Ante las recientes aseveraciones del Secretario general de la Organización de los Estados Americanos señor Luis Almagro, sobre la necesidad de "restablecer derechos de participación política de todos y evitar elecciones semi-democráticas en Perú;
presentamos el artículo " Las elecciones en Perú - Una farsa peligrosa" publicado por The Economist :
"Los aficionados al fútbol están familiarizados con ocasiones en que el árbitro cambia el curso del partido por error al expulsar jugadores y adjudicar un penal dudoso o dos. Los peruanos están descubriendo, para su desconcierto, que el árbitro pueda determinar quién gana en la política, también. El 10 de abril de 2016 van a ir a las urnas para elegir un nuevo presidente. Dos nombres, los de Julio Guzmán y César Acuña, no estarán en la cédula de votación, aunque las encuestas les asignaban casi una cuarta parte de los votos entre ellos. Sin embargo, apenas un mes antes de las elecciones y después de semanas de giros legales, la autoridad electoral les descalificó.
Julio Guzmán, que tuvo una buena oportunidad de llegar y ganar la probable segunda vuelta y convirtiéndose así en presidente, fue expulsado debido a que el pequeño partido que lo había adoptado cambió su procedimiento para la elección de su candidato sin informar a las autoridades electorales de antemano.
César Acuña fue expulsado por la entrega de un total de alrededor de $4.400 durante un par de paradas de campaña.
"La ley es la ley", fue repetida mecánicamente por muchos de los rivales de los dos hombres y los medios de comunicación en Perú. Bien, excepto que en este caso la ley es cuestionada, está siendo mal aplicada y, al parecer, no es la misma para todo el mundo.
La ley electoral ha sido desfigurada por las modificaciones frecuentes y detalle reguladora absurda. Nadie en el partido de Julio Guzmán se quejó de una violación de la democracia interna. La descalificación es un castigo muy desproporcionado y eleva un error administrativo menor por encima del derecho constitucional a participar en la política.
César Acuña fue víctima de una disposición aprobada solamente a mediados de enero que las barras de los candidatos encontraron haber entregado dinero o regalos.
Entonces surgieron los vídeos de Keiko Fujimori, durante mucho tiempo la principal candidata, en una competición de hip-hop organizado por el grupo de jóvenes de su partido en el que se les dio a los ganadores de premios alrededor de $ 90 cada uno. Frente a la perspectiva de una elección privada de toda credibilidad, los colores cambiaron de tono. La ley, al parecer, no es siempre la ley. Un tribunal electoral, en una sentencia de contrabando en 12:05 a.m. del Viernes Santo, decidió que la Sra Fujimori no debe ser descalificada. Se rechazó una alegación similar contra otro candidato. Pero la campaña de la señora Fujimori era, en cualquier caso injustamente dañada por las acciones del árbitro, ya que ella fue atribuida erróneamente a la exclusión del señor Guzmán.
Una advertencia para América Latina
Dado que la democracia se extendió en toda América Latina en la década de 1980, ninguno de los candidatos ha sido excluido tan cerca de una elección. Algunos peruanos atribuyen conspiración partidaria; otra visión indica que es ciega incompetencia. Cualquiera que sea la explicación, el ganador de las elecciones va a disfrutar más que la plena legitimidad. Eso es lamentable: incluso para los estándares latinoamericanos, los peruanos están a despecho de sus políticos satisfechos con su democracia.
Si el Perú va a seguir siendo una estrella del crecimiento en América Latina, necesita reformas que sólo un gobierno fuerte y creíble lo puede proporcionar. La preocupación es que pudiera surgir conflictos sociales y la ilegalidad en su lugar.
La eventual farsa electoral de Perú también tiene una advertencia más amplia para la región. Frente a la debilidad de los partidos políticos y el clientelismo, los países latinoamericanos tienden a responder con un exceso de regulación. Al igual que la burocracia que ahoga los negocios, esto no logra alcanzar su objetivo, ya que trae la ley en el descrédito y lleva a las personas a romper las reglas. Muchas de las democracias de la región necesitan reformas para restaurar la confianza del público en la política. La piedra de toque de éstos debe ser: cuanto más simple mejor..."
Respuesta del JNE peruano
De otro lado, el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE),Francisco Távara, rechazó las expresiones del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, quien
criticó el actual proceso de elecciones peruanas, indicando:
“En el Perú no puede hablarse de elecciones semidemocráticas
o de restablecer derechos de participación política sobre la base de
declaraciones carentes de objetividad de quienes suponen afectados sus
derechos”, expresó Francisco Távara en una carta enviada al jefe de la misión
de observación electoral de la OEA, Sergio Abreu.