Cuando tocamos algunas consideraciones sobre el impacto ambiental generado por el "fenómeno El Niño" a nivel del planeta y el Perú en particular, nos hacemos una pregunta recurrente ¿ Porqué los diferentes niveles de gestión de gobierno no gestionan efectivamente los impactos ambientales producidos por este fenómeno cíclico que aparece temporalmente con diferentes intensidades?.
Para esbozar una serie de posibles respuestas, nuestras reflexiones contemplan como una condición de trabajo la aplicación del desarrollo humano en términos de instrumentos de gestión, con capacidades de análisis prospectivos para visualizar las mega tendencias mundiales, mejora continua y otros tantos elementos que aterrizan con la globalización real del conocimiento.
Es así que nos situamos en espacio y tiempo para reiterar algunas opiniones que vertimos hace unos lustros atrás y quedaron registradas en el decano de la prensa peruana :
Lo que no se hizo y lo que tiene que hacerse ( Publicado en El Comercio el 18/12/1998)
No nos alegra tener la razón al defender en diversos foros nuestra posición de que este fenómeno de "El Niño" sería probablemente el que mayor estragos genere al país.Inclusive opinamos públicamente que las obras de prevención no debían ser focalizadas solamente en el norte del país sino que se extendieran a otras zonas de riesgo.
En el siglo que está por culminar el impacto ambiental generado por la pobreza, el centralismo, entre otros factores, contribuyeron al desplazamiento de las poblaciones nucleadas y dispersas de las zonas rurales de la sierra a las áreas periurbanas de la costa y ceja de selva, ubicándose en espacios geográficos de alta vulnerabilidad ( falda de los cerros, cauce de ríos, etc) causando desequilibrios ecológicos tales como deforestación,modificación de taludes,etc.
La migración así entendida generó necesidades de los servicios básicos que los sucesivos gobiernos atendían según sus posibilidades, alentando con ello la creación de poblados asentados en lugares no apropiados y de alto riesgo demostrando con ello una marcada carencia de planificación urbana y regional. A todo esto se unió la falta de autoridad de los gobiernos locales para permitir por ejemplo que poblaciones se ubiquen en zonas de rellenos sanitarios y otros espacios físicos de alto riesgo. Es así que construimos carreteras en lugares donde no deberíamos hacerlo, desestabilizamos taludes deforestando, ejecutamos obras hidráulicas sin mayores datos que los locales, sin prever que los ríos del Perú son parte constituyente de sistemas hidrográficos, etc.
Hemos olvidado cómo los Incas ejecutaron sus obras civiles e hidráulicas tomando en consideración su impacto sobre el medio ambiente y viceversa, con una agricultura coherente con la Pachamama y las diversidades climáticas.
Lo que sucede con "El Niño" es que la naturaleza reclama su espacio arrebatado por un desarrollo mal entendido donde la contaminación del suelo, aire y agua en el mundo moderno incide negativamente en países en vías de desarrollo como el nuestro, cuya situación se ve agravada por los niveles de pobreza que los peruanos debemos superar.
Es imprescindible que entendamos que estamos al frente de una grave situación a pesar de los esfuerzos desplegados por el actual gobierno.
Cuando la prevención y mitigación de daños no corresponde a planes trabajados con una adecuada anticipación se produce lo que estamos observando. Por ello es preciso que entendamos que los trabajos que desarrollemos mantengan la coherencia de los planes de mediano y largo plazo y no dejemos a las futuras generaciones de peruanos parte de la tarea que nos compete.
Consecuencias de la imprevisión ( Publicado en El Comercio el 01/03/1999)
...La diferencia entre los fenómenos de El Niño 83-84 y 97-98 es que el primero sorprendió al país sin mayor prevención ; mientras que en el segundo supimos con anticipación de su arribo, gracias a la información y estudios climáticos que dieron un tiempo para planificar la prevención. Un tercer punto es que el ordenamiento ambiental y legal presente coherencia y coadyuve a la toma de decisiones sobre las actividades a realizar , para distinguir con meridiana claridad una situación de emergencia.
En este orden de ideas, muchas localidades del país requieren ser reconstruidas o en su defecto trasladadas. Para ello es necesario que la decisión política sea sólidamente secundada por el componente técnico. Es de vital importancia la existencia de una política ambiental y un sistema que articule y no duplique esfuerzos. En la actualidad, las instituciones en las que se sustenta la ejecución de actividades de reconstrucción son los municipios, Indeci y Ceren. pero la burocracia municipal y sus escasos recursos humanos técnicos se suma, por un lado, la ineficacia del Indeci; y de otro, el prolongado tiempo que se toma el Ceren para ejecutar el programa de reconstrucción, lo que en su conjunto da la impresión que existe inacción por falta de capacidad de gasto.
Contraste en temperatura marina: Niño 1997-98 y Niño emergente 2015
Como indicador de la magnitud del fenómeno en progreso, se presenta registros comparables de los cambios en la temperatura
superficial del mar como anomalías entre el principal evento de "El Niño de 1997-1998" y el evento "El Niño emergente en 2015".
Hacemos votos para que la experiencia dejada por El Niño 2015-2016, sea otra historia...