Antecedentes
Transcurría diciembre del 2011 y en nuestro comentario
¿El Proyecto Conga va…? decíamos que el Proyecto Conga va a determinar - de un modo positivo o negativo
- mucho de lo que suceda en los planos político, económico , social y ambiental
durante los siguientes cuatro años y más en el Perú.
También nos
referíamos a un artículo publicado en la revista The Economist sobre Conga, que
calificaba al presidente peruano como un hombre de pocos principios como de
palabras, presumiblemente relacionada a la antológica frase de Groucho Marx:
estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros; para tratar de explicar
alguna dicotomía que pudiera percibirse en el tiempo para sus discursos sobre
el agua en Cajamarca como candidato y
luego como presidente en funciones.
Fue en Agosto del
2012, cuando recogimos de Peru 21, las opiniones vertidas por Richard O’Brien,
presidente ejecutivo de Newmont, _empresa que posee la mayoría de acciones en
Yanacocha _ en su entrevista con Dow Jones Newswires, donde reconoció que en
ese entonces no existían las condiciones
para el desarrollo del proyecto minero Conga, por lo que “se necesitan hacer
cambios significativos”.
Casi un año después (Octubre del 2013),
en “Avance del Proyecto Conga" nos referimos a una entrevista
exclusiva con RPP noticias, donde el presidente Ollanta Humala afirmó que el
avance del proyecto minero Conga, depende de la empresa privada y “no
es un problema del Estado”.
En la lectura de muchos, estas declaraciones
manifestaban una decisión política de la administración Humala (2011-2016)
sobre el tema Conga.
En el año 2014 se
elegirán alcaldes y presidentes de gobiernos regionales en Perú, entre los cuales
resultaran las nuevas autoridades políticas de Cajamarca y seguramente dará
mayores luces sobre el proyecto Conga.
En ese orden de ideas, El Comercio publica hoy 02 de Enero del 2014, lo siguiente:
Situación Actual
"Entre las muchas desconcertantes declaraciones que hizo el presidente en su
entrevista del domingo estuvo esta sobre el proyecto Conga: “Es intrascendente
para la historia del país”. Acto seguido precisó: “Más importante es la gente”.
Finalmente, como quien pone broche de oro, repitió lo que ya había hecho saber
recientemente: que se trata básicamente de un asunto cuya realización depende
de una “decisión de los privados” y no del Estado.
Desde luego, siempre cabe la posibilidad teórica de que el presidente
hubiera estado hablando de la historia de algún otro país. Por ejemplo, está
claro que Conga es irrelevante para la historia de China, a la que no le es
indispensable el Perú para proveerse de los minerales que necesita: después de
todo, y contra lo que parece creerse en algunos niveles del gobierno, nuestro
país no es el único con yacimientos en el mundo. De hecho, no hay que ir muy
lejos para encontrarlos igual de ricos, pero mucho más seguros y pacíficos. No
es por gusto que Chile tiene una cartera de proyectos mineros para los próximos
7 años que duplica la nuestra.
Lamentablemente, sin embargo, todo apunta a que el presidente estaba
hablando de la historia del Perú. Con lo que solo quedaría deducir o que él
cree que la historia no tiene nada que ver con el crecimiento y la reducción de
la pobreza, o que no tiene idea de cuáles son las principales fuerzas que hasta
ahora han venido sustentando a los mismos en el país.
En realidad, son tantas las maneras en las que la realización o no
realización de Conga trascenderá en la historia del Perú que resulta difícil
priorizar alguna para explicarlo.
Conga es un proyecto que, solo en su etapa de construcción, representaría
US$4.800 millones de inversión y generaría 6.000 puestos de trabajo directos,
al tiempo que únicamente en sus primeros dos años aportaría un canon de
US$1.300 millones.
Más aun, Conga es un proyecto emblemático para un sector que viene siendo
–y tiene todas las posibilidades para continuar siendo– una de las principales
locomotoras del crecimiento nacional y, ciertamente, de los recursos con los
que el presidente lleva a cabo los programas sociales: la minería paga, ella
sola, un tercio de todo lo que recibe el Estado por concepto del Impuesto a la
Renta, compra el 15% de lo que produce la industria nacional y da de comer a
2,5 millones de peruanos (considerando a las familias de aquellos a quienes
emplea directa o indirectamente).
Conga es el proyecto que tenía todos los permisos estatales requeridos pero
no pudo ir. Y es el que luego tuvo la certificación de un peritaje
internacional demostrando que la oposición que se le hacía estaba basada en
mentiras, pero siguió sin poder ir (pese a también haber aceptado las nuevas y
extralegales exigencias que le impuso el Gobierno para poder contar con su
apoyo). ¿De verdad cree el presidente que Conga no va más allá de Conga? ¿Acaso
piensa que los potenciales inversores del sector no siguen las historias del
fuego en la casa de los que serían sus vecinos? ¿Asume que a las empresas les
es indiferente que en un país la efectividad de los permisos estatales sea
tratada como un asunto “de privados”?
Más concretamente, en fin, Conga es la llave principal para la realización
de la mayor parte de la cartera de US$22.000 millones en proyectos mineros
detenidos sobre la que tan indiferentemente parece presidir el señor Humala.
Una cartera de US$22.000 millones cuya ejecución, según se mostró recientemente
en CADE, significaría que se generen en el país 2,4 millones de puestos de
trabajo directos e indirectos y que se recauden anualmente en impuestos
US$12.300 millones adicionales. Es decir, 8,6 veces el actual presupuesto del
sector Justicia, 5,18 veces el presupuesto de seguridad interna, y casi el
doble de los presupuestos de Salud, Cultura y Educación juntos.
¿Conga es intrascendente para la gente? ¿Para qué “gente”? No, ciertamente,
para la que necesita alguna de las cosas arriba mencionadas. Ni tampoco para
aquella a la que le hace una diferencia que el Perú siga creciendo a ritmos
suficientes como para seguir disminuyendo la pobreza y multiplicando las
oportunidades.
No solo, pues, no es cierto que Conga es indiferente para la historia del
Perú, sino que está claro que será muy relevante para la historia del gobierno
del presidente. Por mucho, claro, que él no parezca saberlo".
Perspectivas futuras
Sin perjuicio de las construcciones hechas para ver el tema del agua con la construcción de reservorios , la ejecución propiamente de la mina podría comenzar después del 2016, pero si y solo si las condiciones fueran adecuadas, ya que reveses de aquí al 2016 serían costosos para el proyecto Conga y _por su connotación_ al país en general; salvo un giro sustantivo en la decisión política de gobierno central sobre el particular.