivo.
Para minimizar riesgos, los mineros suelen llegar a La Rinconada con toda la familia. Mujeres, niños y niñas trabajan en alguna etapa del proceso, vulnerando leyes y convenciones de todo tipo. Si los dos días de cachorreo son malos, el minero terminará endeudado y ni siquiera podrá abandonar la ciudad. Se dice que ha habido desaparecidos y, como eco de aquella leyenda del "perro familiar" en los ingenios del norte argentino, aquí también una creencia popular siempre adepta a las ofrendas para la madre tierra justifica las ausencias sorpresivas: una leyenda local sostiene que un cerebro humano en descomposición dentro de las bocaminas hace aflorar los filones de oro, por una cuestión. La maniobra es perfecta: como las autoridades son apenas una puesta en escena, nadie reclama por los ausentes, y las muertes por derrumbes o monóxido de carbono no se considerarán una tragedia, sino una cuestión del destino y hasta una ofrenda a la Pachamama.
Tras el fracaso en las gestiones con la alcaldía, emprendo la fatigosa caminata de una hora hacia las bocaminas. En el camino intento conocer al cura del pueblo, pero no está. Iglesia y zona roja comparten calle en La Rinconada. Lo que en la noche se observa de lejos como una multitud de luces de colores intermitentes que llaman como sirenas a los mineros, de día son locales cerrados, con fotos de mujeres rubias, altas y de largas piernas, muy diferentes a las mujeres andinas. Acompañan mi recorrido un dominó de miradas que no se me despegarán hasta que me vaya de la ciudad.
Para llegar a los socavones hay que atravesar el campamento de Cerro Lunar, un pueblo anexo a La Rinconada que otrora tenía una laguna con agua pura, fauna y flora lacustre. Hoy es un pantano rodeado por las casas de cinc de los mineros. Al llegar, suena una cumbia con reminiscencias a "La cucaracha". Mientras entrevisto al minero Raúl Calcina, otro interrumpe con tono intimidatorio: ¿Cómo está usted, en qué puedo servirlo? ¿Usted no vendrá de Ollanta Humala (presidente del Perú de ese entonces -Hoy PPK)?. No, vengo de Argentina. Estoy realizando una nota sobre la minería artesanal de oro. Muestro el carnet de periodista, escucha que soy argentino, mi tonada, mi voz. El minero deja una última sentencia antes de negarse a seguir hablando: Ollanta quiere meternos a todos en la misma y nosotros preferimos solos porque el cachorreo no alcanza. Raúl Calcina, que lleva ocho años en la mina, me explica que el Estado intenta erradicar la minería ilegal: "Antes había muchos accidentes. Creo que la formalización va a mejorar nuestras condiciones, aunque por miedo todos la rechazan". Sin embargo, esa aparente búsqueda de formalización encierra varios debes. En 2012, mediante el decreto 1107, el Estado peruano prohibió las explotaciones mineras en áreas sin concesión oficial. En La Rinconada, solo posee ese estatus la Corporación Minera Ananea. Trabajar para Ananea implica aceptar el sistema de cachorreo; no hacerlo implica ser ilegal. Esta sociedad anónima nació en 2004 por impulso de la Cooperación Suiza en el Perú,brazo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, organismo cuya misión es invertir en áreas de países subdesarrollados que le interesan a la economía suiza. El oro de La Rinconada es procesado en Juliaca por Metalor, una empresa suiza con filial en el Perú. Con el 37% de las exportaciones, Suiza es el principal destino de las auríferas peruanas. Si el aire falta afuera, el ingreso a la mina se vuelve imposible. El olor a azufre y los minerales en combustión forman un caldo tibio y denso que se mete en el cuerpo. El minero primero cava en la pared un hueco para ubicar la dinamita. Debe ser muy preciso para que entre apretada en la piedra, ya que un "tojo" o piedra suelta puede generar un derrumbe con facilidad. Los mineros mejor armados tienen un taladro neumático para este trabajo. Fuera de eso, toda la tecnología utilizada consiste en un casco con luz eléctrica, botas, un traje y cartuchos de dinamita sin ningún otro sistema de retarde más que prender la mecha y echarse a correr. Todos los elementos son comprados por los mismos mineros. Una vez hecha la detonación, el minero recoge las piedras, las carga en un saco de nailon, baja con la bolsa al hombro y la vuelca en un camión que llevará el material hasta Juliaca, donde el mineral se triturará. Por cada tonelada tratada quedan, en promedio, entre doce y quince gramos de oro puro. A diferencia del proceso anterior, en que el minero trabaja para Ananea, en los dos días de cachorreo para beneficio personal realiza artesanalmente todas las etapas; es decir, la perforación, el dinamitado, el acarreo, la molienda y el amalgamado del mercurio con el oro. El minero alquila una máquina de molienda para triturar la piedra, y luego asiste a la zona de "quimbaleteo".
El quimbalete es una especie de mortero donde el minero se para y hace un movimiento pendular durante media hora, mientras vierte en el buche del quimbalete agua y mercurio, hasta que el oro se separa del resto de los minerales. El minero toma luego una batea y filtra el agua con un pañuelo, sin guantes ni ninguna protección, hasta que queda en su mano una bolita de oro y mercurio amalgamados que irá a vender al mercado al mejor postor. Uno de los mineros que encuentro "quimbaleteando" es Roberto Condori, de 48 años, oriundo de Puno. "Si lo persigues lo consigues", me dice. Roberto vino hace ocho años, pero desde hace un tiempo sufre la ausencia de su familia, que no resistió el frío y se volvió a Puno. "Por el momento estoy solo. Vine por trabajo más que todo, porque allá casi no hay. Pero mis hijos ya no van a salir mineros. Uno estudia Ingeniería en Sistemas y otro para ser policía". Acompañé a Roberto al comercio de un acopiador, que realiza la última etapa del proceso.
El acopiador calienta la bolita de oro y mercurio a casi 2.000 grados. El mercurio se evapora por las chimeneas y entonces queda el oro puro, que se paga al peso unos cien soles por gramo (35 dólares). El mercurio evaporado se adhiere a la nieve de los tejados, y la nieve luego es derretida y utilizada por muchas familias como agua de consumo. El mercurio daña principalmente el sistema nervioso. Entre los acopiadores, me llevo el testimonio de José José. Más de la mitad de sus cuarenta años los ha vivido en La Rinconada. José José antes fue minero. Llegó desde Juliaca por "una temporadita", y como casi todos, no volvió a irse. "Empecé a los diez años, y después me fui independizando. Me fue bien". La sentencia del acopiador resulta un perfecto resumen de esta tragedia humana: abandonar el socavón para vivir respirando mercurio emanado de un soplete es un auténtico progreso en este mundo llamado La Rinconada. Por su parte, el minero Elmer, nacido en el pueblo de Moho, todavía tiene a su familia con él, a pesar de los seis años duros que le ha deparado La Rinconada desde su llegada. Trabaja de "chute", un oficio de bonanza al lado de otros que consiste en acarrear y depositar el desmonte, que debe ser evacuado de la zona de minas. "Somos cinco, mi esposa y tres hijos. He venido por el bienestar de la familia. Ha sido regular, no tan positivo y no tan negativo. Los hijos también estudian y nos quedaremos hasta que terminen la secundaria", me cuenta. Como casi todos, las quejas del minero no se relacionan con la contaminación, ni con la prostitución infantil ni con la total carencia de servicios, sino con el frío: "El frío acá es bastante, es lo más complicado. A los mayores de cincuenta los afecta mucho". En La Rinconada, la esperanza de vida es justamente de cincuenta años, veintitrés años menos que la media del país. Pero no son solamente hombres los explotados en La Rinconada. En la proximidad de las bocaminas se ven grupos de mujeres agachadas en el filo mismo de la montaña, donde las tolvas descargan la piedra recién arrancada al socavón. Se trata de las pallaqueras, oficio únicamente realizado por mujeres que consiste en revisar a mano el mineral fresco para detectar a simple vista el oro de mayor ley. Una de las pallaqueras que se presta al diálogo es Blanca. Me cuenta que vive en Putina y que no viene siempre, sino cuando tiene necesidad: "Vengo a veces porque es mucho el frío. Hay veces que se gana, otras veces que no se gana, por eso no vengo siempre". Como Blanca, unas setecientas mujeres trabajan de "pallaqueras" en La Rinconada. Son tantas que incluso se han nucleado en cinco asociaciones gremiales. El trabajo de las mujeres es tan peligroso como el de los socavones, porque se realiza solamente en las pendientes del terreno. Este año, un derrumbe en Luna de Oro, próximo a La Rinconada, dejó sepultada a una pallaquera bajo las rocas. Son normales los accidentes por descargas de mineral mal practicadas. Esto impulsó la organización gremial, aunque he sido testigo de cómo una Caterpillar inmensa producía casi una explosión de rocas en una descarga, apenas a unos metros de las pallaqueras, que se tiraron rápidamente en competencia sobre la montaña de piedra fresca para encontrar el oro. Cuando le pregunto a Blanca si alguien se volvió rico en la mina, me responde que sí. Como le pasó a la familia Torres Carcasi de Puno, me dice. Sin embargo, esos casos emblemáticos no actúan más que como un señuelo para el resto. Solo cerca del 5% de los mineros (empresarios o contratistas) alcanzan buenos ingresos. El resto, que produce no más de diez gramos de oro por mes (350 dólares), subsiste miserablemente en la actividad, aunque el sueño del oro los mantiene a todos despiertos. Las pallaqueras pueden optar por 350 soles fijos, a modo de salario, o por la ruleta de ganar al peso, como el resto de los mineros. El pallaqueo resulta casi un ejercicio de la mendicidad que les depara el futuro a estas mujeres, cuando el físico no les permita más trabajar en La Rinconada.
Perú fue, culminado el año 2013, el quinto exportador mundial de oro con 151,5 millones de toneladas. Sin embargo, desde que en 2011 la onza de oro alcanzó los 1.920 dólares, el precio del mineral empezó a decaer y hoy es de 1.238 dólares (USD$ 1325 en marzo del 2018). En este mismo lapso, las inversiones auríferas bajaron un 43% en el país. Lejos de estos números, los mineros de La Rinconada siguen asistiendo a diario al espectáculo de su propia muerte. Como en los tiempos de Pizarro, el país de los incas parece condenado a la tragedia del oro".

