Continuando en la línea que vengo expresando en diversos foros hace treinta años atrás y publicando en este espacio hace más de una década, en la cual registro hitos sobre el calentamiento global como causa del cambio climático, seguidamente presento sobre el particular un reporte del Informe IPCC - Climate Change 2021 escrito por Manuel Planelles que fuera publicada el día de ayer 8 de agosto en el diario El país de España:
Ya no se trata de algo más o
menos probable, sino de un hecho
"El último gran informe de situación del IPCC,
el panel de expertos vinculados a la ONU que lleva más de tres décadas sentando
las bases sobre el cambio climático, fulmina al negacionismo y considera como
algo “inequívoco” que la humanidad “ha calentado la atmósfera, el océano y la
tierra”, lo que ha generado “cambios generalizados y rápidos” en el planeta.
La
anterior edición de este estudio data de 2013 y desde entonces las evidencias
se han multiplicado, al igual que los artículos y análisis científicos que
muestran las consecuencias de una crisis que ya ha generado cambios en el clima
“sin precedentes” en los últimos miles de años y que en algunos casos serán
“irreversibles” durante siglos o milenios. Entre las consecuencias directas,
además de la subida de las temperaturas medias, figuran los fenómenos
meteorológicos extremos. Se trata de eventos similares a las olas de calor o
las lluvias torrenciales que se están viviendo en las últimas semanas por
distintas partes del globo y que ya han aumentado en intensidad y frecuencia
debido al calentamiento generado por el ser humano, según confirma el informe.
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La influencia humana en el cambio climático se ha fortalecido dese el AR5 (Informe de 2013). |
El estudio que se ha hecho
público este lunes es el del grupo de trabajo I del sexto informe de evaluación
del IPCC y en su elaboración han participado 234 expertos de 66 países. Los
científicos han revisado más de 14.000 artículos y referencias publicadas hasta
ahora para realizar su síntesis sobre los efectos físicos que ya ha tenido el
calentamiento y los posibles escenarios en función de los gases de efecto
invernadero que emita la humanidad en las próximas décadas.
Esos gases se liberan
fundamentalmente cuando se queman los combustibles fósiles para generar energía
y son los responsables del sobrecalentamiento del planeta. Desde la Revolución
Industrial las emisiones no han parado de crecer, llegando hoy a niveles
insólitos. Dos ejemplos: la concentración en la atmósfera del dióxido de
carbono (CO₂) —el principal de ellos— es la más alta a la que se ha llegado en
los dos últimos millones de años; las de metano y óxido nitroso —los otros dos
grandes precursores del calentamiento— no habían alcanzado unos niveles tan
altos en los últimos 800.000 años. Esto tiene una consecuencia clara: el
aumento de la temperatura media global está ya en 1,1 grados respecto a los
niveles preindustriales; y el ritmo de calentamiento planetario es tal que no
hay precedentes de un proceso similar en al menos los últimos 2.000 años,
apunta el informe del IPCC.
El estudio advierte de que el
incremento de la temperatura seguirá al menos hasta mediados de este siglo pase
lo que pase. A partir de 2050 las cosas se pueden poner realmente complicadas,
porque no se logrará que el nivel de calentamiento se quede entre los 1,5 y 2
grados "a menos que se produzcan reducciones profundas en las emisiones de CO₂
y otros gases de efecto invernadero en las próximas décadas”. En el peor
escenario, si no se actúa y las emisiones siguen creciendo al mismo ritmo que
hasta ahora, el informe estima que a finales de este siglo se llegaría a un
incremento de 4,4 grados, algo que multiplicaría también la intensidad y
frecuencia de los fenómenos extremos. Los científicos recuerdan que la última
vez en la que se llegó a un nivel de calentamiento por encima de los 2,5 grados
fue hace tres millones de años, cuando ni siquiera existía el ser humano.
El Acuerdo de París, firmado en 2015, fijó como
objetivo principal reducir las emisiones para que el aumento de la temperatura
global se quedara entre esos 1,5 y 2 grados. Y los informes del IPCC sirven
también para notificar a los gobernantes de los países sobre qué se debe hacer
para cumplir esos compromisos. Los expertos plantean varios escenarios de
emisiones durante este siglo. En todos se espera que la barrera de los 1,5
grados se supere en los próximos 20 años debido a los gases de efecto
invernadero que ha emitido hasta ahora la humanidad y que permanecen en la
atmósfera durante décadas. Pero Pep Canadell, director del Global Carbon Project y uno de los científicos
responsables del informe del IPCC, explica que la situación todavía no es
irreversible: en el escenario de emisiones más optimista aún se puede lograr
que el incremento de la temperatura a final de siglo se quede en 1,5 grados
aunque pueda haber una superación temporal de ese umbral en los próximos años.
