La empresa peruana Minera
Centauro confirmó el hallazgo de oro y cobre en la comunidad campesina de
Quicay II, distrito de Bolívar, provincia de Cerro de Pasco, por
aproximadamente mil millones de toneladas de mineral, muy superiores al proyecto minero Conga en Cajamarca.
Esta empresa peruana ha
demostrado que se puede armonizar la explotación minera preservando la
biodiversidad de flora y fauna al haber convertido miles de toneladas de
desmontes y desechos mineros en extensos campos de vegetación y refugio de 300
especies de vegetales y animales.
Actualmente la fase de
exploración minera de Quicay II se encuentra al 40%, según indicó el presidente
del directorio Centauro, Ángel Álvarez.
El descubrimiento minero es uno
de los más importantes en la sierra central desde el descubrimiento de
Toromocho en Junín y se trata de un megaproyecto minero que, según cálculos,
podría demandar una inversión de entre 2 mil y 3 mil millones de dólares.
Minera Centauro inició las
exploraciones de este nuevo hallazgo minero Quicay II, después de concluir la
explotación de Quicay I entre el 2000 y 2011, que cerró con la extracción de
600 mil onzas de oro a tajo abierto, apenas a 80 metros de distancia de la
laguna Quicay y a 4,420 metros sobre el nivel del mar.
Álvarez explicó que Quicay II es
un depósito ciego que se extiende verticalmente desde una profundidad de 150
metros hasta casi un kilómetro, y sigue abierto a la exploración.
Actualmente, dijo, se han
perforado unos 32,000 metros, encontrando leyes de 0.2% a 0.5% de cobre.
Se informó que el 70% de los
trabajadores pertenece a las comunidades de las zonas aledañas al proyecto.
MINERÍA Y BIODIVERSIDAD
La gerente de exploraciones de
Centauro, Ing. Rodita Julca, señaló que con apenas 14 años de historia dedicada
a la exploración y explotación minera, Centauro respeta rigurosamente los más
exigentes estándares de calidad, seguridad y eficiencia en la preservación del
ecosistema y el desarrollo socio económico del país.
En la explotación de Quicay I,
situada a 80 metros de la laguna del mismo nombre, se logró la armoniosa
convivencia y equilibrio entre la actividad minera y la conservación del medio
ambiente y comunidades aledañas.
Los botaderos de desechos
minerales de esta mina han sido convertido en hermosos campos y mesetas de
vegetación para la actividad agrícola y ganadera a los largo de más de 110
hectáreas, habiéndose sembrado y cultivado sobre estos botaderos, papa, maca
entre otros tubérculos, con resultados asombrosos.