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lunes, 25 de mayo de 2020

Manejo de cuenca para afrontar el COVID-19

Perú, país andino y amazónico, ocupa el segundo lugar en América Latina con mas casos confirmados de COVID-19 por causas acumuladas en décadas, que la hacen altamente vulnerable a enfermedades infecciosas. Brasil ocupa el primer lugar, y ambos países cuentan con valiosa experiencia para mitigar la Pandemia en esta parte del planeta.
En 1991 se efectuó el Acuerdo Sanitario Perú-Brasil de lucha contra el cólera,con importantes logros que permitieron manejar con eficiencia esa epidemia en la cuenca Amazónica, la mas grande del planeta.

Necesario manejo de cuencas  

Como pude explicar - en ese entonces - a múltiples profesionales de la salud de Perú-Brasil que se dieron cita en la localidad de Iquitos (Perú), dentro del marco del Acuerdo Sanitario, resulta de vital importancia ejecutar acciones de contención y prevención de la enfermedad infecciosa tomando como unidad de gestión a la cuenca hidrográfica.
Al día de hoy 25 de Mayo del 2020, Brasil presenta 374.989  y Perú 123.979 casos confirmados de COVID-19 , ocupando el segundo y doceavo lugar respectivamente entre los países con mayor número de infectados del Planeta.
Ciudades amazónicas como Manaos (Brasil) e Iquitos (Perú) vienen soportando el azote del nuevo coronavirus por las causas conocidas que persisten en el tiempo y que trasladan a las comunidades dispersas de los ríos, entre los que se encuentran los tikunas y otras etnias en zona de frontera.
En el caso peruano, la mayor concentración de su población se ubican en su franja desértica costera, tal cual se aprecia en la imagen adjunta publicada por NASA donde se puede apreciar una mayor iluminación vista de noche a las ciudades mas densamente pobladas. Bajo un ecosistema de oasis, extensas zonas del territorio de la costa peruana se ven limitados al acceso y disponibilidad al agua, salvo el régimen de los ríos que descienden desde los andes formando los cincuenta y dos valles fluviales que atraviesan el desierto y descargan sus aguas al océano pacífico. La pérdida de cientos de miles de hectáreas bosques de protección en las cuencas altas , generaron distorsiones en los regímenes del agua en las cuencas bajas,haciendo vulnerable la costa y con ello afectando finalmente la salud de la población al mermar su sistema inmunológico. 
Casos COVID-19/Mayo 2020 en costa peruana- Imagen satelital :NASA
La primacía de la realidad en las cuencas, nos permite plantear estrategias de lucha contra el COVID-19 para fortalecer las cuencas altas donde actualmente se presenta el orden del 4% de casos confirmados , incorporar las fuerzas vivas de la localidades dispersas de las zonas de los ríos donde se ubica el 6% de casos confirmados y concentrar acciones integrales en las zonas calientes focalizadas en las cuencas bajas del centro y norte del país. 
Es en la costa peruana donde la lucha contra el enemigo invisible demandará esfuerzos de largo aliento, allí donde se focaliza el 90% de casos confirmados de COVID-19 al 24 de Mayo del 2020, lo cual bajo una visión prospectiva nos permitió explicar en diversos foros que la crisis ambiental y sanitaria forjada por la debilidad de la gobernanza y gobernabilidad en ese extremo para Perú y otros países de América Latina, afectaría la salud pública  y con ello pondría en grave riesgo la estabilidad económica y social en la región de las Américas. 

Factores preexistentes colaterales

Los países que adopten para la lucha contra el COVID-19 como unidad de gestión a la cuenca hidrográfica, no podrán soslayar a los factores preexistentes colaterales que son propias de cada país; para el caso peruano ya antes había mencionado el desborde social causado por la informalidad, el caótico servicio del transporte público, la aglomeración de individuos en mercados, bancos y otros centros de acopio; hacinamiento en viviendas,zonas de acumulación de toxinas y contaminantes, así como áreas altamente vulnerables a desastres naturales y de origen antropogénico.
No podría concluir sin hacer mención a un flagelo sistémico que penetra e inficiona a diversos países del Mundo y Latinoamérica, que es la corrupción y la impunidad, de los cuales se nutre el enemigo invisible para continuar generando muerte y destrucción en nuestras sociedades, por lo cual resulta sustantivo ralentizar su accionar para controlar y eliminar este y futuros virus que puedan impactar al Planeta de cara al futuro.