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lunes, 5 de octubre de 2020

Estrés hídrico en Perú, causó el mayor impacto por COVID-19

Los principales indicadores que permiten comparar el grado de acatamiento de la cuarentena a nivel mundial señalan no sólo que el Perú no estuvo entre los países que mostraron menores niveles de disciplina social, más bien lo contrario. La disposición al acatamiento y al sacrificio de la población fue relativamente elevada. Si se quiere entender el porqué de la mala situación del país, tal vez se debería observar con más cuidado a otros componentes, como es el caso del estrés hídrico. El alto estrés hídrico en Perú, con especial énfasis en la costa desértica peruana, puso al país como uno de los mas afectados por el COVID-19 en el planeta. 

Una publicación de RPP desvirtúa el tema de la indisciplina frente a  la cuarentena impuesta a la población peruana en los siguientes términos :

Indicadores de desmovilización 

Mediante diversas fuentes e indicadores se observó la medida en la cual los peruanos tuvieron una conducta coherente con una cuarentena estricta.

Una encuesta de IEP , tomada en mayo del 2020, mostraba que el 75% de los peruanos consideraba que la principal razón por la que no se ha podido controlar la epidemia de la COVID-19 es “por los ciudadanos irresponsables que no cumplen con las disposiciones del gobierno”. Es decir, la inmensa mayoría de los peruanos considera que el contagio extendido de COVID-19 se debe a la baja disposición de la población para acatar las medidas de aislamiento social y de cuidado personal necesarias para reducir su propagación. Hay quienes explican esto en función a múltiples causas, entre las que se encuentran la alta informalidad, precarias condiciones de vida de gran parte de la población, la falta de educación o el sistema de valores de la población.

Dado que el impacto de la COVID-19 en el Perú ha estado entre los más fuertes del mundo se esperaría que el acatamiento de la cuarentena estaría entre los más bajos también.

Mediante diversas fuentes e indicadores se observó la medida en la cual los peruanos tuvieron una conducta coherente con una cuarentena estricta. Hemos encontrado que, a diferencia de lo que muchos creen, el acatamiento de la cuarentena en el Perú fue más respetado que en los países más exitosos de la región.

El primer indicador consiste en Google Community Mobility Report, el cual acopia datos respecto al desplazamiento de las personas con celulares con sistema Android. Para los primeros sesenta días de cuarentena, justamente cuando la epidemia se propagó con mayor rapidez, se puede observar que el Perú se encontró entre los países con mayor reducción de visitas a tiendas, supermercados, parques, estaciones de transporte y lugares de trabajo del mundo.   Se argumenta que estos reportes no son válidos para el Perú puesto que gran parte de la población no tiene acceso a smartphones, sin embargo, la penetración de smartphones en hogares a nivel nacional es 73.4% y en el caso de Lima, una de las ciudades más golpeadas por COVID-19 del mundo es 91.2%. En Lima la reducción en el desplazamiento en el periodo mencionado llego al 75.7%.

Otra fuente de información consiste en el reporte de Big Data del BBVA Research que recolecta información respecto a la conducta de gastos en el Perú. Al analizar el reporte se observó que la caída más abrupta en pagos con tarjeta en físico (-75%) fue en el caso peruano. También tuvo la caída más fuerte en retiros de dinero de cajeros automáticos, lo cual se halla fuertemente asociado a las actividades del sector informal, llegándose a una caída de 61%.

Otros indicadores de desmovilización se pueden obtener del Tablero de Impacto del Coronavirus del BID. El primer indicador llamativo consiste en el de intensidad de Congestión de Tráfico por país.   Esto nos señala la severa reducción en el uso de vehículos que se dio durante la cuarentena en Lima.

Otro indicador llamativo mostrado por el BID es el referente a disminución en la emisión de dióxido de nitrógeno. Este compuesto químico está asociado al uso de combustibles fósiles, es decir, su caída es un indicador de la disminución de uso de vehículos. Se acopió datos de 7 ciudades importantes de Latinoamérica, mostrándose que fue Lima en la cual se dio la caída más dramática en las emisiones.

Hay quienes podrían afirmar que datos de celulares y uso de vehículos no reflejan la conducta de la mayoría de los peruanos sino de los sectores más acomodados. En esta visión tendríamos sectores medios y altos con elevados niveles de acatamiento y sectores populares con bajísimos niveles. Pero esta visión no es coherente con los estudios de seroprevalencia en Lima que mostraron niveles de exposición a la COVID-19 sin diferencias significativas  entre diversas zonas de Lima independientemente del nivel económico.

Población sin acceso al agua potable

Para sustentar el tema del estrés hídrico y su influencia decisiva en el impacto del COVID-19 en el Perú, me apoyaré en una publicación titulada "Falta de agua en Lima : Análisis y soluciones" que tiene el sello de El Comercio, difundida antes del arribo a territorio peruano del COVID-19. 

En esta publicación que data de abril del 2019, se indica que 870 mil viviendas no cuentan con agua potable, lo que implica el orden de 2 millones seiscientos mil habitantes tienen estas limitaciones, especialmente en zonas críticas como es el caso de Lima, ciudad levantada sobre un desierto.

La escasez de agua en Lima se presentan básicamente en los cerros y en viviendas construidas informalmente. En estos lugares la población llega a pagar un precio elevado hasta ocho veces más que la población que cuenta con el servicio de agua en sus domicilios.

Otro componente que influye en la falta de agua es la poca cultura hídrica existente, que genera pérdidas de agua y el uso irracional de este recurso, pese a que por efectos del cambio climático, los deshielos de los glaciares ubicados en la zona central del país, que constituyen las fuentes que proporcionan agua a la ciudad de Lima pueden desaparecer antes del 2045. 

Necesario aumento en la capacidad de respuesta frente al COVID-19

La administración Vizcarra, indica que el país se encuentra preparada ante un eventual rebrote de la actual Pandemia, basándose en el estimado que como un 40% de la población peruana ya se contagió de COVID-19, por lo que el porcentaje de ciudadanos susceptibles a adquirir la enfermedad en el país sería menor al de otras naciones; particularmente discrepo respetuosamente de esta posición, pues la realidad de los hechos respecto a la dramática gestión del recurso agua y la existencia del alto estrés hídrico nos dicen todo lo contrario
En este sentido, se hace muy necesario difundir la cultura hídrica en el país, incorporando transversalmente valores inherentes al eficiente uso del agua, reuso , control de fugas, almacenamiento adecuado, ahorro, costo del agua (...) en los diferentes niveles de gestión de la administración del Estado y la sociedad civil. Asimismo, tender puentes para que el sector privado internalice la necesidad de sumar esfuerzos para mitigar la contaminación de las aguas que constituye un importante componente en el alto estrés hídrico que presenta el país, especialmente en la franja costera.
Los especialistas, ingenieros sanitarios y ambientales del Perú, indicamos con antelación las medidas que debieran adoptarse con el agua, incidiendo en los mejores hábitos de consumo, con énfasis en Lima, lo cual fue recogido en el año 2014 por una publicación de WWF bajo el título " Un frágil ciclo, agua energía y población en Lima", expresando su preocupación respecto al consumo y provisión de agua de la ciudad de Lima y principalmente los cambios en los ecosistemas naturales que la sustentan, es decir, la infraestructura verde que almacena, regula y provee el recurso, todo esto antes del arribo del COVID-19 al país, lo cual se mantiene en la agenda pendiente para incrementar la capacidad de respuesta del país frente al COVID-19.