Este 7 de Julio del 2017, se desarrolló un encuentro nacional del agua que concluyó con una declaración en los siguientes términos :
"El
5, 6 y 7 de julio en la ciudad de Lima nos hemos reunido representantes de 18 regiones del Perú de comunidades,
organizaciones sociales, frentes de defensa, instituciones, académicos y
diversos colectivos que defendemos el agua de todos los peruanos y peruanas.
Estos
días han servido para compartir nuestras diferentes luchas y resistencias, y
proponer soluciones y acciones desde los pueblos en defensa de nuestras
diversas fuentes de agua: glaciares, páramos, lagunas alto andinas, acuíferos,
bosques amazónicos, entre otras.
En
este encuentro expresamos y sentimos la necesidad de decirle al país que el
agua no sale del caño, sino que hay que mirar río arriba. Debemos recordar que
hace apenas unos meses gran parte del territorio nacional fue declarado en
estrés hídrico por sequías, ausencia de lluvias.
La
gestión del agua ahora es injusta, inequitativa y beneficia a los grandes
grupos económicos (empresas). Criticamos al Estado por seguir otorgando
concesiones mineras, de hidrocarburos, hidroeléctricas, forestales que ponen en
peligro el suministro y la calidad del agua. El Estado debe cumplir con
sancionar a los que contaminan y destruyen las fuentes de agua, respetando los
derechos de todos los peruanos y peruanas, frente a la contaminación del agua
con minerales pesados, uso de agroquímicos, destrucción de bosques, etc.
Muchas
de las discusiones han girado en torno a la necesidad del cuidado de nuestras
cuencas y principalmente de las cabeceras, hoy en peligro permanente por
proyectos extractivos y de trasvases, principalmente para la agroexportación.
Todo ello pone en riesgo el agua que se utiliza para la agricultura de
subsistencia, así como para el agua potable de las ciudades.
El
escenario es complejo y diverso en cada uno de nuestros territorios; con
importantes logros en varios casos; resistencias que han logrado paralizar mega
proyectos que pretendían destruir nuestras fuentes de agua y que amenazaban los
territorios; pero al mismo tiempo se siguen presentando serias amenazas que
persisten y que se acrecientan.
Este
encuentro ratifica que el agua une a los pueblos, porque es nuestra fuente de
vida y un elemento fundamental de nuestra identidad y cultura, que se comparte
a lo largo de ríos, cuencas y diversos ecosistemas. Es importante todo lo hecho
hasta ahora por nuestras organizaciones en los territorios; sin embargo, es
necesario seguir avanzando para fortalecer las luchas de nuestros pueblos.
Se
nos plantean diversos retos y amenazas en la actualidad, desde los diversos
impactos por el cambio climático, el retroceso de los glaciares y los impactos
de distintas actividades extractivas, como la minería, la agroexportación, los
hidrocarburos, las actividades ilegales, las hidroeléctrica, como por ejemplo
en la cuenca del Marañón, entre otras.
Además,
desde el Estado se nos sigue ignorando; no nos consultan ni toman en cuenta las
demandas de las poblaciones y persisten en el mismo modelo depredador que
afecta los derechos de las poblaciones y de la Naturaleza. No somos los pueblos
los que buscamos estar en conflicto, sino es la imposición de proyectos
económicos y modos de vida que no nos deja otra opción que reaccionar,
defendernos y resistir.
Por
ello, necesitamos reforzar nuestros niveles de articulación y pensar en un plan
de acción que, definiendo prioridades nos permita trabajar y seguir avanzando
en cada uno de nuestros territorios. La lucha por el agua es técnica, legal,
política, organizativa y cultural, y es una lucha de todos y todas. Por eso es
importante reconocer el rol fundamental jugado por las mujeres en estas luchas
en cada uno de los rincones del país, dado que no solo disputan con el gran
poder empresarial que destruye sus ríos y tierras, sino que tienen que estar
batallando por ganar un espacio de representación dentro de sus propias
organizaciones.
Son
diversas las propuestas que se han planteado en estos días de trabajo: la
necesidad de subrayar cuantas veces sea necesario que el agua es un derecho
humano y un bien común que debe ser defendido; el objetivo de recuperar la
gestión comunal/colectiva de los territorios y de los bienes comunes, entre
ellos el agua; impulsar políticas de ordenamiento territorial desde abajo;
valorar los saberes locales y reconocer plenamente los derechos de los pueblos
indígenas, incluyendo el derecho de las comunidades campesinas a la consulta
previa, libre e informada y a decidir sobre su modelo de desarrollo; impedir la
privatización del agua, recuperar el derecho de la gestión colectiva del agua
desde las subcuencas; fortalecer las organizaciones de nuestras comunidades.