Para quedarse en los 1,5 grados
hacen falta reducciones “rápidas, sostenidas y a gran escala”, como explica la
climatóloga argentina Carolina Vera, una de las vicepresidentas del grupo de
trabajo I del IPCC. Esas reducciones de las emisiones tardarían entre 20 y 30
años en tener efectos en las temperaturas globales. Pero el informe señala que
“los beneficios para la calidad del aire llegarían rápidamente”. Además de
reducir las emisiones, para cumplir con París se necesitará recurrir a la
captura del dióxido de carbono que ya hay en la atmósfera a través de sumideros
naturales, como los bosques, o soluciones tecnológicas, añade por su parte
Canadell. Eso sí, la captura a través de los sumideros naturales es limitada,
por lo que no puede ser la principal solución.
Cambio de paradigma
Desde que en 1990 se publicó el
primero de estos documentos de síntesis se han ido acumulando las evidencias y
los estudios sobre el calentamiento. Pero los informes finales del IPCC suelen
emplear un lenguaje conservador porque tienen que aprobarse por consenso entre
los representantes de los 195 países que participan en las negociaciones
climáticas ante la ONU. El equipo científico de este sexto informe presentó sus
resultados a los países a finales de julio y durante las dos últimas semanas se
ha estado negociando el texto final de 42 páginas presentado este lunes y en el
que se zanja el debate sobre la influencia del ser humano en el cambio
climático. En la redacción del informe de 2013 se dejaba una mínima ventana
abierta a la duda. Pero ocho años después se cierra definitivamente.
José Manuel Gutiérrez, director
del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y otro de los coordinadores del
informe, lo explica así: “El IPCC usa un lenguaje calibrado que tiene que ver
con probabilidades y con la evidencia disponible. Pero la influencia del ser
humano en el clima ya no encaja en ninguno de esos umbrales de probabilidad y
se considera que es un hecho probado que no tiene incertidumbre. La evidencia
es ya tan abrumadora que no hay duda científica. En este informe se emplea tal
rotundidad para no seguir con este debate; es un hecho y a partir de ahí vamos
a ver cómo afecta y potenciales soluciones”. Canadell considera que se trata de
“un cambio de paradigma”: “Hemos tirado por la ventana las posibilidades y las
probabilidades y se concluye que es un hecho que el calentamiento se debe a la
humanidad”.
Atribución de los fenómenos
extremos
El equipo científico del IPCC
lleva tres años trabajando en este informe. Pero la etapa final ha coincidido
con una concatenación de fenómenos meteorológicos extremos, como la tremenda
ola de calor de finales de junio en Canadá, las inundaciones en el centro de
Europa o en China de julio y los recientes incendios asociados al calor en la
cuenca del Mediterráneo. Precisamente, otra de las importantes novedades del
informe es la referida a estos eventos. El IPCC afirma rotundo: “El cambio
climático inducido por el hombre ya está afectando a muchos fenómenos
meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo. La
evidencia de los cambios observados en extremos como olas de calor, fuertes
precipitaciones, sequías y ciclones tropicales, y, en particular, su atribución
a la influencia humana se ha fortalecido desde el AR5 [el informe de 2013]”.
El texto apunta a que “es
prácticamente seguro que las olas de calor extremas se han vuelto más
frecuentes e intensas en la mayoría de las regiones terrestres desde la década
de 1950, mientras que los extremos fríos (incluidas las olas de frío) se han
vuelto menos frecuentes y menos graves, con una gran confianza en que el cambio
climático inducido por el hombre es el principal impulsor de estos cambios”.
Una situación similar se plantea para “la frecuencia y la intensidad de los
eventos de precipitaciones intensas”, que han aumentado “desde la década de
1950 en la mayor parte de la superficie terrestre” y de las que “el cambio
climático inducido por el hombre es probablemente el principal impulsor”.
Sergio Vicente-Serrano,
investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, del CSIC, y uno de los
autores del capítulo referido a los eventos extremos, señala que las evidencias
sobre esta vinculación “son mucho más robustas que en los informes anteriores”.
En 2013, por ejemplo, se apuntaba a la posibilidad de que aumentaran estos
fenómenos en virulencia y frecuencia debido a la energía que se estaba
acumulando en la atmósfera por el calentamiento. El gran paso que ha dado la
ciencia en los últimos años es el de la atribución de los fenómenos extremos
concretos al cambio climático inducido por el hombre, como ocurrió con la ola
de calor de Canadá. Se ha logrado, explica Canadell, por los avances
tecnológicos —por ejemplo, con computadoras más potentes capaces de manejar
muchos más datos— y por el aumento de estos fenómenos.
