Las inversiones verdes vienen posicionándose con una mayor dinámica y conquistan mercados financieros del planeta. En el año 2020 se alcanzó un nuevo record al invertirse más de trescientos mil millones de dólares en empresas y proyectos verdes. Los inversores no solo buscan mayor rentabilidad, también desean que el mundo sea un mejor lugar para vivir.
Es así que esta dinámica se traslada al financiamiento para la sostenibilidad ambiental, adaptación ante el cambio climático, energía renovable, investigación, desarrollo e innovación tecnológica, eficiencia energética y reducción de carbono mediante electro movilidad.
En este contexto, para los últimos tres años las inversiones en activos sostenibles se cuadriplicaron en Europa y se vienen activando las políticas ambientales en países de la región de las Américas y el caribe.
El caso peruano
La crisis ambiental acumulada en Perú , que se agudizó por la pandemia del COVID-19 y eventos naturales causantes de inundaciones, sequías, incendios forestales y sismos; no resultan tan dañinas a la inversión verde como las causas antropogénicas, focalizadas con la recurrente crisis política en el país de los incas, que se deriva en incertidumbre e inestabilidad sobre diversos frentes.
Perú cuenta con un enorme potencial para aplicar a las inversiones verdes existentes , sin embargo al contar con su economía ralentizada por la falta de planificación, alta rotación de funcionarios públicos, carencia de proyectos sostenibles, entre otros; limitan sus opciones.