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sábado, 3 de octubre de 2020

Estrés hídrico se incrementó en Perú con el COVID-19

El término estrés hídrico se usa cuando la demanda de agua es mayor que la cantidad de la que se dispone o cuando su utilización es restringida por la contaminación que reduce su calidad. Es conocido que en Perú, el acceso y disponibilidad al recurso agua ya era restringida en su costa desértica, alli donde se localiza la mayor cantidad de individuos.

Factores que inciden en elevar el estrés hídrico de referencia

El arribo de la pandemia COVID-19 al territorio peruano, fue una de las causas que contribuyeron a elevar el estrés hídrico. Perú ya se encontraba categorizado en un nivel de medio alto antes que la enfermedad infecciosa viral impacte dramáticamente al país, colocándolo con su paso en un nivel de alto estrés hídricoA los efectos del cambio climático y  la salvaje deforestación de bosques, se unen la presión demográfica y la contaminación de las fuentes de agua por efectos naturales y actividades antrópicas, principalmente de actividades industriales extractivas sin una adecuada gestión humana de los recursos hídricos. En este contexto, los pasivos ambientales constituyen un componente que no debe soslayarse en los programas de gobierno de cara a la próxima administración de gobierno a iniciarse en Julio del 2021.




Perú se adelantó en 20 años al pronóstico del WRI

Según un estudio de World Resources Institute (WRI),  aproximadamente la quinta parte de los países del mundo sufrirán problemas relacionados con el acceso al agua en 2040. 
Con las evidencias del caso, Perú se adelantó en veinte años a este pronóstico realizado por este prestigioso instituto de recursos mundiales.
El enfoque de cuencas como unidad de gestión, nos permite visualizar que los proyectos de transvase de las aguas para llevar el recurso agua al desierto costero, no fueron lo suficientemente adecuados para resolver los problemas de gestión generados para los diversos usos del agua. El tiempo nos dió la razón cuando indicábamos en diversos foros, que el cambio de la Ley general de aguas (DL N° 17752) a la Ley de Recursos Hídricos (Ley N° 29338) no sería suficiente para mejorar el manejo del agua si es que no se reforzaba la gobernanza, involucrando a los actores sociales en los procesos de cambio.
Así, la creación de MINAM,ANA,OEFA,SENACE ... no terminan por funcionar sistémicamente y la falta de interoperabilidad colocan en compartimentos estancos a los sectores público y privado, lo cual se traduce en una evidente falta de inversión en todo lo que se relacione al cada vez mas escaso recurso agua en la costa peruana, con especial énfasis en el área de saneamiento.