En este espacio venimos advirtiendo la necesidad de contar con la aplicación de un programa de desarrollo sostenible por cuencas hidrográficas que articule la protección del medio ambiente a las demandas sociales y los intereses de los inversionistas.
Continuar desarrollando esfuerzos aislados trae como consecuencia los conflictos que se vienen presentando en el país, tomando como principal argumento el impacto de las actividades mineras en las cabeceras de las cuencas y la solicitación de puestos laborales.
Yanacocha y el problema del agua en Cajamarca constituye un claro ejemplo de lo que puede estar sucediéndose en forma de metástasis en las cuencas con tradición minera y más aún en las cuencas que recien ingresan a ser consideradas por los nuevos proyectos que se encuentran en cartera por ejecutarse en territorio nacional.
Yanacocha otorga 3,278 empleos directos y beneficia a más de 7 mil familias cajamarquinas a través de los servis.
Tiene previsto continuar realizando labores mineras en la cabecera de cuenca de la ciudad de Cajamarca hasta el año 2015, fecha en que iniciarán sus explotaciones en el proyecto Conga, para lo cual cuentan con la licencia respectiva para operar en la zona.
Pese a que la minera Yanacocha ejecutó su plan de negocios y programas de responsabilidad social empresarial ajustado a las normas y regulación del gobierno peruano, no podrá sustituirlo en la cobertura de atención básica que solicita la población asentada en la zona de influencia.
Cabe acotar que el Estado peruano -a través de sus diferentes niveles de gobierno- es el llamado a atender en sus solicitaciones básicas a poblaciones asentadas no solamente en zonas de influencia de proyectos mineros, sino en la totalidad de las cuencas del País.
Si a este hecho, se le agrega la inadecuada gestión del gasto público en términos de carencia de capacidad de gasto y desatención de las justas demandas de la población para no ver reducida su calidad de vida afectada por la actividad extractiva ; podremos entonces estar situándonos ante una situación de franca oposición de todo lo que signifique la industria minera en los espacios comunes por disputas sobre los diversos usos y en particular del recurso agua.
En la actualidad existe un debate con visos de violencia sobre los eventuales pasivos ambientales en cuatro lagunas impactando a la población asentadas en trentiún caseríos , con mayor incidencia en Sorochuco y Huasmín en la provincia de Celendín y la Encañada provincia de Cajamarca.
Se evidencia la carencia del programa de desarrollo sostenible por cuencas, al ver los impases subsistentes entre los inversionistas y la población, pese a que se cumplieron los protocolos establecidos por norma sectorial para dar pase a las actividades mineras en el proyecto Conga.
Javier Díaz Tacilia, dirigente del centro poblado de Combayo, señaló " que la actividad minera en la zona afecta a la cantidad del agua, pues algunas lagunas están por desaparecer y otras ya desaparecieron, esta situación se ha puesto de conocimiento a la empresa minera, pero no los escuchan", por ello iniciaron una protesta conjunta con varias comunidades.
Javier Díaz Tacilia, dirigente del centro poblado de Combayo, señaló " que la actividad minera en la zona afecta a la cantidad del agua, pues algunas lagunas están por desaparecer y otras ya desaparecieron, esta situación se ha puesto de conocimiento a la empresa minera, pero no los escuchan", por ello iniciaron una protesta conjunta con varias comunidades.
La demandas sociales generaron disturbios pues ocho equipos pesados usados para el movimientos de tierras, de propiedad de un contratista de la minera Yanacocha, así como una retro excavadora, fueron quemados por un grupo de manifestantes.
Esta actitud violentista es inadmisible desde cualquier punto de vista y debemos invocar a las partes para que expongan sus diferencias y lleguen a un acuerdo razonable y armónico producto del diálogo.
En este contexto, el Estado peruano no puede soslayar su responsabilidad y debe trabajar con la implementación del programa de desarrollo sostenible por cuencas antes que se produscan los conflictos sociales y no lamentar hechos previsible que pudieron ser oportunamente atendidos.
Esta actitud violentista es inadmisible desde cualquier punto de vista y debemos invocar a las partes para que expongan sus diferencias y lleguen a un acuerdo razonable y armónico producto del diálogo.
En este contexto, el Estado peruano no puede soslayar su responsabilidad y debe trabajar con la implementación del programa de desarrollo sostenible por cuencas antes que se produscan los conflictos sociales y no lamentar hechos previsible que pudieron ser oportunamente atendidos.