Ante las consultas que nos hicieran llegar respecto a la dimensión política que eventualmente podrían interferir en cerrar adecuadamente los proyectos mineros en Perú, generando una ola de desconfianza por el ruido político causado; corremos traslado la respuesta a una publicación hecha el 30 de Noviembre del 2013 por The economist , que de su lectura por si sola se explica.
La difusión de la información en el país fue hecha por los diarios El Comercio y Gestión, referidas a la edición impresa de Las Américas, en los siguientes términos:
"¿Por qué había hasta 10 patrulleros y una docena de policías protegiendo la vivienda de un criminal condenado? Esa es una pregunta a la cual el presidente del Perú,hasta ahora no ha podido darle una respuesta coherente. Y es una interrogante que amenaza con dañar aún más la deteriorada reputación de Humala.
El criminal en cuestión es Óscar López Meneses, quien recibió una sentencia de cárcel (suspendida) por colaborar con la gran red de espionaje, extorsión y malversación en los noventa de Vladimiro Montesinos, jefe de inteligencia del gobierno autoritario de Alberto Fujimori.
Montesinos ahora cumple una sentencia de 25 años en prisión. Cuando un programa de televisión reveló los lazos entre López y la policía a inicios de este mes, el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza renunció a su cargo y siete policías fueron retirados de sus funciones.
El escándalo ha ocurrido incómodamente cerca de Humala, un exoficial militar. Según varios expertos en seguridad en Lima, Pedraza era en gran parte una figura decorativa.
El ministerio, en la práctica, era manejado por Adrián Villafuerte, un coronel retirado que sirvió en las Fuerzas Armadas y fue asesor de seguridad. Villafuerte también fue despedido este mes, pese a que negó cualquier vínculo con López.
El presidente ha anunciado una investigación a los “policías corruptos”, a quienes culpa de haber protegido a López. El asunto ha encendido la postura de la oposición, que afirma que, al igual que Fujimori (encarcelado por violación a los derechos humanos), su administración tiene un servicio de inteligencia paralelo para fines políticos.
Algunos peruanos creen que el mismo presidente tiene lazos con Montesinos. Cuando era teniente-coronel en el 2000, Humala armó una rebelión muy extraña, que distrajo la atención nacional justamente cuando el exasesor de inteligencia huyó secretamente del país en un yate. Sin embargo, algunas facciones de la oposición también parecen haber tenido trato con López.
Adicionalmente, el escándalo ha servido para recordar a los peruanos del mal desempeño del gobierno en su combate contra la delincuencia, que es su principal preocupación según las encuestas.
Pese a que Humala ha pedido hacer de este tema una prioridad, la criminalidad ha crecido sostenidamente durante su mandato.
Más de 40% de peruanos reportaron haber sido víctima de los delincuentes en el primer semestre del año, según el instituto local de estadística. El crimen se elevó 25% este año, llegando a un nivel récord. Tres cuartos de los encuestados por Ipsos dijeron que no confían en la Policía (y el Poder Judicial tiene una percepción aún peor).
En octubre, Humala nombró un nuevo jefe de gabinete,César Villanueva, quien dice que su principal labor será mejorar la seguridad.
Hacer esto tiene que empezar con una reforma radical de la policía, que se intentó por última vez hace una década.
Pero, ¿Humala dejará que Villanueva haga el trabajo? El presidente tiene crédito por haber dejado intactas las exitosas políticas de libre mercado de sus predecesores. Pero, debido a sus fallas en política y seguridad, su nivel de aprobación ha caído a 27% según Ipsos.
Perú es un país muy difícil de gobernar, pero confiar en un círculo de asesores no ha facilitado en nada la labor de Humala."
"¿Por qué había hasta 10 patrulleros y una docena de policías protegiendo la vivienda de un criminal condenado? Esa es una pregunta a la cual el presidente del Perú,hasta ahora no ha podido darle una respuesta coherente. Y es una interrogante que amenaza con dañar aún más la deteriorada reputación de Humala.
El criminal en cuestión es Óscar López Meneses, quien recibió una sentencia de cárcel (suspendida) por colaborar con la gran red de espionaje, extorsión y malversación en los noventa de Vladimiro Montesinos, jefe de inteligencia del gobierno autoritario de Alberto Fujimori.
Montesinos ahora cumple una sentencia de 25 años en prisión. Cuando un programa de televisión reveló los lazos entre López y la policía a inicios de este mes, el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza renunció a su cargo y siete policías fueron retirados de sus funciones.
El escándalo ha ocurrido incómodamente cerca de Humala, un exoficial militar. Según varios expertos en seguridad en Lima, Pedraza era en gran parte una figura decorativa.
El ministerio, en la práctica, era manejado por Adrián Villafuerte, un coronel retirado que sirvió en las Fuerzas Armadas y fue asesor de seguridad. Villafuerte también fue despedido este mes, pese a que negó cualquier vínculo con López.
El presidente ha anunciado una investigación a los “policías corruptos”, a quienes culpa de haber protegido a López. El asunto ha encendido la postura de la oposición, que afirma que, al igual que Fujimori (encarcelado por violación a los derechos humanos), su administración tiene un servicio de inteligencia paralelo para fines políticos.
Algunos peruanos creen que el mismo presidente tiene lazos con Montesinos. Cuando era teniente-coronel en el 2000, Humala armó una rebelión muy extraña, que distrajo la atención nacional justamente cuando el exasesor de inteligencia huyó secretamente del país en un yate. Sin embargo, algunas facciones de la oposición también parecen haber tenido trato con López.
Adicionalmente, el escándalo ha servido para recordar a los peruanos del mal desempeño del gobierno en su combate contra la delincuencia, que es su principal preocupación según las encuestas.
Pese a que Humala ha pedido hacer de este tema una prioridad, la criminalidad ha crecido sostenidamente durante su mandato.
Más de 40% de peruanos reportaron haber sido víctima de los delincuentes en el primer semestre del año, según el instituto local de estadística. El crimen se elevó 25% este año, llegando a un nivel récord. Tres cuartos de los encuestados por Ipsos dijeron que no confían en la Policía (y el Poder Judicial tiene una percepción aún peor).
En octubre, Humala nombró un nuevo jefe de gabinete,César Villanueva, quien dice que su principal labor será mejorar la seguridad.
Hacer esto tiene que empezar con una reforma radical de la policía, que se intentó por última vez hace una década.
Pero, ¿Humala dejará que Villanueva haga el trabajo? El presidente tiene crédito por haber dejado intactas las exitosas políticas de libre mercado de sus predecesores. Pero, debido a sus fallas en política y seguridad, su nivel de aprobación ha caído a 27% según Ipsos.
Perú es un país muy difícil de gobernar, pero confiar en un círculo de asesores no ha facilitado en nada la labor de Humala."