El informe concluye que existe
una “relación directa” entre el incremento de las temperaturas medias y la
multiplicación de los extremos cálidos, las fuertes precipitaciones, las
sequías agrícolas y ecológicas en algunas regiones, además del aumento de los
ciclones tropicales intensos y la disminución del hielo marino del Ártico y la
reducción de la capa de nieve y el permafrost. El texto avisa de que, por cada
medio grado de calentamiento global, se provocan “aumentos claramente perceptibles
en la intensidad y frecuencia de extremos cálidos, incluidas olas de calor (muy
probable) y fuertes precipitaciones (nivel de confianza alto), así como sequías
agrícolas y ecológicas en algunas regiones (nivel de confianza alto)”. Y se
advierte de que “habrá una ocurrencia creciente de algunos eventos extremos sin
precedentes en el registro de observación con el calentamiento”, incluso si se
logra cumplir la meta de los 1,5 grados.
Cambios irreversibles
El informe del IPCC recuerda que
muchos cambios motivados por las emisiones pasadas ya serán “irreversibles
durante siglos o milenios”, especialmente los que afectan a los océanos y las
capas de hielo. La investigadora Carolina Vera remacha que estos impactos “van
a continuar durante cientos o miles de años, pero se pueden ralentizar si se
reducen las emisiones”. Se espera, por ejemplo, que el nivel del mar siga
aumentando durante este siglo. Entre 1901 y 2018, el incremento fue de unos 20
centímetros. Y, tomando como referencia el nivel del periodo comprendido entre
1995 y 2014, para 2100 la subida podría ser de 40 centímetros en el escenario
de emisiones más optimista; en el más pesimista se duplicaría, hasta superar
los 80 centímetros. Esto contribuirá a que se den “inundaciones costeras más
frecuentes y graves en las zonas bajas y la erosión” de la costa. “Los eventos
extremos relacionados con el nivel del mar que antes ocurrían una vez cada 100
años podrían ocurrir cada año a finales de este siglo”, explica el IPCC.
Otro de los puntos críticos que se resaltan en
el informe es el Ártico, que se seguirá calentando más del doble de rápido que
la media del planeta. Esto “amplificaría aún más el deshielo del permafrost y
la pérdida de la capa de nieve estacional, el hielo terrestre y el hielo marino
del Ártico”. La previsión de los
científicos es que el Ártico “esté virtualmente libre de hielo marino en
septiembre, al menos una vez antes de 2050″, en todos los escenarios previstos
en el informe.
Reacciones
“El informe del IPCC de hoy es un
código rojo para la humanidad”, ha comentado este lunes António Guterres,
secretario general de la ONU, que aseguró que “la viabilidad de nuestras
sociedades” depende de la actuación de gobiernos, empresas y ciudadanos para
limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados. “Las alarmas son
ensordecedoras y la evidencia es irrefutable: las emisiones de gases de efecto
invernadero por la quema de combustibles fósiles y la deforestación están
asfixiando nuestro planeta y poniendo a miles de millones de personas en riesgo
inmediato. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la
Tierra, y muchos de los cambios se vuelven irreversibles”, ha afirmado el
portugués.
Desde EE UU, el presidente Joe
Biden se ha referido también a este trabajo de los científicos: “No podemos
esperar para afrontar la crisis climática. Los signos son inconfundibles. La
ciencia es innegable. Y el costo de la inacción sigue aumentando”, ha
manifestado el líder estadounidense en un tuit.
Por su parte, Alok Sharma,
presidente de la decisiva Cumbre Mundial del Clima que tendrá lugar el próximo
noviembre en Glasgow (COP26), ha recalcado que “la próxima década es decisiva”.
“La ciencia es clara, los impactos de la crisis climática pueden verse en todo
el mundo y si no actuamos ahora, seguiremos viendo cómo los peores efectos
impactan en las vidas, los medios de vida y los hábitats naturales”, ha
señalado.
También ha llamado a actuar la
vicepresidenta y ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera,
que ha pedido “intensificar los esfuerzos de adaptación al cambio climático”.
Como ha comentado, “las alteraciones del clima se suceden a un ritmo cada vez
más acelerado y la evidencia científica nos empuja a los gobiernos y al
conjunto de la sociedad mundial a acelerar el ritmo de transformación de
nuestro modelo de desarrollo y de nuestro sistema económico para hacer frente a
la gran amenaza que representa el cambio climático”.