lunes, 8 de enero de 2018

Balance negativo del agro peruano en perjuicio minero

El preconcebido discurso antiminero en Perú se sustenta en el mito que la minería afecta la balanza comercial del sector agrario.Hecho alejado de la realidad, por diversas consideraciones espaciales,territoriales,volúmenes de producción y otras variables económicas y del mercado.
Es cierto que existe una tendencia negativa en la balanza comercial del agro peruano en el país (periodo 2013-2017), pero ésta -en general- no es atribuible a interferencias con el sector minero.
Tendencia negativa en balanza comercial del agro peruano en periodo 2013-2017
La mala aplicación de políticas que afectan al sector agrario en Perú,no puede ni debe asignarle exclusivas responsabilidades a las operaciones mineras que se circunscriben a sus áreas de influencia perfectamente delimitadas ya que en la actualidad sólo se hace trabajos de exploración y explotación minera en el 1.27 % del territorio nacional.
Uno de los mecanismos para salir de la actual crisis política que se está viviendo en Perú, aplica a colocar un asiento en el Ministerio de Agricultura donde se sientan representados productores agropecuarios y gremios vinculados al mismo - en el marco de un gabinete en consenso- de tal modo que no se repitan experiencias negativas del pasado. Diferentes organizaciones y gremios vinculados al sector agrario, han depositado su confianza en el congresista Sergio Dávila, a quien consideran un conocedor del sector.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Perspectivas de la minería para el 2018 en Perú

Se presenta un panorama difuso para el desarrollo minero en Perú mirando al 2018; toda vez que factores externos producidos en Brasil afectaron negativamente en su evolución. Los menores precios internacionales de los minerales, contribuyeron a la contracción de la inversión privada minera.
Causas internas que persisten, como las trabas en algunos grandes proyectos de asociaciones público privadas y la crisis política desatada en el último trimestre del año complicaron el panorama. En términos generales la inversión privada fue negativa durante los dos primeros trimestres del año, pero en el tercero se mostró positiva, atribuidas al crecimiento del sector minero e hidrocarburos.
Cautelar la calidad del agua para diversos usos promoverá mayores inversiones

Expectativas 

La mejora en el precio del cobre y otros metales que exporta el país permitirá dinamizar la minería y la economía en su conjunto, incentivando la inversión en otros sectores.

