Una de las consecuencias
inmediatas del dinamismo mostrado por el sector minero en la última década ha
sido la generación de empleo. Según el Ministerio de Trabajo a julio de 2015,
la minería y las actividades vinculadas emplearon a más de 197.000 personas
(hace diez años eran alrededor de 70.000). “Esta cifra ha crecido cerca de 20%
en los últimos diez años”, afirma Alfredo Mendiola, catedrático de ESAN. No
obstante, pese a estos robustos números, en los dos últimos años la generación
de puestos de trabajo por parte del sector ha frenado en seco. “De acuerdo con
el Ministerio de Energía y Minas, en 2014 hubo una contracción del empleo
directo del sector de 6,3% respecto al año previo, tanto por la disminución del
empleo generado por los contratistas mineros (-5,83%) como por las compañías
conexas (-7,12%)”, dice Mendiola.
Los especialistas coinciden en
que el estancamiento de la demanda se debe la caída de los precios de los
metales y la paralización de los proyectos mineros. Sin embargo, en los
siguientes años la situación podría cambiar. Para Mario Cedrón, experto en
minería de la PUCP, de concretarse los más de US$60.000 millones de proyectos
mineros en cartera de aquí a 2021, se podrían generar unos 60.000 empleos
directos y casi medio millón de indirectos en el sector. “La demanda de la mano
de obra seguirá dos ritmos: el de la construcción de nuevos proyectos y el de
las nuevas operaciones. El primero es de carácter temporal pero elevado,
mientras que el segundo será de más largo plazo y tendrá directa relación con
el tamaño de la mina y las unidades mineras”, agrega Christian Navarro,
catedrático de posgrado de la UPC.
Puestos a la medida.
No obstante
la coyuntura, el sector tiene diversos requerimientos en lo que se refiere al
capital humano. Los geólogos son uno de los grupos de profesionales que
encabezan la lista. “Esto es debido a la poca oferta educativa y de calidad, y
a su escasez relativa en el mercado. Incluso muchos geólogos peruanos son
requeridos en el extranjero”, dice Alfredo Mendiola.
El sector aún necesita también
diversos tipos de ingenieros (especialmente los de minas). De hecho, según
Mario Cedrón, por cada ingeniero que labora en minería se requiere en promedio
de cuatro técnicos de mando medio y diez trabajadores calificados.
También existe espacio para
profesionales que no están tan ligados a la operación minera. “Dadas las
diferentes unidades mineras, es necesario contar con médicos especializados en
salud ocupacional. Se estima que se requieren aproximadamente cien por año.
Además, si se trata de seguridad y salud en el trabajo, se calcula que se
necesitan unos ochenta ingenieros de seguridad anualmente”, dice Christian
Navarro, de la UPC.
Los técnicos también son muy
solicitados. De acuerdo con Raúl Benavides Ganoza, presidente del Centro
Tecnológico Minero (Cetemin), los egresados de carreras técnicas, como la de
mantenimiento de equipo pesado, mantenimiento eléctrico e instrumental,
exploración de mineras, entre otras, son muy solicitados hoy por diversas
empresas.
La demanda del futuro.
Los
expertos coinciden en que la demanda de empleados se está sofisticando cada vez
más y que la preparación exigida por el sector sería cada vez más
especializada. “La creciente tendencia a innovar de la minería moderna está
cambiando los perfiles de los profesionales mineros para involucrarlos más en
gestión. Hoy es posible encontrar en una mina moderna a ingenieros
especializados en tecnología de la información y sistemas, electrónica,
mecánica, energía, mecatrónica, investigación de operaciones, etc.”, dice Tulio
Antezano, profesor de la Universidad de Ingeniería & Tecnología (UTEC).
En esta línea, Verónica
Valderrama, vicepresidenta de recursos humanos de la minera Goldfields, destaca
que se necesitarán profesionales muy especializados para la parte operativa,
como hidrogeólogos, geometalurgistas, ingenieros de recursos hídricos. “En la
actualidad son muy escasos este tipo de profesionales”, dice. De acuerdo con
los expertos, otras de las carreras que seguirán teniendo relevancia en el
sector son las de metalurgia, ingeniería civil e ingeniería eléctrica.
