Los efectos de la minería ilegal en la Amazonía peruana se han visto muchas veces con la ayuda de las imágenes satelitales, pero esta es la primera vez que un equipo de investigadores utiliza esta tecnología para analizar los efectos de esta actividad ilícita en las aguas de los ríos de la cuenca del Madre de Dios.
Científicos de la Universidad de Dartmouth, en Estados Unidos, se dieron el trabajo de revisar 15 500 muestras que corresponden a 3200
imágenes captadas por el satélite LandSat de la Administración Nacional de Aeronáutica Espacial (NASA), con el fin de evaluar las variaciones que se han presentado en estos ríos desde 1984 hasta el 2018.
Evan Dethiera, Shannon Sartaina y David Lutz son los tres científicos que revisaron estas imágenes y determinaron cuáles han sido los
efectos ocasionados por la minería artesanal e ilegal en 35 sectores de las cuencas de los ríos Inambari, Malinowski, Tambopata, Colorado, Caychihua,Nusihiscato, Manu y Madre de Dios.
“Estuve observando ríos de todo el mundo para descubrir cómo habían cambiado en estas tres décadas y me di cuenta de que los ríos de Madre
de Dios, en Perú, eran los que presentaban las mayores variaciones”, explica Dethiera a Mongabay Latam.
Tres décadas de cambios
La investigación determinó que existen impactos
significativos en los ríos como resultado de la extracción de oro a escala
artesanal e ilegal. Esto se debe a que los sedimentos se desplazan con mayor
rapidez por las zonas que han quedado deforestadas en las riberas de los ríos
como consecuencia de la actividad minera.
Las observaciones del equipo de la Universidad de Dartmouth
determinaron que estas concentraciones de sedimentos suspendidos en los ríos
superan hasta diez veces los valores normales, ocasionando impactos negativos
de largo plazo en la biodiversidad acuática, principalmente en los peces.
Dethiera explica que normalmente los ríos arrastran mayor
cantidad de sedimentos durante la temporada de lluvias y que las aguas se
presentan más claras en la temporada seca. Sin embargo, en la zona afectada por
la minería artesanal e ilegal de Madre de Dios ocurre lo contrario.
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Efecto en cadena : sedimentos suspendidos que afectan oxigeno disuelto en agua e impacta la biodiversidad. |
La extracción de oro en Madre de Dios se realiza durante la
estación seca, debido a que la maquinaria pesada no puede utilizarse durante la
época de lluvias. El resultado es una reversión de los ciclos naturales,
volviendo fangosas las aguas claras e interrumpiendo la actividad hidrológica
de los ecosistemas ribereños, indica el estudio publicado en la revista
científica PNAS.
“El agua turbia por los sedimentos afecta a los peces,
principalmente a los bagres migratorios que viajan para alimentarse y al no
encontrar el agua clara no pueden ubicar su alimento”, menciona David Lutz, del
programa de Estudios Ambientales de la Universidad de Dartmouth.
El científico explica que estos cambios no solo afectan a
los peces, sino también a otras especies como los delfines de río y las
nutrias, entre otros. Lutz agrega que recolectar la información de los ríos en
Madre de Dios es muy difícil tomando en cuenta que muchos de ellos atraviesan
zonas remotas, por lo tanto, toma mucho tiempo y esfuerzo llegar hasta cada
zona para recoger las muestras.
“Se habían hecho muchos estudios sobre deforestación causada
por la minería, pero no se habían estudiado los impactos de esta actividad en
el agua. Este estudio es realmente nuevo y nos ofrece una gran fotografía de lo
que ha pasado en estas tres décadas”, agrega Lutz.
Una nueva forma de ver los impactos de la minería
La investigación se realizó en 32 zonas de los ríos antes
mencionados, 18 de estos lugares se encontraban cerca de las áreas de
extracción de oro, mientras que las otras 14 corresponden a lugares donde no se
realiza minería.
En el análisis se determinó que 16 de los 18 lugares
elegidos donde existe minería ilegal resultaron afectados con niveles altos de
estos sedimentos. En cuanto a los otros 14 en los que no se realiza minería,
solo cinco de ellos no fueron afectados, el resto tenía algún nivel de
contaminación.
Un ejemplo de lo que sucede en estos ríos se observa en dos
lugares específicos: Caychihua y Colorado, que presentan aumento de los
sedimentos en las estaciones secas y húmedas. Ambos ríos están directamente
relacionados con Huepetuhe y, por lo tanto, han sido influenciados por la
minería artesanal e ilegal durante los 34 años de estudio.