Desafíos

El sector minero peruano enfrenta grandes retos en su relacionamiento con la Agricultura, un sector que en la última década mostró crecimientos sostenidos del volumen de la producción y de ingresos agrícolas reales. Es preciso mayores inversiones en investigación y desarrollo por parte del Estado que acompañe al sector privado,básicamente por el uso del agua en términos de calidad para reducir los niveles de contaminación en áreas de influencia identificadas y que colisionarían con los intereses del sector agropecuario, cuyo impulso como producto no tradicional de exportación es positivo.

viernes, 24 de junio de 2016

Necesaria reingeniería de procesos en el Ministerio de Agricultura y Riego

Ante las justas expectativas de los hombres y mujeres del campo,aquellos que con su voto rural definieron las ajustadas recientes elecciones presidenciales en Perú optando por un liderazgo fresco; hoy 24 de Junio fecha en que se celebra el día del campesino peruano presentamos el sustento de la necesidad de hacer reingeniería en el Ministerio de Agricultura y Riego que va en la línea de lo expresado en "armonizar el agro y minería andina para destrabar inversiones".
El crecimiento y desarrollo económico en Perú es reconocido en diferentes foros internacionales, motivo por el cual una de las aspiraciones del país es tener participación real y efectiva en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Contrastes

Para situar objetivamente las opciones  que se tiene para alcanzar tal propósito, nos apoyaremos en las comparaciones hechas por el Centro Nacional de Planeamiento (CEPLAN) en su Estudio de Desarrollo Territorial.
-En comparación con los países de la OCDE,  una característica clave de la geografía económica del Perú es el excesivo dominio de su capital, Lima.
-Las zonas rurales realizan una importante contribución a la economía nacional, pero no están explotando su potencial. Los vínculos entre las zonas rurales y urbanas son débiles debido a factores tales como el ineficaz planeamiento estratégico territorial, la mala calidad de la infraestructura, y la ausencia de incentivos para facilitar la coordinación de la inversión y la prestación de servicios a una escala funcional.
-Entre los países de la OCDE, se reconoce cada vez más que las políticas con enfoque territorial son complementarias de las políticas estructurales y mejoran el potencial de crecimiento agregado. Perú aún tiene un camino por recorrer en adoptar este enfoque territorial en tanto las políticas sectoriales y de innovación están principalmente diseñadas de una manera de arriba hacia abajo. Es necesario superar la limitada coordinación vertical u horizontal, especialmente en relación con el marco fiscal.

Fortalecimiento de la capacidad institucional regional

Para dar un mejor enfoque a las Políticas regionales se requiere:
-Más efectiva capacidad de apoyo institucional que pueda facilitar un enfoque asociativo para el desarrollo regional entre los departamentos y el gobierno nacional.
-Mejorar la calidad y la eficacia de los Planes de Desarrollo Regional Concertado.
-Mejor planificación regional integrada con el marco fiscal.
-Proporcionar una orientación más fuerte de las políticas (Urbana y Rural) con mecanismos claros para su implementación.
-Vinculación de los programas para combatir la pobreza con iniciativas que promueven el desarrollo económico bajo un marco de política rural común que ayudaría a las zonas rurales a maximizar sus activos y abordar los desafíos del desarrollo.

El desarrollo de una agenda rural a favor del crecimiento

Existe una agenda pendiente por atender frente al área rural, contribuyendo a:
-Asegurar que la visión, los objetivos y las prioridades de desarrollo rural tengan un fuerte enfoque en la productividad y la diversificación, y que se incluyan en las correspondientes políticas de gobierno. (PCM y MEF deben trabajar en conjunto para garantizar la participación y el compromiso de los diferentes ministerios nacionales en esta agenda de políticas).
-Priorizar el desarrollo de iniciativas que están diseñadas para mejorar la productividad y las oportunidades de diversificación para las comunidades rurales (por ejemplo, la minería, la agricultura, la pesca y el turismo).
-Adaptar los programas sociales como Juntos y enlazar mejor a los usuarios con oportunidades de empleo, emprendimiento y desarrollo de competencias laborales (esto proporcionará una plataforma para realizar mayores avances en la mitigación de la pobreza y reducir la dependencia de las transferencias en el tiempo).
-Fortalecer el papel de las regiones en la planificación y coordinación de las iniciativas de desarrollo rural, garantizando que los Planes Regionales de Desarrollo Concertado incluyan un fuerte enfoque en el desarrollo económico rural.


Cultivo de  Arroz por inundación
Acciones antropicas que afectan los suelos dedicados a la Agricultura
Sinergias entre agricultura y acuicultura.

No mas de lo mismo en el Ministerio de Agricultura y Riego

La realidad de los hechos en el sector agrario, piden aplicar reingeniería de procesos en la actual estructura del Ministerio de Agricultura y Riego que permita estar a la altura de los retos actuales y futuros del país.
Para darnos una idea de las marcadas carencias existentes en las capacidades de la actual estructura funcional de esta cartera ministerial, basta mirar las graves inconsistencias previstas entre las actividades a ejecutar con la categoría presupuestal aprobada para el año 2016, en donde se prioriza las asignaciones presupuestarias que no terminan en producto que esta muy por encima de la suma de otros como es en el caso del aprovechamiento de recursos hídricos para uso agrario,reducción de la degradación de los suelos agrarios,mejora de la articulación de pequeños productores al mercado y otros.    
Si a todo esto, le sumamos la inadecuada capacidad de ejecución del gasto histórico en proyectos de inversión pública sectorial, tendremos la idea del tiempo que demandaría alcanzar un crecimiento armónico de las zonas rurales de cara al futuro.