Para Raúl Benavides, de Cetemin,
en los años siguientes se requerirán profesionales y técnicos asociados a la
robótica y a la mecatrónica. “Se requerirán egresados de carreras que permitan
el trabajo a distancia”, señala. Christian Navarro también considera que,
además de requerir técnicos para la operación de equipos, también habrá una
demanda de técnicos que desarrollen relaciones con los pobladores y las
autoridades.
¿Y la capacitación?.
Al igual que
el empleo, la capacitación también ha sido afectada por el enfriamiento del
sector. No obstante, varias empresas del rubro siguen destinando recursos a
esta actividad. Existen algunos matices relevantes en este nuevo escenario.
“Las empresas mineras están cuidando mucho sus presupuestos en capacitación, ya
que es de conocimiento público que el sector no atraviesa por el mejor de los
momentos. De allí que la capacitación que genere optimización en operaciones y
control de costos tiene muchísimo más sentido actualmente”, dice Claudia
Muñoz-Nájar, directora de educación ejecutiva de la UTEC.
La Compañía de Minas Buenaventura
tiene programas de capacitación tanto para sus colaboradores como para otros
grupos de interés (como las universidades. “El Programa de Ingenieros en
Entrenamiento, por ejemplo, forma a jóvenes egresados de las especialidades de
minas, geología, relaciones comunitarias y medio ambiente para que durante un
año y medio trabajen con nosotros y puedan optar por alguna posición a futuro
dentro de la compañía. Como sabemos, la minería está atravesando por
dificultades en los procesos de reclutamiento y selección, y estos programas
nos dan la posibilidad de contrarrestar esta deficiencia”, indica Miguel Ángel
de la Flor, gerente de administración y recursos humanos de la minera.
Goldfields es otra empresa que
tampoco ha soltado el pedal de la capacitación. La minera lanzó este año dos
programas. El primero se llama Delta (Desarrollando tu Liderazgo y Talento). De
acuerdo con Verónica Valderrama, vicepresidenta de RR.HH. de la minera, esta
iniciativa permite conocer y analizar qué competencias de la compañía están
presentes en sus colaboradores con personas a cargo. Luego de ello se generan
planes de desarrollo para cerrar las brechas encontradas en estos empleados a
fin de aumentar su productividad y compromiso. El Programa de Consolidación de
Equipos es la otra iniciativa, la cual fomenta que los ejecutivos de la empresa
se conozcan y se reconozcan como equipo. “Debemos seguir colocando el foco en
la capacitación y el desarrollo de habilidades soft. como comunicación
asertiva, capacidad para influenciar, manejo ante situaciones adversas, entre
otras”, dice Valderrama.
Inversiones y aulas.
Las
inversiones juegan un papel vital para reactivar la demanda de trabajadores y
la capacitación en el sector minero. “Para retomar una tendencia positiva, se
requerirá salir de la actual coyuntura política y de conflictos sociales”, dice
Tulio Antezano de la UTEC. Ese, sin duda, será uno de los mayores desafíos del
presidente que elegirá el Perú el próximo año.
Al margen de las inversiones, en
el terreno educativo también existen varios retos. Los especialistas coinciden
en que para dinamizar la competitividad de la minería peruana se necesitarán
profesionales con la capacidad de innovar métodos, procesos e, incluso,
realizar cambios radicales en la industria producto de investigaciones
realizadas de la mano de las universidades.
“La calidad de la educación en el
país todavía tiene mucho por mejorar. Sobre la demanda en los próximos años,
probablemente varias carreras se sigan considerando, pero si las universidades
no fomentan la investigación, implementan laboratorios, instalan equipamiento
adecuado ni actualizan la malla curricular, no estarán en línea con las
exigencias del mercado”, asegura Miguel Ángel de la Flor, de Buenaventura.
Para Mario Cedrón, de la PUCP,
aumentar la productividad de los trabajadores y apostar por la más alta
tecnología son pasos claves para que el rubro minero peruano no se quede
rezagado a nivel internacional. “Si nos comparamos con países mineros
desarrollados, como Australia, Canadá o los EE.UU., nuestra productividad es
como la mitad. Nos sostenemos porque el inversionista minero tiene
necesariamente que ir a donde están los yacimientos”, dice el experto. Tal
parece que las aulas son uno de los terrenos más agrestes que debe superar el
sector.