“Los cambios en los ríos son inmediatos tras la actividad
minera. Sin embargo, las imágenes demuestran variaciones altas en la década de
los ochenta. Luego hay un salto hasta mediados de la década de los noventa y
otro hasta los años 2000”, menciona Lutz sobre cómo se han ido presentando los
efectos de la extracción de oro en esa zona.
Francisco Román, investigador del Consorcio para el
Desarrollo Sostenible de la Ecorregión Andina (Condesan), explica que a
diferencia de las investigaciones que se han hecho hasta ahora tomando muestras
de campo y analizándolas en laboratorio, este estudio permite evaluar la
reflectancia del color de los ríos a través de las imágenes satelitales y
cuantificar los sedimentos suspendidos en el agua.
El método —dice Román— permite ir hacia atrás en el tiempo
para tener valores referenciales de una época anterior con menor actividad
minera que permita comparar los resultados actuales.
“Se trata de una metodología novedosa, sencilla, de bajo
costo, que abre la puerta a un monitoreo de largo plazo y que permite comparar
series de tiempo importantes en relación a disturbios naturales, antrópicos, o
hitos importantes de la historia ecológica o socioeconómica, como en este caso
la minería”, precisa Román, quien también es asesor del Centro de Innovación
Científica Amazónica (Cincia).
El científico explica que el aumento en la cantidad de
sedimentos en los ríos tiene una serie de consecuencias. Una de ellas es la
disminución de la cantidad de oxígeno disuelto que afecta y reduce la
biodiversidad acuática. El otro está relacionado al mercurio que, pese a no ser
soluble en el agua, se puede transportar a otras zonas más alejadas a través
del sedimento que queda suspendido en los ríos.
La presencia del mercurio
La investigación también ofrece una visión de lo que puede
estar sucediendo con el mercurio que se utiliza en el proceso de obtención de
oro por la minería ilegal. En las imágenes vistas desde el aire se observan las
grandes lagunas verdosas dentro de las zonas donde se realiza esa actividad.
Aunque a través de esta investigación no se puede definir la
cantidad de mercurio que ingresa a los ríos junto con los sedimentos, queda
claro que el aumento de los depósitos de barro significa un incremento en el
nivel de mercurio que llega con estos restos.
“Los niveles de mercurio es mayor y más tóxico en los ríos”,
agrega Dethiera, quien lamenta que los desechos del proceso de extracción de
oro termine en los ríos, afectando a las personas que dependen directamente de
ellos.
El mercurio y otros contaminantes permanecen fuertemente
asociados con sedimentos de grano fino, señala el informe. Sin embargo —precisa
la investigación—, la dinámica del ciclo del mercurio en los sistemas fluviales
es compleja.
Según los hallazgos de los investigadores, la contaminación
por mercurio probablemente proviene tanto de fuentes directas como del proceso
de amalgamación y su asociación posterior con sedimentos finos. Esto termina
directamente en el tejido celular de los peces donde se acumula rápida e
irreversiblemente.
“Similar a la deforestación que se realiza para los campos
agrícolas en otras partes de la Amazonía, estas operaciones mineras están
destruyendo rápidamente la selva tropical prístina. Sin embargo, hemos
descubierto que la extracción de oro tiene un impacto mucho mayor en la calidad
del agua de los ríos que la deforestación para la agricultura, debido a
presencia de sedimentos en los ríos y al uso de mercurio en el proceso de
extracción”, señala Dethiera.
Lutz agrega que en muchos lugares la destrucción ha sido muy
rápida y que, lamentablemente, por ahora existe una tendencia a que esta
minería continúe expandiéndose.
El científico asegura que estos efectos permanecerán por
tiempos muy largos en los ríos, produciendo grandes cambios en los cursos de
agua. “Los cambios se están observando en muchas especies, así como en el
paisaje. La tecnología ahora hace posible que veamos qué está pasando con la
minería y sabemos que sus consecuencias van a durar mucho tiempo”.
Para Sidney Novoa, director de SIG y Tecnología en
Conservación Amazónica (ACCA), lo más valioso de la investigación han sido sus
hallazgos de la persistencia y tendencia al aumento de los valores de los
sedimentos —turbidez y contaminación del agua— en la mayoría de las zonas
estudiadas. “Es una de las primeras veces que se muestra el efecto de la
minería ilegal en el incremento de sedimentos sólidos en suspensión en una
serie de tiempo de 34 años”.
Novoa también sostiene que a través de las imágenes
satelitales se podría evaluar qué está pasando con todas las áreas abandonadas
por la minería, así como con los espacios donde se han establecido iniciativas
de recuperación. “El estado peruano está haciendo grandes esfuerzos por
controlar este problema en la región, y ahora necesita de la mejor ciencia
disponible en el país para proponer las mejores medidas de remediación de las
zonas afectadas”.