Calidad del gasto en el sector agrario e Inversiones del sector minero

Si miramos con visión de país al Presupuesto del Sector Público peruano para el Año Fiscal 2016, que asciende a S/. 138.491 millones de soles (representa un crecimiento nominal de 6,6% respecto al presupuesto del año 2015), analizamos simultáneamente las causas de los problemas presentados en la calidad del gasto en el sector agrario y  vemos la tendencia en las inversiones realizadas en el sector minero entre el 2011 y 2015  donde aumentaron 267 % ,luego de concretarse un desembolso de 42,076 millones de dólares,  en relación a lo invertido en el período 2006-2010, donde se invirtieron 11,458 millones de dólares. Entonces se podría colegir sobre la imperiosa necesidad de conciliar posiciones sobre intereses sectoriales comunes que permita desatar el nudo gordiano que ata las inversiones mineras paradas o retrasadas  y a su vez mejorar rápida y sostenidamente la situación del sector agrario descentralizado en el territorio nacional, permitiendo al país tener una mayor aproximación a los criterios de gestión manejados por los países miembros de la OCDE.

jueves, 27 de agosto de 2015

Trilogía: Agua&Agricultura&Minería

Nada ha cambiado a dos semanas de vencerse los 60 días de suspensión de operaciones del proyecto minero Tía María, en Arequipa. Mientras Southern Perú ha puesto en marcha una campaña nacional de comunicación sobre su futura intervención, en la zona un amplio sector de la población se mantiene alerta para retomar la protesta en cualquier momento. La resistencia local a la multimillonaria operación de extracción y exportación de cobre, y la serie de hechos que le han sucedido, han traído de vuelta desde el pasado reciente una discusión que, por poco frecuente, parece haber quedado congelada en el tiempo.
¿Pueden la minería y la agricultura, con operaciones en un mismo espacio geográfico, llegar a ser buenos vecinos? ¿O es el impacto de la minería sobre zonas agrícolas irremediablemente nocivo? El Perú se ha negado ya la posibilidad de responderse esas preguntas. Y no ahora, sino hace un tiempo. Lo hizo específicamente hace 13 años, cuando la protesta social en el departamento de Piura consiguió la cancelación de Tambogrande, el frustrado proyecto aurífero de la minera Manhattan, que reposaba sobre buena parte de un valle de producción agrícola. Lejos de desaparecer, sin embargo, el dilema regresa con renovada vigencia.
No es cosa menor que en el Perú no exista hasta hoy una experiencia positiva o negativa de convivencia entre ambas industrias, que sirva como referente para la toma decisiones sobre la viabilidad de un proyecto. Y no lo es no solo porque la industria minera representa el principal ingreso de la economía peruana, sino por el peso del Perú en el mercado mundial de minerales: si tal modelo de armonía no existe aquí, probablemente tampoco exista en otras latitudes.
Queda, por tanto, abordar la interrogante desde la teoría sobre la que hoy reposan los pros y los contras. PODER convocó a cinco expertos para intentar resolver el misterio, y proyectar efectos y resultados. Mientras algunos consideran que tal modelo de coexistencia es perfectamente posible gracias a la tecnología, otros coinciden en que de no cumplirse una serie de condiciones mínimas –más allá de las técnicas– se echaría por la borda cualquier intento de convivencia. En lo que están de acuerdo todos es en esto: nada permanece igual para un ciudadano y una comunidad, ni para su espacio físico, tras el arrollador arribo de una empresa minera.

De Tambogrande a Valle de Tambo

Como se ha dicho ya, lo que hizo polémico en su momento a Tambogrande, y hoy a Tía María, es que sean casos de absoluta excepción a la regla en la historia de la minería en el Perú. Desde los inicios de esta industria en nuestro país, esta –a gran escala– se ha instalado predominantemente en dos tipos de ecosistemas: la puna y la alta montaña. Se trata de espacios donde el dilema de la coexistencia minería-agricultura prácticamente no existe, en la medida en que la producción del campo no es parte fundamental de las actividades económicas de la zona. No es el caso de Tambogrande ni el de Tía María, donde el tajo minero se proyecta sobre valles agrícolas. Allí el dilema.
Manuel Glave, investigador de Grade, explica que eso hace que las preocupaciones de la población sean diferentes según la zona donde se ubica un proyecto minero. Así, dice Glave, mientras en la puna peruana el dilema tiene que ver con los derechos de comunidades pastoriles y la propiedad de la tierra, para casos como el de Tía María la preocupación es no tener información confiable sobre cómo afectará la llegada de esta industria a un espacio predominantemente agrícola, productivo, que genera riqueza y empleo y tiene mediano éxito.
“Los casos de Tambogrande y Tía María son diferentes dentro de la industria minera, por el piso altitudinal donde se encuentran. No son Tintaya, Antamina, Toromocho o Las Bambas (ubicados en zonas geográficas comúnmente mineras). Entonces, el no tener experiencia previa que demuestre que minería y agricultura pueden coexistir armoniosamente vuelve a estos proyectos polémicos desde el inicio. Y no es casual que hayan encontrado el rechazo y la preocupación de los agricultores. No conozco otros casos tan crudos, en el sentido de un proyecto de mediana escala intentando instalarse en medio de un valle agrícola extenso”, dice Glave.
Pero así como las preocupaciones sobre la irrupción de un proyecto minero dependen directamente del lugar geográfico donde se instale, la resistencia de la población a una inversión de este tipo es inversamente proporcional al nivel de desarrollo del que goza: una comunidad de mediano desarrollo, conectada al mercado y con oportunidades económicas producto de su relación con el uso de la tierra, será más reticente a la minería que una comunidad pobre, sin oportunidades de desarrollo, que podría ver en ella cierta esperanza de progreso. Carlos Monge, director para América Latina del Natural Resource Governance Institute, desarrolla esta idea.
“En casos de expansión de la actividad minera donde hay usos de la tierra, y donde además esos usos son relativamente exitosos, tienes un potencial de conflicto muy grande. Porque, ojo, Tía María no está proyectando llegar a una comunidad campesina pobre, estamos hablando de zonas más modernas, más prósperas y capitalistas, de pequeña y mediana producción agrícola. En contraste, cuando la mina llega a zonas de pobreza extrema es posible que haya más aceptación, porque allí pueden sentir que no tienen nada que perder, y que, por el contrario, pueden sacar algún provecho”, afirma Monge.
Dado que, debido a las legítimas preocupaciones de la población, no ha sido posible hasta hoy concretar ningún proyecto minero en el Perú que comparta su espacio con una agricultura intensiva, cabe hacerse una pregunta diferente: ¿qué condiciones mínimas debería cumplir la minería para compartir armoniosamente el espacio con actividades agrícolas, vencidas las resistencias sociales? La primera de ellas es, sin duda, asegurar las condiciones del acceso de todos los actores al agua.

