Hoy viernes 06 de marzo del 2020 se reportó en Perú el
primer caso importado confirmado de coronavirus COVID-19 en un paciente
varón de 25 años de edad con antecedentes de haber estado en España, Francia y
República Checa. Este hecho se presenta 29 años después que en el año 1991 se
iniciara en Perú la primera epidemia de cólera de América Latina del siglo
pasado. La bacteria fue aislada por primera vez en forma simultánea en las ciudades
de la costa peruana: Chancay –Piura- Chimbote y diseminada en pocos meses a todo
el país por el factor humano y la falta de agua y saneamiento.
Expertos peruanos precisamos en diversos
foros la alta vulnerabilidad de ciudades que crecieron en forma desordenada,
haciendo que la presión demográfica incidiera en el acceso y disponibilidad de
algunos recursos estratégicos, particularmente el agua.
Quienes recorrimos las distintas cuencas del país en estas
últimas tres décadas, podemos afirmar que las brechas en pobreza, desigualdad,
vulnerabilidades y riesgos aumentaron en estas ciudades por un desarrollo mal
entendido.
Las políticas diseñadas e incumplidas por malos políticos - hoy requeridos
por la justicia - en los tres niveles de gestión del Estado peruano, para atender
a millones de seres humanos ubicados en el nivel de pobreza en términos
monetarios fueron el caldo de cultivo para incorporar a los pobres invisibles que
carecen de atención por los programas de lucha contra la pobreza; siendo ésta
la población que habría que atender preventivamente para que el COVID-19 no se
instale en forma endémica en el país.
Las brechas sociales crecieron en las últimas tres décadas constituyendo un factor de riesgo en salud pública |
Entender el impacto que tiene la pobreza multidimensional en salud pública,
es fundamental para atender escenarios frente a virus y bacterias patógenas, allí donde la resiliencia ecosistémica, seguridad
alimentaria y cadena trófica son extremadamente frágiles.