Una advertencia al mundo entero sobre la implementación de medidas de políticas públicas erradas constituyen los casos de Lima (Latinoamérica-Perú) y Madrid (Europa-España) que influyen en la continuación o en la nueva oleada de infecciones epidémicas por COVID-19.
Reacciones con estrictas cuarentenas
Perú, que al inicio de la
pandemia, a mediados de marzo, su gobierno reaccionó rápido y decretó una de
las cuarentenas más restrictivas en Latinoamérica; en tanto que al principio,
el gobierno español tardó en responder al coronavirus, pero posteriormente impuso
una de las cuarentenas más estrictas en Europa, llegando aplanar la curva y después comenzó a
flexibilizar las restricciones.
Actualmente, España tiene nuevamente el nivel más elevado de infección en Europa, la peor tasa de mortalidad del continente, y un repunte de casos en localidades como Madrid. En tanto en Perú - que nunca se llegó a aplanar la curva - pese a las disposiciones para usar cubrebocas y medidas de confinamiento dada por el Estado de emergencia fueron similares, ocupa los primeros lugares entre los países actualmente más afectados por COVID-19 en todo el mundo.
En el caso de Perú, las autoridades aplicaron erróneamente medidas que confunden urgencia-emergencia-catástrofe-desastre en escenarios megadiversos, las cuales causaron impacto inmediato, ampliando la crisis de la salud pública, a los campos social, político, económico y ambiental.
Con la aparición de la Pandemia, se levantaron voces interesadas pidiendo el estado de emergencia en todo el territorio nacional para lo que en estricto constituían urgencias en ecosistemas locales, diferenciándose de las verdaderas emergencias en áreas altamente vulnerables como en la cuenca baja del río Rímac donde se ubica la zona estratégica de Lima metropolitana y Callao. Hoy primero de setiembre, se cumplen ciento sesenta y nueve días del Estado de Emergencia en Perú, periodo en que se proyectó destinar entre el 9% y el 12% de su PBI para apoyar a las personas que hubieran perdido su empleo (o autoempleo) y a las empresas que se hubieran quedado sin ingresos por la ralentización de la economía y evitar que se rompa la cadena de pagos. Perú lideraba la lista regional de América Latina de mayor gasto fiscal frente a la pandemia con un nueve por ciento (9%) del PBI, en tanto que según proyecciones del Banco Mundial, Perú caería 12% y sería el país con mayor caída de PBI en Sudamérica este año 2020.
Actualmente, España tiene nuevamente el nivel más elevado de infección en Europa, la peor tasa de mortalidad del continente, y un repunte de casos en localidades como Madrid. En tanto en Perú - que nunca se llegó a aplanar la curva - pese a las disposiciones para usar cubrebocas y medidas de confinamiento dada por el Estado de emergencia fueron similares, ocupa los primeros lugares entre los países actualmente más afectados por COVID-19 en todo el mundo.
¿Qué sucedió?
En el caso de España, las autoridades regionales, que controlan las políticas sanitarias, calcularon erróneamente la llegada de una probable segunda oleada en otoño, y no implementaron medidas sanitarias adecuadas para cubrir las vacaciones.En el caso de Perú, las autoridades aplicaron erróneamente medidas que confunden urgencia-emergencia-catástrofe-desastre en escenarios megadiversos, las cuales causaron impacto inmediato, ampliando la crisis de la salud pública, a los campos social, político, económico y ambiental.
Emergencia que franquean paso a la corrupción en Perú
Faltan once meses para que el Perú conmemore su Bicentenario de Independencia, lapso en que vivió episodios históricos de corrupción sistémica, los cuales inficionaron a instituciones tutelares de la Nación, comprometiendo autoridades y funcionarios en los tres niveles de gestión: Nacional, Regional y local, muchos de los cuales purgaron condena efectiva y otros continúan en procesos judiciales.Con la aparición de la Pandemia, se levantaron voces interesadas pidiendo el estado de emergencia en todo el territorio nacional para lo que en estricto constituían urgencias en ecosistemas locales, diferenciándose de las verdaderas emergencias en áreas altamente vulnerables como en la cuenca baja del río Rímac donde se ubica la zona estratégica de Lima metropolitana y Callao. Hoy primero de setiembre, se cumplen ciento sesenta y nueve días del Estado de Emergencia en Perú, periodo en que se proyectó destinar entre el 9% y el 12% de su PBI para apoyar a las personas que hubieran perdido su empleo (o autoempleo) y a las empresas que se hubieran quedado sin ingresos por la ralentización de la economía y evitar que se rompa la cadena de pagos. Perú lideraba la lista regional de América Latina de mayor gasto fiscal frente a la pandemia con un nueve por ciento (9%) del PBI, en tanto que según proyecciones del Banco Mundial, Perú caería 12% y sería el país con mayor caída de PBI en Sudamérica este año 2020.
Incumplimiento e informalidad asumida por la sociedad
Haciendo un símil de la dinámica de incumplimiento asumida frente al COVID-19 por la sociedad española en cuanto al ruido provocado por el tema de vacaciones y turismo ; los problemas
preexistentes de la informalidad asumida por la sociedad peruana ayudan a entender por qué en Perú persiste el brote y explican por qué tiene la mayor
tasa de mortalidad entre los más afectados por la pandemia en el mundo.
Un factor que incrementa los efectos por acción u omisión de las medidas tomadas obedece al desarrollo mal entendido, con un crecimiento sustentado
en el marco de la informalidad multisistémica que no se limita a definirla como
toda empresa no constituida en sociedad y cuyos trabajadores no gozan de
beneficios laborales, sino que se amplía e incorpora aspectos educativos, sanitarios, económicos,
sociales y toda aquella actividad que se ejecuta bajo el radar de las leyes, por lo
que esa informalidad involucra su ejercicio independientemente del sector
público o privado en el que se desarrolla.
Informalidad sistémica que incide en persistencia del brote epidémico en Perú. |