Problema de fondo

La mayoría de conflictos sociales por actividades extractivas en el Perú están directamente relacionados con asuntos medioambientales. Y muchos de los casos medioambientales están relacionados con el agua. En el 2010 la Red Muqui, un conjunto de instituciones abocadas al desarrollo sostenible y a la defensa de poblaciones en áreas de influencia minera, identificó a partir de información de la Defensoría del Pueblo que, de los 246 conflictos sociales registrados en el país, 117 eran socioambientales, y que 28 de ellos giraban en torno al agua en zonas mineras.
Pese a las múltiples alertas, el Estado no ha puesto mucha atención al problema del agua. Y no solo a aquellos casos que registran contaminación directa de fuentes del recurso hídrico, sino a la escasez y disputa de su administración en diversos puntos del país. El año pasado, por ejemplo, una investigación periodística de La República reveló que las autoridades peruanas no saben con certeza el volumen de agua disponible en 119 de las 159 cuencas que proveen este recurso a todo el país. La ausencia de información de este tipo es grave, toda vez que evita proyectar un suministro a futuro y velar por una buena distribución de los caudales a las industrias que más los necesitan: agricultura, minería, electricidad y uso doméstico.
Sobre este último punto, Manuel Glave, de Grade, llama la atención sobre la completa ausencia de una política de planificación en el país respecto al uso y administración del agua. Esta realidad agrava polémicas como la de agricultura versus minería, al no existir institución estatal que pueda asegurar técnicamente –en este caso, a los agricultores del Valle de Tambo- un suficiente suministro del recurso hídrico en futuro.
“Es cierto que una operación minera termina afectando el acceso al agua, pero para eso la Autoridad Nacional del Agua (ANA) debería contar con una balance del recurso hídrico y una proyección de su disponibilidad a 50 años. Y no estamos hablando aquí solamente de un balance de uso agropecuario, sino de uno estratégico para todos los usos, que permita comparar la oferta y la demanda. La existencia de estudios de ese tipo permitiría tomar decisiones importantes, porque podrías saber si favoreciendo una actividad económica vas a afectar a otra. Que ese estudio no exista solo genera más incertidumbre”, dice Glave.
Pero la carencia de información estratégica no es el único problema; también se trata de la infraestructura. El conflicto por Tía María en el Valle de Tambo es el ejemplo más reciente de cómo la mala planificación de proyectos de irrigación por parte del Estado –se le prometió al valle cuatro represas en los últimos 30 años, pero nunca llegaron–, aunada a la falta de credibilidad y eficiencia en prácticas ambientales, como en el caso Southern Perú, pueden confluir en el estallido de un conflicto que ya lleva cinco muertos y cientos de heridos.
Carlos Monge, de Natural Resource Governance Institute, resalta la importancia del agua para el desarrollo de proyectos mineros en convivencia con la agricultura. “Una condición importante para que ambas actividades coexistan es que, primero, haya abundancia de agua, además de la existencia de una estrategia productiva tal que permita que la actividad minera no destruya, se apropie o contamine fuentes de agua en perjuicio de los actores con los que comparte la zona, sino que, por el contrario, incluso las mejore”, afirma.
Monge considera que, en principio, ambas actividades sí podrían convivir, al menos teóricamente. Pero además del agua, como ya se ha dicho, es sumamente importante también la ubicación exacta del proyecto, la conformación del mineral en el yacimiento, los niveles de toxicidad de los minerales que se planea explotar y las relaciones con las comunidades. Hasta el momento, como hemos comentado, no existe experiencia exitosa de convivencia entre minería y agricultura, o no al menos en operaciones del tamaño de Tía María. Pero la minería en el Perú sí ha tenido otros logros destacables, como el reasentamiento poblacional en Morococha –de unas 10.000 personas–, o casos notables de negociación como el de Quellaveco.

