Un estudio sobre el tema fue publicado por el diario Correo en los siguientes términos:
En los últimos años ha habido un interesante debate nacional respecto a si es conveniente o no que se autoricen y se pongan en operación diversos proyectos de inversión minera. Y uno de sus elementos centrales de este debate debería ser los beneficios potenciales de dichos proyectos mineros.
Sin embargo, existe mucho desconocimiento respecto al impacto que la inversión minera -o la actividad minera en general- tiene sobre la economía nacional. Este desconocimiento reduce la calidad de las decisiones que se puedan tomar respecto a los proyectos mineros. Por ello, el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha realizado un estudio que tiene el propósito de utilizar la información disponible para estimar el impacto integral que la actividad minera tiene sobre la economía peruana, de manera que esta información permita mejorar la calidad de las decisiones que se toman respecto a esta actividad.
Pese a las dificultades que ha enfrentado, la inversión minera en el Perú ha venido creciendo fuertemente en los últimos años, gracias a nuestra riqueza geológica y a una legislación general favorable a la inversión. Por ello, existe una gran cartera de proyectos de inversión minera que, de ejecutarse, aumentarían sustancialmente la producción del sector. El Ministerio de Energía y Minas (MINEM) ha identificado una lista de proyectos de inversión minera, para la gran mayoría de los cuales se cuenta con montos estimados de inversión y proyecciones de producción promedio. Usando esta información, el primer paso del estudio del IPE es estimar el volumen de exportaciones de los diferentes minerales que se lograría de ponerse en marcha dichos proyectos.
El siguiente paso es estimar el impacto agregado que tendría este aumento en las exportaciones mineras. Hasta la fecha, los estudios respecto al impacto económico de la actividad minera se han centrado en el impacto directo de la misma. Esto se debe a que, pese a que el impacto indirecto de la actividad minera sobre el resto de la economía es potencialmente muy grande, este no se puede estimar sin un modelo adecuado de las interrelaciones del sector minero con el resto de la economía.
Recientemente, el INEI ha preparado una Tabla Insumo Producto (TIP) con base 2007, la cual permite justamente establecer estas interrelaciones identificando los bienes y servicios que la minería adquiere de los otros sectores económicos y los pagos que realiza a los diferentes agentes.
Con esta información se puede estimar el impacto agregado de la actividad minera (o de cualquier otra actividad) sobre la economía y sobre los distintos sectores económicos. El estudio del IPE utiliza esta tabla y ciertos supuestos razonables que no alteran sustancialmente los resultados para calcular el impacto de la minería sobre variables clave de la economía, incluyendo la producción agregada, el empleo y los ingresos fiscales.
La TIP permite estimar el efecto directo, el efecto indirecto y el inducido que tiene sobre la economía un cambio en alguna variable. El efecto inducido es el que resulta del gasto adicional (o menor) que se genera cuando aumentan (o disminuyen) los ingresos de los agentes económicos. Los modelos de insumo producto que incluyen el efecto inducido se denominan "modelos cerrados".
Se comienza por usar la TIP en su versión cerrada para calcular los "multiplicadores" de las exportaciones mineras. Estos multiplicadores relacionan un cambio en las exportaciones mineras con un cambio en otras variables económicas, como el producto o el empleo. La TIP muestra que la minería adquiere más del 95% de sus insumos localmente, incluyendo el equivalente de 14% de la producción del sector manufacturero peruano. Dado que la TIP asume relaciones lineales constantes entre todas las variables, los multiplicadores se aplican a un cambio de cualquier magnitud en las exportaciones.
Además, la TIP permite identificar no solo el cambio agregado producido en las variables económicas, sino dólares de PBI adicional, del cual poco más de la mitad se genera fuera del sector minero. El mismo aumento en exportaciones mineras generaría 78 156 puestos de trabajo, de los cuales el 90% se generaría fuera del sector minero. Es decir, cada empleo en el sector minero genera nueve empleos en los demás sectores.
La TIP no estima los impuestos directos (Impuesto a la Renta, regalías), pero sí calcula los impuestos indirectos (IGV, ISC y aranceles) y las contribuciones sociales. Así, un aumento de 1000 millones de dólares en exportaciones mineras generaría anualmente 175 millones de soles adicionales de impuestos indirectos y 107 millones de soles adicionales de contribuciones sociales.
