Como es ya sabido, Perú como país megadiverso, viene siendo afectado por efectos del cambio climático y externalidades de origen antrópico, ya que la inadecuada gestión de sus recursos naturales produjo el nivel de contaminación que hoy en día la Pandemia por COVID-19 evidenció al situarlo como el país con la más alta mortalidad per cápita por millón de habitantes en el mundo.
Necesidad de infraestructura resiliente
Una de las acciones necesarias tras la eventual probable declaratoria de emergencia climática y ambiental es invertir en infraestructura resiliente, que permita poder contar con una capacidad operativa en las zonas urbanas adaptable a la realidad que viene sufriendo el país de los incas. A modo de ejemplo, citaré el caso de la autonomía de abastecimiento de agua a las ciudades del país, como es el caso de Lima y Callao.
La cuenca del río Rímac, la más estudiada del país, es la fuente que abastece de agua a la capital de la República, que en la época de avenidas, cuenta con episodios de turbiedad trasladando en sus aguas gran cantidad de sólidos en suspensión, obligando a su planta de tratamiento de agua potable adoptar medidas para garantizar la continuidad del servicio y eliminar posibles interrupciones del suministro de agua a la ciudad.
Estado de situación y caudal del río Rímac al 15 de Noviembre del 2021 |
Es así que la limpieza del cause para evitar posibles inundaciones no resultan siendo suficientes si es que de evitar restricciones de agua para consumo humano se refiere a los diferentes distritos que conforman Lima metropolitana y el callao.
En tal sentido, se hace altamente recomendable ejecutar medidas inmediatas en el manejo y gestión de las aguas superficiales y subterráneas, que incorporen infraestructura resiliente garantizando el recurso hídrico para diversos usos en la ciudad capital y ciudades inidentificadas como altamente vulnerables a los efectos del cambio climático en el resto del país.