Servinacuy minero

En medio de la tensión que a principios de la década pasada se vivió en Piura por las protestas contra el proyecto aurífero que intentaba posarse sobre Tambogrande, la minera junior canadiense Manhattan Minerals optó por revisar la casuística internacional para diseñar un discurso que demostrara su viabilidad en una zona fundamentalmente agrícola.
Paul Sweeney, CEO de la compañía minera, afirmó por entonces que las relaciones con las comunidades en Tambogrande eran buenas, aunque luego la experiencia terminaría por desmentirlo. En la consulta popular que se llevó adelante en la zona buscando aprobación social, el proyecto de Manhattan sufrió una derrota aplastante. La negativa de la población se dio pese a que un grupo de profesionales y dirigentes de Tambogrande –incluido el alcalde– fue invitado a visitar y conocer la experiencia de la mina Candelaria, cerca de Copiapó (Chile). El objetivo era, supuestamente, convencerlos de que una feliz convivencia entre minería y agro sí era posible.
Pero sobre este caso, citado internacionalmente como una supuesta experiencia positiva agro-mina, existe un estudio elaborado por CooperAcción según el cual no todo es como parece. El informe revela que Manhattan, en su objetivo de convencer a los piuranos, omitió detalles importantes al tomar como ejemplo el caso chileno. La mina, por ejemplo, tenía poco tiempo operando, lo que no permitía observar las consecuencias a largo plazo de la convivencia entre ambas actividades. El caso de Copiapó tampoco podía servir para hacer un paralelo con el proyecto peruano, toda vez que la zona de Chile donde se instaló no está sujeta a las complicaciones de suministro de agua que sí se dan en Tambogrande.
A propósito de las consecuencias a largo plazo, un informe del 2009 elaborado por el Centro de Investigación Periodística (Ciper) de Chile da cuenta de las preocupaciones que experimentaban desde el gerente de las mineras hasta el más pequeño de los agricultores: como consecuencia de ambas actividades y de los mecanismos de venta de derechos de agua, se habían sobreexplotado las fuentes y se había llegado a un estrés hídrico crónico. El informe también detalla los conflictos que ocurrieron entre agricultores locales y la minera Candelaria por el uso de pozos y aguas tratadas.
“He tenido la oportunidad de visitar la zona [Copiapó] varios años después del conflicto de Tambogrande, y no es un buen ejemplo”, afirma José de Echave, director de CooperAcción. “Los agricultores tienen demandas judicializadas contra la minería en esa zona”.
Otro caso usado por Manhattan para promover su proyecto a partir de la comparación fue el de Martha Mine, en Nueva Zelanda. Un documento elaborado por el geólogo Robert Moran para Oxfam señaló que si bien se trataba de una mina de oro y plata en una zona agrícola, la coexistencia de esta actividades –como en Copiapó– era demasiado reciente como para sacar conclusiones, y, además, la frecuencia y el nivel de lluvias la convertía en un caso poco preciso para comparar con la realidad piurana.
Un tercer caso citado como ejemplo fue el de la mina Stillwater, en Estados Unidos. Pero aquí, en un informe del 2005, CooperAcción señaló también otras omisiones: la composición química de los minerales explotados era distinta de la de Tambogrande, que en el área circundante solo se cultivaban pastizales y que la villa más cercana se localizaba a más de 50 kilómetros de distancia.

Puntos encontrados

Luego de listar los casos precedentes, surge una nueva pregunta: ¿es entonces imposible la convivencia entre agro y minería? “La respuesta se relativiza dependiendo del tipo de agricultura del que estamos hablando, y del tipo de minería también. No todos los yacimientos son iguales y no toda la agricultura lo es. No es lo mismo una agricultura de pastizales que una frutícola”, afirma  José de Echave. E insiste que en el Perú no se ha dado hasta el momento un caso de coexistencia entre minería y agricultura intensiva o de mediana envergadura, como la que hay en el Valle de Tambo.
Rómulo Mucho, expresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), discrepa. Mucho considera que este fenómeno sí ha ocurrido en nuestro país. Pone el ejemplo de minera Cerro Verde, en Arequipa. “La presa de relaves está cerca del valle de Uchumayo. No es un valle muy fructífero, porque es angosto, pero en las tierras aledañas se producen cebollas”, asegura, aunque, como él mismo declara, no se trata de una agricultura de escala similar a la del Valle de Tambo.
Cerro Verde no ha estado libre de conflictividad social. Hace poco, según reporta el diario arequipeño El Búho, representantes de la Junta de Usuarios La Joya Antigua criticaron que la Autoridad Nacional del Agua (ANA) haya autorizado la reutilización de aguas residuales tratadas para uso minero, lo que afectaría el suministro para el agro. Se trata definitivamente de un problema serio, aunque no haya escalado en magnitud.
Pero un caso que según Mucho se asemeja un poco más al del Valle de Tambo es el de la minera Colquisiri, en Huaral. Se trata de una mina polimetálica asentada en pleno valle, con extensos cultivos de naranjas a menos de un kilómetro de la operación. En el 2011, según medios locales, hubo quejas por parte de dirigentes de centros poblados de Jecúan, Cerro Cenizo y Tres Estrellas, quienes acusaban a la minera de afectar la producción agrícola de la zona y poner en riesgo la salud como consecuencia de un mal manejo de relaves.
“El tema pasa por que la mina controle todas sus emisiones y use tecnología. Así es totalmente viable. Esto sucede en Canadá, Estados Unidos, Australia, Chile”, declara Mucho. “Yo creo que en el Perú es totalmente factible la coexistencia. Y afirmo que Tía María no va a afectar el valle”.
Otro componente importante para la paz y la buena vecindad es la participación de la mina en la promoción del agro. Ricardo Labo, de Labo Mining Strategies, destaca el caso de la mina Northparkes, en Australia. En el 2012, el diario The Australian detalló el caso de la incursión de la mina en una de las zonas agrícolas más ricas de Nueva Gales del Sur. Durante varios años hubo disputas entre los campesinos y mineros por el uso que se les iba a dar a las tierras. Hasta que en 1997 la empresa entró a invertir decididamente también en agricultura. Así, Northparkes añadió a su estructura organizacional un negocio agrícola que no es pequeño: según Mining Weekly, solo el 30% de las tierras de la compañía son usadas para explotar oro y cobre; el resto está ocupado por hectáreas donde se cultiva cebada, trigo y canola.
Como señala The Australian en su artículo, si bien la agricultura no representa una gran ganancia para Northparkes, las tierras han servido para probar nuevos métodos de cultivo y hacer que las localidades circundantes se desarrollen. Incluso hubo un año –el 2003– en que las pérdidas de la minera fueron de alguna manera atajadas por las ganancias de la rama agrícola de su negocio. En este caso específico, incluso los cultivos de la propia minera servían como zona de amortiguación entre las operaciones propiamente mineras y las tierras agrícolas privadas de sus vecinos. ¿Será posible hacer esto en el Perú? ¿Qué empresa minera criolla podría tener esta visión?