Una vez hechos estos cálculos, se toman las proyecciones del volumen de exportaciones promedio de la cartera de inversiones mineras y se les aplican los precios del 2007 (para poder ser compatibles con la Tabla Insumo Producto), a fin de calcular el valor de exportaciones mineras anuales que resultarían de poner en operación los proyectos.
Una vez calculadas las exportaciones, se puede usar la TIP para calcular el impacto de este aumento de exportaciones mineras. El estimado se hace primero para los proyectos de inversión que se consideran más probables de ser puestos en ejecución, por estar conformados por proyectos de ampliaciones o proyectos que ya tienen aprobados sus estudios de impacto ambiental, y luego se calcula el efecto para la cartera total de proyectos.
Generación de empleos
El resultado de este ejercicio es impresionante. La cartera completa de proyectos generaría exportaciones adicionales anuales por más de 30 000 millones de dólares y aumentaría el PBI en más de 44 000 millones de dólares anuales. Durante el periodo de operación de estos proyectos se generarían 2.37 millones de empleos adicionales, lo que equivale a las tres cuartas partes de todo el empleo creado en el Perú en la década pasada, que fue la de mayor generación de empleo en la historia nacional.
Si bien a primera impresión estas cifras parecieran elevadas, estas se explican por dos motivos. En primer lugar, el enorme impacto se justifica por la también enorme magnitud de los proyectos de inversión. El monto total de inversión de más de 53 000 millones de dólares es 50% más que el total de la inversión privada efectuada en el año 2011.
El aumento de más de 44 000 millones de dólares en el PBI no sorprende ante tamaña inversión. A su vez, este crecimiento del PBI representaba un aumento de 42% en el PBI del 2007. Si consideramos los 13 millones de peruanos ocupados que registra la TIP de ese año, los 2.37 millones de empleos adicionales representan un aumento de solo 18% en el empleo total, porcentaje mucho menor al incremento de 42% en el PBI.
Si el aumento en el empleo fuera proporcional al PBI, se deberían de crear 5.5 millones de empleos.
Que se creen "solo" 2.37 millones de empleos se debe a que, relativamente hablando, la minería es menos intensiva en trabajo que el promedio de la economía.
Sin embargo, el aumento en el producto agregado sería tan grande que aun así se generaría una cantidad enorme de empleos.
Cabe recalcar que los cálculos del estudio se basan en la estructura productiva del 2007 y en el supuesto que las relaciones económicas entre los sectores y al interior de ellos son fijas y proporcionales. Así, si el empleo y las remuneraciones creadas por el sector minero llevan a que aumente la demanda de productos agrícolas, se asume que esta mayor demanda es suplida por producción adicional generada en proporción estricta a la estructura del sector.
Es decir, un aumento en la producción agrícola mantiene la proporción de la producción que se origina en campesinos altoandinos de baja productividad y, por ello, generaría un aumento en el número de campesinos altoandinos. En realidad, es poco probable que el crecimiento del PBI aumente el número de empleos altoandinos. Lo que probablemente sucedería es que el crecimiento agregado en el empleo resultaría en la migración de estos campesinos hacia oportunidades de empleo más productivo, incluso en otros sectores, mientras que la mayor demanda agrícola es satisfecha por trabajadores agrarios más productivos.
Si así fuera, el número de empleos generados podría ser menor, pero la calidad y productividad de los empleos creados sería mayor. En términos de la estructura productiva y de empleo y productividad del 2007, el resultado sería equivalente a lo calculado en el estudio usando la TIP del 2007.
El estudio del IPE luego compara los resultados de la TIP del 2007 con los resultados de la TIP de 1994, y determina que las interrelaciones de la actividad minera con el resto de la economía han aumentado sustancialmente en ese periodo. El aumento de los encadenamientos de la minería se refleja claramente en el hecho de que, en 1994, cada empleo generado en la minería generaba a su vez cuatro empleos adicionales en el resto de la economía mientras que, como se indicó antes, en el 2007 esta cifra se elevó a nueve empleos adicionales por empleo en la minería.
Es probable que el grado de integración del sector minero haya aumentado aún más desde el 2007 y que tienda a incrementarse a futuro si se desarrolla la cartera de proyectos de inversión. Esto quiere decir que el impacto de la minería sobre el resto de la actividad económica debe de estar aumentando y que los estimados del estudio, basados en la TIP del 2007, probablemente subestiman los efectos que se tendría hoy.