Proponemos
un modelo alternativo en el que los pueblos y comunidades decidamos sobre
nuestros modos de vida y podamos gestionar los bienes comunes. Al Estado le
exigimos que cese la criminalización de los defensores del agua; que se respete
plenamente el derecho a la consulta previa, libre e informada; que se trabajen
leyes que permitan de manera efectiva la protección de nuestros territorios y
las fuentes de agua para enfrentar las amenazas frente al cambio climático y
los modelos productivos depredadores. Que derogue el decreto legislativo Nº 1280 que busca privatizar las empresas de
agua a nivel nacional. Necesitamos un Estado que escuche y que esté con
nuestros pueblos.
Luego
de estos días de trabajo nos proponemos un plan de acción con las siguientes
acciones prioritarias:
A nuestras organizaciones
-
Fortalecer de manera efectiva nuestros niveles de articulación en plataformas
que de acuerdo a la realidad de cada territorio, desarrollen diversas acciones
a nivel local, regional y nacional. El encuentro de Lima apunta a generar un
proceso sostenido de coordinación e intercambio que será forjado, de abajo
hacia arriba, desde las comunidades, los pequeños productores, usuarios de
agua y diversos colectivos urbanos que
vienen trabajando en todo el país.
Nuestro compromiso es organizar los encuentros locales, regionales y
macroregionales de organizaciones y defensores del agua.
-
Para ello, proponemos replicar actividades de articulación a nivel de las
regiones y macroregiones, para llegar de manera efectiva a los territorios.
Este proceso reconoce el rol estelar de las comunidades y se define como un
proceso que se construye de abajo hacia arriba y en movilización permanente.
Por eso vemos como necesidad que el Encuentro Nacional se debe convocar cada
dos años para consolidarlo como un espacio sostenido de reflexión y toma de
decisión de acciones nacionales en defensa del agua.
-
Proponemos organizar una plataforma de información que permita un seguimiento a las diferentes acciones que
nuestras organizaciones vienen realizando por la defensa de sus fuentes de
agua. La base de datos de las diferentes organizaciones y redes nacionales es
un primer avance que debe potenciarse para permitir un seguimiento a los
diferentes conflictos vinculados al agua que se presentan en todo el país y
realizar una campaña nacional. Este debe ser el primer paso para la
conformación de un Observatorio Nacional del Agua.
- Se
conformará una red nacional de acción inmediata y protección para la protección
de defensores y defensoras del agua.
Frente al Estado
-Iniciar un diálogo nacional que impulse
una verdadera Autoridad Nacional del Agua que tenga una real autonomía y que
reduzca la dependencia actual y el control que ejercen los diferentes grupos
económicos y los sectores que precisamente han provocado una gestión caótica y
desigual del agua.
-Exigimos una política de salud que
proteja de manera efectiva a las poblaciones afectadas, castigando a los
responsables de la contaminación. La propuesta es que se detenga la
contaminación y que se compense a los afectados.
-Llamamos a nuestros representantes en el
Congreso y a las instituciones del Estado peruano a diseñar con las poblaciones
las políticas públicas necesarias que hagan efectivo el reconocimiento del agua
como derecho humano y que protejan las fuentes de agua y cabeceras de cuencas.
Se deben reconocer nuestros conocimientos ancestrales que son una herramienta
fundamental para una adecuada gestión del agua que además permite la actividad
de pequeños agricultores y asegura la canasta de alimentos del país (seguridad
alimentaria) de todos los peruanos y peruanas. Rechazamos la concentración de
aguas y tierras.
-Exigimos la derogatoria de la ley de
criminalización de la protesta social que persigue a nuestros defensores y
defensoras por el agua a nivel nacional.
-Nos comprometemos, los líderes y
lideresas en mejorar nuestra gestión territorial del agua. Estamos
comprometidos a participar en el ordenamiento territorial y exigimos al Estado
procesos participativos, justos, equitativos y con transparencia.
-Solicitamos que las Juntas de Usuarios
sean legitimadas por el pueblo y que la normatividad asegure una mayor
fiscalización de la ciudadanía y las prácticas democráticas para la elección de
representantes, rotativamente e inclusivamente. Criticamos la política
deforestación de la Amazonía, porque permite las lluvias presentes y futuras en
el resto del país.
Por
último, aprobamos la organización de la segunda Marcha Nacional por el Agua,
que tenga como plataforma la exigencia de participación y representación de las
comunidades y pequeños productores, colectivos urbanos, colectivos de mujeres,
jóvenes, en las decisiones sobre las políticas nacionales vinculadas a la
gestión del agua y el diseño de una nueva institucionalidad que realmente
responda a las necesidades de los pueblos y no de los poderosos y sus negocios
en el Perú".