domingo, 16 de agosto de 2015

Tucuy Ricuy y ONAGI en Perú

El TucuyRicuy (“ El que todo lo ve, quien todo lo oye”) era una especie de agente secreto de los incas.Eran funcionarios estatales que viajaban de incógnitos por las diferentes regiones del imperio,observando la forma como se aplicaban las leyes y disposiciones del Inca.En el momento preciso se identificaban ante los habitantes por medio de unos hilos de la mascaypacha del Inca, luego de lo cual empezaban su labor visitaba los lugares de su responsabilidad para informar al Cuzco. Visitaba también las obras públicas y solía correr con  la información de todo  lo observado y actuado, al Hijo del Sol, cuando las cosas iban bien o mal y este tomaba las medidas respectivas oportunamente.
Hoy por hoy su nuevo mundo en Perú, sus herederos ya no son más parte de los incas ahora pertenece al sistema de las nuevas gobernaciones que dependen del ministerio del interior del ejecutivo peruano.Estos vendrían a ser los ojos y oídos de la presidencia de la república y en la actualidad se articulan en la oficina nacional de gobierno interior (ONAGI), representando al Poder Ejecutivo en el ámbito de su jurisdicción y fortaleciendo la presencia del Estado en todo el territorio nacional, coadyuvando a la gobernabilidad, al seguimiento y ejecución de las Políticas Nacionales, al mantenimiento del orden interno y orden público, y a la paz social.
En este contexto, ONAGI es un organismo público ejecutor, con autonomía administrativa, funcional y económica, que en el ejercicio de sus funciones, contempla la presencia del Estado en todo el territorio nacional.  Tanto  el Decreto Legislativo 1140, (10/12/ 2012) y el Decreto Supremo 003-2013-IN, formalizan la estructura orgánica de ONAGI.
ONAGI, conforme a su reglamento de organización y funciones , se compone de cuatro direcciones generales, como órganos de línea : La Dirección General de Autoridades Políticas; La Dirección General de Autorizaciones Especiales;La Dirección General de Supervisión, Fiscalización y Sanciones; y la Dirección General de Desarrollo de Capacidades y Evaluación. Es en este contexto que la prevención de conflictos sociales, socioambientales y afines, en sectores estratégicos como es en el caso del sector energía y minas debiera estar atendido oportunamente, tarea que al parecer no se estuviera ejecutando adecuadamente a la luz de los resultados presentados en el evento de enfrentamientos entre la policía y trabajadores mineros del paralizado complejo metalúrgico de Doe Run.

viernes, 20 de marzo de 2015

PDAC_Inversión minera a largo plazo

La delegación peruana coordinó para nuevamente ser un “país auspiciador”, denominación que tuvo por primera vez el año pasado. Se trata de una estrategia de marketing para captar inversionistas, una suerte de in PERÚ minero.
Las conferencias y discusiones estuvieron envueltas del optimismo propio de una delegación que busca promocionar al país, por lo que se enfatizaron los aspectos positivos del Perú como plaza minera y no se trataron algunos problemas claves como las modificaciones a los contratos de estabilidad tributaria de las mineras –que aumenta el riesgo de la inversión para las operaciones actuales.
Uno de los momentos más interesantes fue el panel internacional sobre el atractivo minero del país. Tras el optimismo inicial sobre las bondades del Perú, se pidió a los panelistas realizar recomendaciones a los inversionistas mineros que deseen ingresar al Perú. Estas y otras consideraciones fueron presentadas por Semana Económica.
El panel ofreció una cuota de realismo y consejos prácticos para los inversionistas.

PACIENCIA Y BUENAS RELACIONES

Deben estar preparados para realizar una inversión a largo plazo en el Perú”, afirmó Stephen Benoit, jefe de la región Andina de Export Development Canada. En la práctica, el tiempo requerido para desarrollar un proyecto termina siendo 4 a 6 veces más que el inicialmente estimado, dijo. Sin bien reconoció los esfuerzos del gobierno para reducir la lentitud en la aprobación de estudios y permisos para iniciar la construcción del proyecto, advirtió que implementar estos cambios tomará un “largo tiempo”. Por ello recomendó a los inversionistas realizar presupuestos de inversión considerando un plazo largo.
Otro punto clave en el que varios ejecutivos coincidieron fue el desafío para obtener la llamada licencia social, es decir, el apoyo de la comunidad. Pese a que pueda haber apoyo del gobierno nacional, “al final del día lo que sucede a nivel local es que determina el [éxito del] proyecto”, sostuvo Lance Crist, jefe de Industrias extractivas del IFC (brazo financiero del Banco Mundial que financia proyectos mineros). Crist recomendó que las empresas mineras inicien su relación con las comunidades cercanas al proyecto desde la etapa inicial de exploración. Enfatizó que este aspecto no puede ser dejado de lado incluso las compañías de exploración (juniors) con poca caja en la actual coyuntura, tras la caída de los precios de los metales.
Más que prometer beneficios desde el inicio, la clave consiste en manejar las expectativas de la comunidad y comunicar constantemente sobre los avances del proyecto. “Cada vez que visito una mina, la cantidad de desinformación es increíble”, dijo. Carlos Casas, director ejecutivo del nuevo Centro de Estudios sobre Minería y Sostenibilidad de la Universidad del Pacífico, coincidió en que se debe buscar una relación sostenible con la comunidad. “Aquellas empresas que han priorizado el largo plazo y el desarrollo de la comunidad como objetivo más importante son las que han sido las que han obtenido más beneficios y mejores resultados [en el desarrollo de sus proyectos]”, sostuvo.
Este tipo de riesgos desincentivan a los inversionistas porque implican incertidumbre sobre el éxito de sus proyectos. “Las empresas mineras aman la predictibilidad y odian las sorpresas”, dijo Glen Ives, jefe de minería para las Américas de la firma consultora Deloitte. Sin embargo, los riesgos existen en todos los países en donde existe minería. De lo que se trata es de manejarlos y mitigarlos. “Hay que ser previsores”, agrega Carlos Casas. Prepararse para la incertidumbre permitirá a las empresas enfrentar estas “sorpresas” y evitar que sus proyectos terminen entrampados.

