Bajo el título "Perú paga un alto precio por su modelo minero", Eva Usi escribe un interesante artículo para Deutsche Welle en los siguientes términos:
La minería es la principal fuente de conflictos sociales y
ambientales en el Perú, una actividad impulsada por la creciente demanda
mundial de metales preciosos necesarios para la fabricación de aparatos
electrónicos.
Perú es uno de los mayores productores de cobre y de oro del
mundo. Con los ingresos derivados de las exportaciones, el país andino podría
beneficiarse y destinar recursos al desarrollo y el combate a la pobreza, sin
embargo, los ingresos no son tan cuantiosos debido a las llamadas
"devoluciones fiscales”, contempladas en la Ley General a las Ventas
(IGV).
La caída de los precios de materias primas y las políticas
económicas implementadas durante la última década, han provocado un desplome en
la recaudación tributaria, dijeron expertos.
Un equipo de investigadores de la Universidad Humboldt, de
Berlín, se propuso investigar si, dada esta ecuación de costo y beneficio, le
conviene al país seguir apostando por la minería como actividad prioritaria o
diversificar su economía a largo plazo respaldando otras actividades
estratégicas como la agricultura. El resultado fue publicado en un estudio
titulado: "Alternativa de desarrollo en las regiones mineras de
Perú"."Tenemos unas 30 instituciones socias en Perú que
trabajan en el tema minero, y desde hace 15 a 20 años sólo escuchamos quejas.
Dicen que la minería los contamina, los desprestigia, los envenena, los expulsa
y se agrava la pobreza”, afirma Susanne Priess, asesora en minería y desarrollo
de la organización episcopal alemana Misereor.
Proyecto interdisciplinario
Misereor, junto con la ONG peruana "Red Muqui”,
apoyaron el proyecto interdisciplinario de investigación sobre el impacto
medioambiental y social en dos regiones. Por una parte, en la ampliación de una
mina de oro en la localidad de Cajamarca, en el norte del Perú. En la región
habitan unas 130.000 personas que compiten con la mina por recursos como el
agua potable.
También viajaron a la localidad de Junin, a unos 300
kilómetros de distancia de Lima, un valle en donde unos 500.000 habitantes
producen productos agrícolas para la capital. Ahí un proyecto minero compite
también por el agua del río Mantaro, una de las afluentes del río amazonas.
"Tuvimos muy distintas experiencias. En Junín, el
gobierno regional está muy comprometido con la actividad minera. Eso tiene como
resultado que el modelo de desarrollo esté cifrado por completo en esa
actividad. Una mitad de la población depende de la minería, mientras que la
otra mitad, trabaja y depende de la agricultura”, afirma el geógrafo Constantin
Bittner, que tomó parte en la investigación. El resultado es una constante
confrontación social que se ve agudizada por la postura de los gobiernos
regional y nacional.
"En Cajamarca, aunque existen los mismos conflictos
socio-ambientales, el gobierno regional utiliza su influencia para limitar la
actividad minera. Allí encontramos movimientos que buscan una regulación en la
minería, incluso con el cierre de regiones a la actividad minera. Son
iniciativas locales que, sin embargo, no son tomadas en cuenta a nivel
nacional”, explica Bittner.
Consecuencias regionales
Por su parte, el experto en Economía Internacional, Moritz Fichtl, destaca la importancia del ecosistema en Cajamarca. "Ahí la agresión de la actividad minera es enorme. Estamos hablando de minas de hasta 660 metros de profundidad. Ahí el nivel freático del agua cae, y la gente se queda sin agua”.
Fichtl recuerda que mientras que hay valiosos intentos por
parte del gobierno regional y de universidades locales que buscan proteger el
ecosistema, las empresas mineras niegan todo esto. "Uno se pregunta cuál
es el papel del Estado en algo que debería estudiarse a fondo”.
El experto recuerda que el ministerio del Medioambiente
existe apenas hace diez años, y que el gobierno alemán e instituciones como la
Sociedad para la Cooperación Internacional ayudaron a crear el Servicio
Nacional de Sanidad Agraria, que debería hacer los peritajes de la actividad
minera, pero está al frente alguien que viene del sector minero. "Si se
continúa con la actividad minera masiva sobre el territorio peruano, habrá
consecuencias que trascenderán las fronteras del Perú, afectando el ecosistema
del Amazonas y sus reservas de agua dulce”.
Grandes intereses por acceder a riqueza minera
Alemania, país pobre en metales preciosos, suscribió en 2012
un convenio minero con Perú y es el principal importador de las exportaciones
mineras del país andino. "Alemania importa bastante material mineral de
Perú; cobre, plata, zinc, plomo. El propósito de aquel convenio era garantizar
el acceso indiscriminado y barato a materias primas del Perú”, afirma Susanne
Friess.
La asesora en minería y desarrollo de Misereor destaca que
el interés sigue siendo grande en la industria alemana. "La Confederación
de la Industria Alemana (BDI) acaba de publicar su visión sobre cómo acceder y
cómo asegurar el abastecimiento de materias primas en los próximos años. Ellos
prevén que el consumo va a subir mucho más por la transformación de la matriz
energética y el cambio en el esquema de movilidad”.
La experta añade que son los peruanos los que pagan el
precio del consumo de países industrializados."Necesitamos sus materias
primas y nos beneficiamos de una política minera, en el Perú, que nos favorece
a nosotros, los consumidores alemanes”.
Por su parte, Javier Jahncke Benavente, secretario ejecutivo
de la Red Muqui, apunta a que el estudio realizado por los investigadores
alemanes no sólo plantea cuestiones sobre la política minera en el Perú, sino
sobre el modelo de desarrollo. "Los precios invisibles de nuestro estilo
de vida”, dice.
"Nos estamos conectando con grupos en Alemania que
hablan sobre decrecimiento, sobre un modelo alternativo en el futuro, no sólo
en Perú sino en países industrializados como Alemania. Este estudio nos hace
ver de manera directa el alto precio que paga Perú por este modelo. Y está
claro quien se beneficia”.