lunes, 16 de marzo de 2015

Caída sostenida en precio de metales

La caída sostenida en el precio de los metales en el mercado internacional afectará sin duda a los potenciales grandes proyectos mineros previstos para iniciarse en el corto plazo en Perú y las Américas. Esta posibilidad es presentada por Semana Económica según el siguiente análisis:
"La industria minera parece ir de mal en peor. “Estamos en una de las crisis más largas y profundas”, afirma Miguel Cardozo, referente del sector y CEO de la compañía minera de exploración (junior) Alturas Minerals.
Hasta ahora, el 2015 es el cuarto año en que los precios de los metales continúan su caída desde que alcanzaron su pico histórico en el 2011. Atrás quedaron los tiempos en los que el precio del oro se acercaba a los US$1,900 la onza. Hoy en día cotiza cerca de $1,050/oz. Los empresarios y analistas del sector, acostumbrados a que una caída tan sólo dure unos años, están desconcertados. “Han cambiado las reglas de juego”, señala Héctor Collantes, analista jefe de acciones en el Perú de Credicorp Capital.
Ese desconcierto se sintió hace unas semanas en Toronto, donde a inicios de marzo se celebra la convención anual de la Asociación de Exploradores y Desarrolladores de Canadá (PDAC), uno de los eventos mineros más importantes del mundo y un termómetro de la industria. Este año la asistencia cayó 7%.
Hasta el 2014, los mineros seguían esperando una recuperación de los precios. “Ahora se piensa es que el oro ha tocado fondo pero no se sabe cuándo ni cómo se recuperará”, agrega Veljko Brcic, asociado de Sattva Capital, banco de inversión boutique de Canadá. Tras cuatro años de precios en caída, ahora sí los ejecutivos mineros están seriamente preocupados.
Aún más preocupante resulta que los mineros ya habían intentado adaptarse a la caída, principalmente mediante recortes en gastos de exploración y la postergación de nuevos proyectos. Sin embargo, para muchas mineras, sobre todo las de oro y plata, los precios apenas superan sus costos. Sus márgenes están apretados y tienen que hacer frente a deudas significativas, asumidas durante la época de precios altos. Barrick, la minera de oro más grande del mundo, tiene una deuda neta de aproximadamente US$10,000 millones.
En el actual panorama, varias mineras finalmente han pasado de la esperanza al realismo y han implementado drásticas medidas para adaptarse a la nueva coyuntura de precios, desde reestructuraciones y escisiones hasta cambios de estrategia.
Así las cosas, será difícil que los grandes proyectos mineros del Perú que aún no inician construcción vean la luz en el corto y mediano plazo".

martes, 3 de febrero de 2015

Riesgo en la provisión de agua potable

En Inversión sectorial en saneamiento difundíamos algunas cifras de nuestras investigaciones en inversión sectorial en Perú. Una particularmente que los baquianos en la materia la suscribimos en base a nuestra experiencia de décadas en el campo : "Se verifica que ante el incremento de la inversión se produce aumento en la cobertura de servicios en una EPS, pero cuando esta inversión no es persistente y se acompaña con una ineficiente gestión empresarial, esta cobertura no será sostenible en el tiempo".
Riesgo en la provisión de agua para consumo humano en Perú.
Estas consideraciones son replicadas en Portafolio del diario El Comercio (1/02/2015), mencionando que las empresas proveedoras del servicio de agua potable y alcantarillado en el país pasan por su peor momento y se busca una alternativa para rescatarlas. Bajo el título " SOS : Provisión de Agua en peligro" expone, entre otros detalles, que actualmente, 14 de las 50 Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS) del país ofrecen el servicio de 12 horas al día o menos de suministro de agua potable (agua para consumo humano). "...La suerte de las EPS _principalmente las del interior del país_ depende de factores ajenos a su gestión técnica y camina de la mano del devenir político de la autoridad local. En general, estas empresas son manejadas por los municipios, los cuales no tienen personal calificado para operarlas, lo que hace que estas sean ineficientes,generen grandes pérdidas y, lo que es peor, no presten un suministro adecuado.
Tal es la gravedad de la situación que en promedio, a nivel nacional, de cada 100 metros cúbicos (m3) de agua producidos, al usuario solo llegan 50 m3, de estos solo la mitad se factura y con ese dinero se sostiene toda la provisión nacional de agua, lo cual ha generado una situación de quiebra, según el ministro de Vivienda, Milton Von Hesse.
Evidentemente la situación financiera de estas instituciones es tan grave que ni el propio Estado puede cubrir los vacíos. Para comprobarlo nos remitimos a las cifras.
De acuerdo con Francisco Dumler, viceministro de Construcción y saneamiento, la brecha de inversiones en el sector para el 2021 es de S/. 53.500 millones de soles. Si se pretende cerrarla hacia el año del bicentenario de la independencia del país (2021), se requeriría invertir S/ 7.600 millones al año.
Pero hay un gran detalle: El sector solo puede transferir entre S/. 2 mil millones y S/. 3 mil millones anuales a las EPS, por lo que la brecha continuará incrementándose. (S/. 2.774 millones de soles, aproximadamente, fueron los recursos ejecutados y transferidos por el Ministerio de Vivienda a las distintas EPS).
" ... la mayoría de las empresas de saneamiento del país han sido declaradas en quiebra, ademas, como estas instituciones están quebradas, los acreedores y la Sunat no tardarían en embargar esos recursos", explica el funcionario.
La reestructuración de las EPS comenzará con la EPS Moquegua, la cual solicitó su inclusión en el régimen de apoyo temporal para mejorar su gestión. También están priorizadas dos iniciativas privadas cofinanciadas : la planta de tratamiento de Puno, con una inversión cercana a los US$ 600 millones. La segunda es un proyecto integral en la Libertad, cuya inversión se estima en US$ 1.000 millones".

SANEAMIENTO & MINERÍA 

En Saneamiento & Minería de marzo del 2012, explicábamos  con cifras el problema generado en el tiempo, más aún en zonas de influencia minera con poca o inexistente atención de servicios básicos de agua potable y alcantarillado sanitario por parte del estado peruano que no se involucra lo suficiente para reforzar los niveles de responsabilidad social empresarial del sector minero a efectos de lograr la licencia social que permita el flujo de las inversiones mineras en curso y las potenciales.
Es en este contexto, que el ejecutivo en turno y el próximo gobierno que se iniciará a partir del 28 de Julio del próximo año 2016, deberían a entrar a trabajar en las políticas de Estado que transformen la tradicional visión del gasto público en las denominadas EPS, para convertirlas en empresas eficientes  a la luz de una verdad probada científicamente "El Estado peruano ya no puede cubrir el déficit financiero y de gestión que arrastran las EPS".